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El padre Edwing Román fue perseguido por la dictadura Ortega Murillo por prestar auxilio a los manifestantes de 2018. LA PRENSA/ ARCHIVO/ ÓSCAR NAVARRETE

Padre Edwing Román: “La dictadura se ha sobrepasado con la iglesia católica y no miden las consecuencias”

El sacerdote exiliado afirma, en entrevista con DOMINGO, que el régimen Ortega Murillo ataca conscientemente a la iglesia y que, a pesar de la represión actual, no hay que olvidar a los presos políticos

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Al padre Edwing Román todavía le duele haber salido de Nicaragua al exilio, en agosto, de 2021, y dejar de ser el párroco de la parroquia San Miguel de Masaya.

Román, de 62 años de edad, sobrino nieto del general Sandino, se destacó en 2018 por acompañar, durante la represión del régimen Ortega Murillo, al pueblo que se levantó en protestas cívicas en la ciudad de Masaya.

En entrevista con la Revista DOMINGO, el sacerdote lamenta que la dictadura ataque a la iglesia hasta encarcelando y acusando a sacerdotes sin convencer a la sociedad de que sean realmente quebrantadores de la ley.

El sacerdote también habla sobre las iglesias evangélicas, los presos políticos y la comunidad internacional, de la cual dice que es “cómplice” de Daniel Ortega de alguna manera.

Dos sacerdotes están encarcelados y enjuiciados, ¿cómo ha visto esa situación?

En ambos casos se revela una trama que al final no lograron convencer a la sociedad, ni desprestigiar a los sacerdotes. Es parte del hostigamiento que la dictadura mantiene en contra de la iglesia católica. Este régimen es experto en las mentiras, en calumnias y utiliza todos sus aparatos represivos, compra de conciencias y de otros actores para armar una causa, contra los que ellos llaman sus enemigos. En este caso, han arremetido en contra de la iglesia por su misión de predicar el evangelio y de justicia social. Estos sacerdotes son amados en sus parroquias y, como buenos pastores, les predican y les alimentan espiritualmente con la Palabra de Dios.

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¿Qué cree que busca la dictadura con estos ataques a la iglesia?

Trata de atemorizar y silenciar. Se olvidan que la iglesia es fundada por Jesucristo y es Él quien la sostiene con la fuerza de su Santo Espíritu, porque nosotros no somos una institución puramente humana. Los poderes del infierno no prevalecerán en contra de ella, le dice Jesús a Pedro. Los poderes terrenales, los partidos políticos, las dictaduras se terminan. Los líderes políticos o religiosos se mueren. La iglesia permanecerá en pie.

¿Buscarán que los sacerdotes se vayan al exilio, como ha tenido que hacerlo usted?

Es importante tomar precauciones para resguardar la vida, eso no es cobardía, para continuar con nuestra misión evangelizadora, anunciando el Reino de Dios y denunciando las injusticias, igual que lo hacen hoy en día muchos periodistas que están en el exilio para proteger sus vidas. Pero, a la vez cumpliendo con la misión de informar. ¿Qué sería de nuestro pueblo si todos ustedes estuvieran en las cárceles? ¿Quién informaría?

La dictadura está dejando sin medios de comunicación a la iglesia. ¿Qué harán?

Cristo, nuestro Señor, ordenó a los apóstoles predicar el Evangelio y los envió con autoridad sobre los espíritus del mal. En aquellos tiempos no existía la radio, ni los periódicos ni las redes sociales. La Palabra de Dios no está encadenada, como dice en segunda de Timoteo, capítulo dos, verso nueve. Existen otros medios también para divulgar el mensaje evangélico y escuchar la voz de nuestros pastores. Y, al igual que aquellos humildes apóstoles, nos corresponde a todos los cristianos predicar con la palabra y con el testimonio de vida, aún en tiempos de persecución. Una tarea de los laicos es el compromiso, ser como la levadura que fermenta la masa del pan, en su trabajo silencioso y amable poco a poco lograr ir transformando nuestra sociedad para unas condiciones más justas y fraternas.

¿Considera que la dictadura ataca a la iglesia de manera consciente o no mide las consecuencias?

Son conscientes. Saben lo que hacen y lo vienen realizando con mucha saña y directamente, y no sólo con algunos obispos y sacerdotes por sus voces críticas en pro de la defensa de los derechos humanos, sino también atropellando la sensibilidad religiosa de los católicos en sacrilegios en contra de la Eucaristía, quema de imágenes, destrucción de altares cuando se adornan con la bandera azul y blanco de Nicaragua, el asedio a templos y procesiones, como también persecución y arrestos a laicos comprometidos con algún servicio en parroquias, inclusive amenazas con despedir del trabajo a trabajadores del Estado si van a misa o se acercan al sacerdote. Lógicamente se han sobrepasado y no miden las consecuencias. El daño negativo que les repercute por estas decisiones descontroladas, ganándose el repudio de los nicaragüenses, creyentes o no, y de la comunidad internacional.

A propósito, no se han visibilizado ataques de la dictadura a otras denominaciones cristianas, ¿cómo ha visto el actuar de esas otras iglesias?

No todos los cristianos de otras denominaciones estarán de acuerdo con aquellos de sus líderes que, en vez de estar comprometidos con la Palabra de Dios, están comprometidos más bien con los opresores, a quienes les bendicen sus malas acciones a cambio de otras muy buenas y remuneradas bendiciones. Tengo muy buenos amigos hermanos evangélicos, guardo un gran agradecimiento a dos pastores evangélicos que me visitaron en solidaridad en la parroquia San Miguel de Masaya. Ojalá algún día los vuelva a saludar en la Nicaragua Libre, para darles un abrazo en Cristo Jesús, porque hay más cosas que nos unen que las que nos puedan separar. Y esto es lo hermoso por lo que hay que luchar, conseguir un día la fraternidad, la tolerancia en una Nicaragua que sabe convivir sin discriminación alguna.

“Son conscientes. Saben lo que hacen y lo vienen realizando con mucha saña y directamente, y no sólo con algunos obispos y sacerdotes por sus voces críticas en pro de la defensa de los derechos humanos, sino también atropellando la sensibilidad religiosa de los católicos en sacrilegios en contra de la Eucaristía, quema de imágenes, destrucción de altares cuando se adornan con la bandera azul y blanco de Nicaragua, el asedio a templos y procesiones, como también persecución y arrestos a laicos comprometidos con algún servicio en parroquias, inclusive amenazas con despedir del trabajo a trabajadores del Estado si van a misa o se acercan al sacerdote. Lógicamente se han sobrepasado y no miden las consecuencias. El daño negativo que les repercute por estas decisiones descontroladas, ganándose el repudio de los nicaragüenses, creyentes o no, y de la comunidad internacional”.

Edwing Román, sacerdote católico nicaragüense en el exilio

¿Se está criminalizando la creencia religiosa en Nicaragua?

Nosotros predicamos la Palabra de Dios, celebramos los sacramentos, atendemos a los fieles o cualquier otra persona que nos busquen en nuestras parroquias, a los que necesitan una dirección espiritual o un consejo. Con la ayuda de los mismos fieles, en lo que se pueda, hacemos actividades para obras de caridad a los más vulnerables. Pero tampoco vamos a callarnos cuando vemos y vivimos en carne propia las injusticias. Sería un grave pecado convertirnos en cómplices, saber de ultrajes a un pueblo y callar. Y si por eso nos criminalizan se equivocan, porque el Evangelio no es una palabra arrinconada. No quedó en los libros polvosos de la historia de los que ya nadie se acuerda. El Evangelio es para hacerlo vida, es para traerlo a la realidad, Dios va caminando en la historia con su pueblo. En Nicaragua, algunos de nuestros pastores han salido a las calles porque conocen a sus ovejas, y ellas conocen a su pastor. Se les ha consolado, se les ha curado sus heridas, se les ha escuchado y seles ha acompañado. No están solos y la fuerza de la oración nos sostiene.

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Se vio a la población de Sébaco apoyando a la parroquia atacada, ¿podría la dictadura causar la ira del pueblo católico? ¿Puede generar violencia?

Es admirable como el pueblo de Dios protege a sus obispos y sacerdotes. Ellos reclaman sin violencia. Reclaman unas veces orando y otras con rosario en mano. Reclaman con su voz suplicando abandonen esas actitudes. Lo hemos visto en Sébaco, Matagalpa, Boaco. Yo lo vi en Masaya y Carazo. La violencia, el desorden, desestabilizar la economía de pueblos y ciudades lo han provocado ellos, impidiendo la libre circulación para ir a trabajar o visitar el templo católico. O cuando estos templos son rodeados por un fuerte operativo policial con armas de guerra. Y el único rehén es un cura o un obispo que su única arma es la oración, aún para ellos mismos. Nosotros oramos. Pero, no podemos callar ni dejar de utilizar los medios a nuestro alcance para transmitir lo que suceda al instante.

Así como hay población que los apoye, ¿cree que puede ocurrir lo contrario? ¿Gente infiltrada, por ejemplo?

Es seguro, pero no nos incomoda. Así se convencen de lo que hablamos: de la Palabra de Dios. No conspiramos en contra de nadie, ni somos una organización terrorista. No somos de partidos políticos ni andamos en campaña para ser presidente, diputado o alcalde. Sólo predicamos la Palabra y junto con nuestro pueblo vamos al encuentro de Dios. Sin embargo, uno nunca sabe cuándo puede acercarse alguien con una mala intención o dirigirse a un templo para confundirse entre los fieles, tomar fotografías, hacer un video o grabar la homilía del sacerdote. Dios se vale también de muchos medios para llamar a sus hijos a la conversión, como le pasó a San Pablo, que recibió la conversión precisamente cundo camino a Damasco perseguía a los cristianos. Y luego fue un gran apóstol que derramó su sangre por Cristo y su Evangelio. En la parroquia San Miguel, desde antes del 2018, aparecían personas extrañas con otras intenciones. Todos los domingos llegaban a grabarme las homilías y tomar fotografías. Algunas veces les decía al terminar la misa que muchas gracias por grabar, que les esperaba el próximo domingo y me saludaran a su jefe. Ellos siempre se notan, no pasan desapercibidos. Sus miradas y sus movimientos les delatan.

Se habla de que la Policía tiene vigilado al cardenal permanentemente, ¿qué está ocurriendo con esa situación?

Se sabe, a través de los medios de comunicación, que permanece una caseta con algunos oficiales muy cerca a su casa. No sé cuál será el objetivo. Y que a algunas personas en sus vehículos se les retiene y se les pide identificación al pasar por esa calle.

¿Qué pensó con la expulsión de las hermanas de la Caridad?

Se les está privando a muchos ancianos y niños el ofrecerles unas dignas atenciones, aparte del cariño y del amor a Dios que les transmitían estas hermanas religiosas de Santa Teresa de Calcuta y de los voluntarios. Esto era un gran apoyo también para estas familias. Estas hermanas hacían su obra de caridad sin hacer distinción de credos políticos o religiosos. La iglesia ve en ellos también el rostro de Cristo. Costa Rica las acogió y ellas continúan su obra. Una gran pérdida para nuestro empobrecido país. Nicaragua, agradecida les espera, y, con la ayuda de Dios, sea muy pronto.

¿Cómo está viendo la situación actual de los presos políticos en el país?

Aunque estemos viendo y viviendo estos escenarios de represión en contra de la iglesia católica, o la tristeza porque muchos nicaragüenses se están marchando del país, no quitemos nuestra atención a lo que está ocurriendo con los presos políticos. Sigamos denunciando y poniendo en evidencia lo que ocurre en esas cárceles, siendo solidarios con sus familiares y, como cristianos, acompañándolos con nuestra oración. No es posible ser insensible. En Nicaragua nada está normal. No hay que olvidarse de los más de 190 presos políticos. Apoyo a sus familiares, que en el exterior levantan su voz y no se cansan de interponer denuncias ante organismos internacionales de derechos humanos. La palabra de Dios nos invita a acordarnos de los presos.

¿Cómo se ve Nicaragua en el exterior?

Noto que en algunos medios internacionales se da cobertura a la situación de Nicaragua, pero, sobre todo, el gran alcance de la prensa nicaragüense, a través de las redes sociales, en sus diversos medios de información. Pero, también, el ciudadano de a pie, que con su celular en mano ya nos brinda de primera mano cualquier información, de lo que sucede con los migrantes que muchos han perdido la vida incluyendo niños, la persecución a la Iglesia católica, los presos políticos.

¿Y la comunidad internacional cómo ve que está incidiendo en Nicaragua?

La comunidad internacional no solo debe poner su mirada en Nicaragua. Es cierto que somos los nicaragüenses los que tenemos que resolver y enrumbar el país por caminos de paz, justicia y libertad. Pero escuchamos, y leemos comentarios de nicaragüenses, que decimos nos sentimos hastiados de escuchar a personajes de organismos internacionales que se han quedado con la muletilla del condenamos, exigimos, lamentamos, reclamamos. ¿Y? Basta de complicidad. Necesitamos que el caso de Nicaragua se tome más en serio. Lo que está ocurriendo no es un juego, ni es una pequeña crisis política. Aquí se está poniendo en peligro a la región centroamericana y la desestabilización de otros países latinoamericanos. Penosamente tenemos que poner a Nicaragua como un ejemplo, para que otros países no caigan en los engaños. Que el Señor nos bendiga a todos y nos regrese la paz y la alegría que se nos ha arrebatado.

Para terminar, padre, ¿podría haber en el futuro un entendimiento entre la iglesia católica y la dictadura?

La iglesia no se ha peleado con nadie, ni es enemiga de nadie. Solo ha predicado, protegido y defendido al pueblo acompañándole en sus demandas por la justicia. Si esto no les agrada, andarán muy mal. Tampoco hay que permitir que se evada la justicia, la que tarde o temprano deberán enfrentar, con el son de un supuesto diálogo con personas ya escogidas por la misma dictadura.

Para el sacerdote Edwing Román, ha sido muy duro dejar de ser el párroco de la iglesia San Miguel, en Masaya, ya que se tuvo que ir al exilio. LA PRENSA/ ARCHIVO/ ÓSCAR NAVARRETE

Plano personal del padre Edwing Román

El padre Edwing Román Calderón es de Niquinohomo y nació en 1960.

Margarita Calderón Ruiz, madre de Sandino, es bisabuela del cura. Manuela Calderón, abuela materna del padre, era hermana de Sandino por parte de madre.

Entre sus comidas favoritas están el nacatamal y la sopa de res, aunque son platos que come con moderación porque es diabético y se inyecta insulina todos los días.

Fue curado de un cáncer en la mandíbula. Los feligreses de Jinotepe le ayudaron a pagar su tratamiento.

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Ha confesado que antes de ser religioso tuvo dos novias en Masaya, e incluso en el Seminario se enamoró de otra, pero no pasó a más porque la muchacha huyó de la guerra de los años ochenta en el país.

Fue el sacerdote que casó al general del Ejército, Julio César Avilés, mientras era sacerdote en Jinotepe.

En 1981 decidió estudiar psicología en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), pero en el segundo año dejó los estudios por la presión política que ejercían el sandinismo contra los estudiantes.

En 1983 decidió ingresar al Seminario y en 1990 se ofició como sacerdote.

Es un apasionado por las plantas y en las parroquias en las que lo han asignado acostumbra sembrar de todo tipo.

En sus años de primaria quería ser veterinario o agrónomo.

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