Desde la aprobación de su nombramiento hace ocho meses, en septiembre 2021, como subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, el experimentado diplomático Brian A. Nichols, de 57 años, ha influido en gran medida en los asuntos de la región y ha hecho público su compromiso por la restauración de la democracia de Nicaragua.
En este último año, Nichols ha demandado la liberación de los más de 180 personas privadas de su libertad que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo mantiene detenidos por protestar y denunciar las violaciones de derechos humanos en el país.
En el marco de la IX Cumbre de las Américas que se desarrolla esta semana en Los Ángeles, California, a la cual no fueron invitados Cuba, Nicaragua y Venezuela, tras ser considerados por Estados Unidos —país anfitrión del evento— como Estados “antidemocráticos”, Nichols confirmó que el gobierno de Joe Biden tomaría “medidas para expresar nuestro desacuerdo por la represión política que existe en Nicaragua en este momento” en el caso que el régimen de Daniel Ortega no muestre “cambios profundos en su forma de actuar”.
Nichols confirmó también que Estados Unidos está dispuesto a dialogar con los regímenes de esos tres países. “El propósito de nuestras pláticas es promover la democracia y el respeto a los derechos humanos, nosotros estamos dispuestos a hablar de esos temas y de temas de interés mutuo”, dijo este martes, en una entrevista a la Voz de América.
Amplia trayectoria diplomática
Nichols nació en Providence, Rhode Island, en 1965 y tiene una trayectoria diplomática de más de tres décadas con amplia experiencia en Latinoamérica.
De acuerdo con el sitio web BlackPast, Nichols se graduó en 1987 con una Licenciatura en Ciencias de la Universidad de Tufts en Medford, Massachusetts. Al año siguiente se unió al Servicio Exterior de los Estados Unidos y en 1989 su primera asignación en el extranjero fue como oficial consular en Lima, Perú.
Luego fue asignado como oficial político en la Embajada de los Estados Unidos en San Salvador, El Salvador (1991-1998) y luego se desempeñó como primer secretario y consejero político adjunto en la Embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México, México (1998-2001). En este punto, Nichols se había ganado la reputación de ser un experto en seguridad nacional global, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la política de Guerra contra las Drogas de los Estados Unidos en América Latina.
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En 2001, reconocido ya como un alto diplomático, fue asignado a la Embajada de Estados Unidos en Yakarta, Indonesia, como consejero político. Regresó a Washington, DC en 2004 para dirigir la Oficina de Asuntos del Caribe en la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado. Como director, coordinó la política pública, económica, de drogas y criminal de los Estados Unidos hacia 14 países del Caribe.
También participó en los controvertidos esfuerzos estadounidenses y de las Naciones Unidas para restablecer la democracia en Haití, luego de la expulsión forzosa del presidente Jean-Bertrand Aristide, en 2004.
De 2007 a 2010 se desempeñó como subjefe de misión de la Embajada de Estados Unidos en Bogotá, Colombia. Entre 2010 y 2011 fue nombrado subsecretario adjunto de Asuntos de Cumplimiento de la Ley Internacional de Narcóticos y como subsecretario adjunto principal entre 2011 y 2013. En este último cargo, dirigió todos los programas antinarcóticos del Departamento de Estado en Afganistán, Pakistán, el resto de Asia y Europa.
En 2014 fue nombrado embajador en Perú. Su último puesto antes de su nombramiento como jefe de la diplomacia estadounidense en América Latina y el Caribe fue como embajador de Washington en Zimbabue, en 2018.
Luchador contra la represión y el racismo
Nichols es un veterano funcionario afroamericano que habló apasionadamente en contra de la brutalidad policial tras la muerte de George Floyd el pasado 25 de mayo de 2020, cuando fue arrestado brutalmente por policías. Su muerte, capturada en videos, causó indignación y provocó una ola de protestas contra la discriminación racial y el trato policial a los afroestadounidenses en ciudades de todo EE. UU. y el mundo.
En Zimbabue denunció una ola de “violencia patrocinada por el Estado contra manifestantes pacíficos, sociedad civil, líderes laborales y miembros de la oposición”, por lo que es considerado un diplomático crítico de los abusos e injusticias del poder.
Está casado con la oficial superior del Servicio Exterior, Geraldine Kam, y tienen dos hijas.