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Unos 65 personas originarias de la Costa Caribe Sur de Nicaragua fueron estafadas con una oferta de trabajo. LA PRENSA

“Yo empeñé una propiedad que tenía”. La historia de algunas víctimas de la estafa de supuesto trabajo en Estados Unidos

Más de 60 costeños perdieron dos mil dólares cada uno por confiar en la promesa de visa, viaje y el sueño americano que nunca se cumplió. Aquí relatos de dos viajeros frustrados

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Doña “Escarleth”, nombre ficticio de la fuente que pide protección, se encuentra en Managua desde hace más de diez días junto con un pequeño grupo de ciudadanos de la Costa Caribe Sur de Nicaragua. Son víctimas de estafa agravada y se han quedado en la capital porque quieren seguir de cerca el caso y que los delincuentes regresen todo el dinero que ellos les entregaron.

La mujer, de 47 años, es madre soltera de tres hijos, uno de ellos es una niña de 9 años, y declara ser “muy pobre”. Pasó años laborando como asistente del hogar en la casa de una funcionaria del poder judicial de Bluefields, y desde siempre —recuerda— ha querido cumplir el “sueño americano”; migrar a Estados Unidos en busca de trabajo y mejor futuro para ella y su familia.

“Siempre he estado buscando la oportunidad de salir (de Nicaragua) y cuando me plantearon la propuesta de trabajo dije ‘perfecto’. Uno no podía decir que no porque nos prometieron dónde vivir y que nos darían el almuerzo, y lo que pensé fue, ‘no voy a pagar casa, no tengo que comprar comida, eso es un ahorro grande'”, comparte a LA PRENSA doña Escarleth.

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La mujer, junto con un grupo de al menos 64 personas, originarias de la Costa Caribe Sur de Nicaragua, denunciaron la estafa cometida por Eduardo José Pérez Munguía, quien se hacía pasar por abogado, y Cleyton Orvin Flores Flowers, quienes prometieron que les brindarían la visa de trabajo de Estados Unidos para ir a laborar a una compañía donde cultivan, cosechan y seleccionan frutas y verduras.

Foto oficial de los estafadores presentada por la Policía. LA PRENSA/CAPTURA DE PANTALLA

Cada una de las víctimas pagó a los estafadores dos mil dólares, que cubriría el examen de covid, el costo de la visa, el pasaje para irse a El Salvador —donde supuestamente era la sede de la compañía y donde tramitarían la visa—, y el costo del vuelo para Houston, Texas. Además de que les prometieron alojamiento y un tiempo de comida.

Empeñó su casa

Cegada por la ilusión de que por fin cumpliría el sueño de trabajar en Estados Unidos, doña Escarleth empeñó su humilde casa por los dos mil dólares que pedían los estafadores. Comenta que más allá de lo increíble que le pareció la propuesta, lo que a ella le dio confianza fue que conocía a Cleyton, uno de los estafadores, desde que era pequeño.

Doña Escarleth señala que no es la única que empeñó su casa para conseguir los dos mil dólares, y que casi todos los afectados pidieron prestado ese dinero. “La situación es bien seria, casi todos prestamos dinero, algunos sobre propiedades, y si no pagamos vamos a quedar en la calle junto a nuestros hijos”, lamenta.

Hace diez días la Embajada de Estados Unidos en Nicaragua alertó a los ciudadanos que deseen viajar a ese país a que no se dejen estafar por quienes les ofrecen trámites migratorios fuera de la sede consular de ese país.

Para que el nicaragüense pueda acceder a una visa de trabajo, primero debe tener una oferta de trabajo de Estados Unidos, donde el empleador deberá enviarle la documentación pertinente para aplicar a la solicitud, y hacer el procedimiento migratorio establecido directamente con las autoridades de ese país.

Adiós a los ahorros

“Kimberly” es otra de las personas que cayó en la trampa de los estafadores. Expresa que le avergüenza hablar de la situación porque reconoce que si le hubiera hecho caso a su intuición hoy no estuviera en este problema.

Ella y cinco miembros de su familia —sobrinos, hermana y sobrinas, todas ellas madres solteras—, desembolsaron los dos mil dólares. En total, su familia pagó 12 mil dólares, dinero que fue recaudado de los ahorros de sus parientes.

“Con pena lo digo, si yo hubiera seguido lo que dictaba mi corazón no estuviera en esto… Lastimosamente tuvimos que aprender y darnos cuenta de una forma muy difícil, fue uno tras otro que dimos nuestro dinero, y ahora es un gran problema lo que estamos pasando para tratar de recuperarlo”, manifiesta.

Kimberly tiene dos hijos, es recién egresada de la universidad y vive en la casa de su mamá. La supuesta oferta de trabajo que le presentó Eduardo y Cleyton fue la oportunidad para cumplir el sueño de comprar su casa.

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Tiene a su hija menor estudiando en Bluefields y a su hijo en una universidad privada en Managua. Sabe que la vida está dura y que mantener los estudios universitarios conlleva altos gastos y por ello, a pesar de que su mente y corazón le decían que algo no marchaba bien, ella se arriesgó a creer que el trabajo en Estados Unidos le resolvería parte de sus necesidades.

“Hay que tener mucho cuidado, uno está desempleado y desesperado y con la primera oferta nos arriesgamos. Mi consejo es que si no se está cien por ciento claro y con toda la información (de la propuesta), no arriesguemos; peor si tenemos que poner en riesgo nuestra vivienda, lo que es nuestra tranquilidad, porque puede ser que no hay trabajo, pero que uno tenga una casa empeñada y que está a punto de perderla, es más difícil, es peor”, reflexiona Kimberly. Comparte que hay muchas personas que ahora mismo están desesperadas porque hipotecaron su casa para pagar el supuesto viaje.

Caso está “lento”

El pasado 14 de junio el juez Séptimo Distrito Penal de Audiencia de Managua, Abelardo Alvir Ramos, dictó prisión preventiva para Eduardo y Cleyton, y señaló que el próximo 28 de junio es la audiencia inicial. La Fiscalía acusó a los dos hombres por estafa agravada.

Tanto Escarleth como Kimberly consideran que el caso va “lento” y bajo hermetismo, pues hasta ahora no están seguras si les devolverán el dinero.

“Esperando y confiando en Dios que nos paguen, que el señor (Eduardo) nos regrese nuestro dinero porque la gente quiere su plata, es de ellos y tenemos que buscar cómo pagarlo sea a como sea”, expresa Escarleth.

“Ojalá esta gente pueda pagar y no salir como otros casos que han quedado sin resolver y se han quedado sin pagar por el delito que han cometido, jugando con la honestidad y patrimonio de las personas”, declara por su parte Kimberly.

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