Wilmer vive en una pequeña comunidad aledaña a La Cruz, no muy lejos del vertedero municipal de la ciudad de Estelí. A sus 11 años, él debería estar en quinto o sexto grado, pero apenas ha completado su primer grado.
Las condiciones extremadamente precarias que vivió por muchos años junto a su madre, y la falta de atención, apoyo y asistencia regular a la escuela, conllevó a que Wilmer se atrasara en la escuela año tras año. Sin embargo, gracias al esfuerzo de su tío Lucío y del apoyo de la Fundación Fabretto, el menor de edad ha podido afianzarse en sus estudios.
Gledys es otra niña beneficiada por la Fundación Fabretto. Tiene 7 años y vive en una zona rural del país. A su corta edad, ha sido testigo de cómo los estudios le han cambiado la vida. Su familia es muy pobre. Su madre, quien no pudo concluir la escuela primaria, se dedica a la agricultura, pero su ingreso por día es menor a los 70 córdobas (menos de dos dólares).
“Antes de ingresar a Fabretto, el futuro de Gledys parecía estar condenado al mismo ciclo de pobreza familiar. Pero hoy, un futuro mejor para Gledys es posible”, comparte la fundación en su sitio oficial.
Esta oportunidad que ha tenido Wilmer y Gledys puede que llegue a su fin luego que la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo cancelará la personería jurídica de 11 asociaciones en Nicaragua, entre ellas la organización Familia Padre Fabretto, de la que es parte la fundación. Es así que miles de familias nicaragüenses que eran beneficiadas con la cooperación de este organismo ahora quedan en el limbo.
El trabajo de la Fundación Fabretto es en honor a las obras que inició el padre Fabretto en 1953, y desde entonces ha atendido a niñas, niños, familias y comunidades de las áreas más desfavorecidas del país para que mejoren sus oportunidades de futuro mediante programas de educación.
Según la información disponible en el sitio web de la fundación, el organismo atiende a más de 40 mil niños y adolescentes, bajo los programas de educación inicial, primaria y técnico vocacional, entre otros.
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“En Fabretto estamos convencidos que la educación empodera a niños y jóvenes, los futuros líderes de Nicaragua, permitiéndoles romper el círculo de la pobreza en el que viven”, expone en su sitio web la fundación.
A lo largo de la historia, las comunidades rurales han sido olvidadas por los gobiernos y la educación de calidad no ha sido una prioridad, sin embargo esta población se ha visto apoyada en diferentes sectores por diferentes organismos no gubernamentales.
LA PRENSA visitó este 4 de febrero las oficinas de la Fundación Fabretto, ubicadas en Managua, para conocer el futuro de la entidad, pero el guarda de seguridad aseguró que las autoridades estaban en reunión y no podían atendernos.
El argumento del régimen
Pero pese al alcance que tienen las ONG en las comunidades vulnerables, el régimen de Ortega acusa a las asociaciones de “lucrarse” bajo el concepto de “sin fines de lucro”, por lo que violentan la ley y deben ser sancionadas.
«Hay muchas asociaciones y fundaciones que se cobijan bajo las siglas sin fines de lucro, pero lo que hacen en la práctica es lucrarse de las mismas asociaciones que por ley deben ser sin fines de lucro, violentando así la Ley 147, la Ley que rige a las personas jurídicas sin fines de lucro», dijo el diputado sandinista Filiberto Rodríguez.
Según información oficial, la personalidad jurídica de la Fundación Fabretto fue aprobada mediante el decreto número 275, publicado en La Gaceta número 143, del 16 de enero de 2005, y fue inscrita en el Departamento de Registro y Control de Asociaciones Civiles sin Fines de Lucro.
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Contrario a los señalamientos del régimen sobre el funcionamiento de la fundación, en el portal oficial la directiva expone que el enfoque integral en educación, salud, seguridad alimentaria y nutrición, son “claros ejemplos” de que estos tipos de programas “trascienden de la pobreza endémica de los recursos personales y educativos que tienen a su alcance para crear verdaderos cambios, sobre todo sostenibles”.
La atención de la fundación está presente en los departamentos de: Nueva Segovia, Madriz, Estelí, Chinandega, Managua, Masaya, Granada y la Costa Caribe Sur.
El legado del padre Fabretto
La Fundación Fabretto se creó en honor al padre Fabretto, un misionero salesiano italiano que llegó a Nicaragua en 1948 e instaló oratorios dirigidos a niños que vivían en una situación precaria, huérfanos de guerra, abandonados e incluso abusados.
El padre Fabretto impartió clases en el Colegio Salesiano en 1950; en 1951 pasó a servir en una parroquia de la ciudad de León y luego fue trasladado a Somoto, Madriz, donde en abril de 1953 fundó su primer oratorio para niños y adolescentes en riesgo. Ese mismo año, en agosto, conoció el pueblo de San José de Cusmapa y se enamoró de la región, según cuenta la revista Magazine.
A raíz de la muerte del padre Fabretto, en 1990 se constituye legalmente en Nicaragua la organización Familia Padre Fabretto. El estadounidense Kevin Marinacci es el presidente de la organización y su equipo de trabajo en Nicaragua está conformado por exalumnos del padre Fabretto.