La reciente visita de funcionarios del Gobierno de Estados Unidos, liderado por el demócrata Joe Biden, a Venezuela, gobernada por Nicolás Maduro, ha despertado una serie de críticas en medio de la invasión militar que mantiene Vladímir Putin en contra de Ucrania y que Maduro respalda. LA PRENSA consultó con expertos en derecho y relaciones internacionales sobre cuáles serían las razones que llevaron a EE. UU. a “negociar” con el régimen de Maduro.
A lectura de los expertos consultados por este Diario, las razones pueden ser varias, pero se concentran en tres puntos fundamentales partiendo de los acontecimientos que se han presentado antes y tras la visita de la delegación estadounidense. Una de ellas tiene que ver con la liberación de dos estadounidenses que se encontraban presos en ese país; la otra con el interés de EE. UU. en el crudo venezolano, y por último la intención de Biden de debilitar la alianza de Moscú y Caracas.
“Esta noche, dos estadounidenses que fueron detenidos injustamente en Venezuela podrán abrazar a sus familias una vez más. Traemos a Gustavo Cárdenas y Jorge Fernández a casa”, informó Biden, el 9 de marzo, días después de que una delegación de su gobierno conformada por funcionarios del Departamento de Estado y de la Casa Blanca, viajó el fin de semana (5 y 6 de marzo) a Caracas para reunirse con oficiales del gobierno de Maduro.
Pero, el 10 de marzo, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, en intercambio con reporteros dijo que “la liberación de los detenidos no fue a cambio de alivio de sanciones o compra de petróleo”. Y a pesar de que el propio Gobierno de Venezuela reconoció que la seguridad energética es uno de los temas que estuvo sobre la mesa en Caracas, recomendó no centrarse mucho “en conversaciones sobre el futuro de la importación de petróleo de Estados Unidos desde Venezuela”.
¿Por qué EE. UU. negoció con Nicolás Maduro?
El experto en derecho internacional, temas de integración y catedrático de la Universidad de Costa Rica (UCR), Carlos Murillo Zamora, contesta esta interrogante con una frase, que según dice, es muy común en relaciones internacionales.
“Dicen ‘que no hay aliados eternos ni enemigos eternos, y que el aliado o amigo de mi enemigo, incluso que sea mi enemigo, puede hoy ser mi aliado si mi enemistad con el otro es más grande’, en estos momentos para Estados Unidos el principal enemigo, el problema, es Rusia, entonces lo que trata Biden de hacer con Nicolás Maduro es romper o debilitar la alianza entre Caracas y Moscú, le quita un aliado y lo mismo está haciendo con Irán”, sostiene.
A la vez, explica que otro de los motivos es la necesidad de EE. UU. del crudo venezolano que aunque es “muy malo”, y que resulta difícil “pasar de producir de pronto de los 800 mil barriles diarios a dos millones de barriles, que es lo que le serviría a EE. UU., por lo menos, el comprarle petróleo a Venezuela le sirve a EE. UU. para bajar un poco el precio sin gastar el petróleo o las reservas estratégicas de EE. UU.”.
Con lo anterior coincide el politólogo, profesor e investigador de Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de los EE. UU., Evan Ellis, quien reconoce que en estos momentos “no entiendo por completo la lógica de la Administración en negociar con Maduro de ninguna forma, ha recibido muchas críticas en Washington DC, pero parece que dos temas de las negociaciones han sido petróleo y rehenes norteamericanos”.
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Por su parte, Murillo Zamora sostiene que no será duradero. “Esto (la negociación) le da dinero a Maduro que lo necesita por montones, sí, pero de ahí, aunque contradice todas las críticas de democracia, en estos momentos lo más importante es debilitar a Rusia, y después que se resuelva ese problema (guerra contra Ucrania) volverán las sanciones contra Maduro”.
Mientras que el costarricense Carlos Cascante Segura, profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), añade que todo esto responde a la “necesidad de liberar la posibilidad y utilizar las reservas de petróleo de Venezuela. ¿Por qué? Porque el alza del petróleo no se debe a que haya una escasez, el alza responde a las expectativas de los mercados de que puede ser muy difícil abastecer la demanda, si se llega a un acuerdo con Venezuela, que es difícil determinar qué tan lejos o cerca está”.
Este viernes 11 de marzo, el medio estadounidense La Voz de América reportó que el portavoz de Estado, Ned Price, aseguró que “no hay intercambio posible o viable” con el gobierno de Nicolás Maduro al hablar sobre la reciente visita a ese país de funcionarios estadounidenses.
¿Por qué no con Nicaragua?
Murillo Zamora se cuestiona y se responde a sí mismo “¿por qué no con (Daniel) Ortega, qué tiene Ortega, qué tiene Nicaragua que ofrecerle a EE. UU.? Nada, absolutamente nada, no tiene petróleo, gas, ni una posición geopolítica importante, así que Nicaragua no tiene nada para decirle a EE. UU. venga y negociamos como lo hizo con Venezuela y le levante sanciones”.
En tanto, Ellis comparte lo expuesto por Murillo Zamora y detalla que no prevé ni espera negociaciones de EE. UU. con Ortega. “No espero negociaciones con Ortega, porque si había poca razón para negociar con Maduro, hay menos en negociar con Ortega”, sostiene.
También dice que “tampoco hubiera yo anticipado que el Gobierno de los EE. UU., con intención de mostrar a Putin que el occidente no va a aceptar sus acciones criminales como hecho consumado, iba a negociar con Maduro, indicando un aceptación de sus acciones criminales”.
El experto Cascante Segura agrega que “Ortega no tiene el peso geopolítico que tiene Venezuela”, por lo que indica que son dos casos bien distintos a la hora de analizarlos. “Me parece que Ortega, previendo reacciones de países europeos y que puedan perjudicar su cooperación, prefirió reducir el alcance de su apoyo verbal a Rusia, y acercarse más a China”.
Destaca que se debe tener en cuenta que para EE. UU. “Nicaragua se convierte en una amenaza para las posiciones de EE. UU. en Latinoamérica”.
El país norteamericano ha aplicado sanciones contra los funcionarios del régimen de Ortega, incluida su esposa y vicepresidenta designada, y varios de sus hijos.
El Departamento de Estado de EE.UU. este 9 de marzo sancionó a la presidenta del Consejo Supremo Electoral (CSE), Brenda Rocha; a su vicepresidente, Cairo Amador y al magistrado Lumberto Campbell; a los diputados sandinistas Edwin Castro (jefe de bancada del FSLN), Gustavo Porras, Wilfredo Navarro y Wálmaro Gutiérrez; a la jueza Karen Chavarría, y a la presidenta del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y diputada, María Haydée Osuna.
Estos nueve funcionarios fueron incluidos en la lista de “actores corruptos y antidemocráticos” de los Estados Unidos, bajo la Sección 353 de la Ley de Compromiso Mejorado del Triángulo Norte-EE. UU., conocida como la Lista Engel, enmendada mediante la aprobación de la Ley Renacer, en noviembre pasado, incluyendo desde ese momento a Nicaragua.