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Luis Fley fue conocido como Comandante Johnson en las filas de la Contra. LA PRENSA/ ARCHIVO/ ÓSCAR NAVARRETE

Luis Fley: “La población está viendo a la violencia como el único medio para sacar a Daniel Ortega”

En entrevista con la revista DOMINGO, el exjefe contra señala que el dictador no entiende de civismo, que la oposición está neutralizada por la represión y que si la comunidad internacional falla con su diplomacia, el futuro de Nicaragua podría ser violento

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Luis Fley se fue al exilio en 1981, cuando era un campesino que empezó a ser perseguido por los sandinistas. Regresó a Nicaragua para integrarse a las filas de la Contra y luchar con las armas contra la dictadura sandinista.

Las elecciones de 1990 lo devolvieron a la vida civil y el año pasado quiso ser candidato presidencial, pero nuevamente se tuvo que ir al exilio, a Estados Unidos, para evitar caer preso en manos de Daniel Ortega, quien encarceló a otros siete precandidatos presidenciales.

Desde el exilio, Fley, conocido en la Contra como comandante Johnson, dice que continúa organizándose políticamente a través de su organización FDN. El problema que mira, explica, es que en Nicaragua solo está quedando la alternativa de la violencia como medio para sacar a Daniel Ortega del poder.

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En esta entrevista, Fley explica sus razones para pensar en una nueva lucha armada, aunque aclara que no la aconseja porque no hay quien la pueda financiar en la actualidad y por el derramamiento de mucha sangre que significaría.

¿Qué ha estado haciendo?

Tratando de organizarnos políticamente para continuar la lucha. Es tan difícil porque la única presión que se tiene contra la dictadura es la diplomática.

¿Cómo está considerando esa presión diplomática?

Nada efectiva. Hasta el momento Ortega no ha cambiado su comportamiento. Está aferrado al poder.

¿A qué cree que se debe esa falta de efectividad?

(La comunidad internacional) no tiene los instrumentos de presión, se quedó en lo diplomático. Le falta otro elemento a la OEA. Solo en llamados, en resoluciones, recomendaciones, eso no funciona con la dictadura de Daniel Ortega.

¿Qué cree que pueda funcionar?

Conociendo a la dictadura, como la conozco desde 1980, no va a cambiar. Él se va a empecinar en quedarse en el poder y habrá que sacarlo por medio de la violencia. Este tipo solo entiende a la violencia. El poder o la muerte.

¿Ve algún indicio de que pueda surgir alguna iniciativa en ese sentido, el de la violencia?

La gente está creyendo que solo por la violencia podrá salir Daniel Ortega. Lo que sucede es que nadie quiere dar el primer paso porque no se cuenta con un respaldo serio, detrás. Si no hay nadie que financie hoy un levantamiento, nadie quiere convertirse en mártir, ir a sacrificarse sabiendo que su muerte va a ser en vano. Porque tiene que haber algo fuerte, sostenible, para lograr un cambio en Nicaragua. Te aseguro que la población está deseosa, desesperada, por deshacerse de Daniel Ortega y está viendo hacia la violencia como el único medio para sacarlo. Nadie quiere dar el primer paso porque no se cuentan con los elementos de respaldo.

¿Qué le hace pensar a usted que puede haber nicaragüenses sopesando esa posibilidad?

Conozco a Daniel Ortega desde 1980. Nos empujó hacia una guerra civil y hasta que hubo como cincuenta mil muertos, y la economía estaba por el suelo, me hace suponer que ese es el camino que él quiere que se repita. Como no hay nada organizado, ni se está pensando en esa alternativa por ahora, no tiene una amenaza real. Está en el poder, tiene en la cárcel a los opositores, tiene el control del ejército y de la policía, y los empleados públicos. No tiene prácticamente ninguna amenaza a su dictadura. Ya se quedó ilegítimo y le importa poco que lo traten como gobierno ilegítimo, que no lo reconocen. Eso no tiene importancia para Daniel Ortega. Es un sujeto sin sentimientos. Tiene gente que no debería estar en la cárcel, como (Edgard) Parrales, Violeta (Granera), José (Pallais), todos los que están acusados injustamente, porque son una amenaza política para ellos. No son delincuentes. Son personas que estaban dando su opinión, expresándose contra la dictadura y él no quiere a nadie que lleve un mensaje contrario al que él tiene. Los que estábamos amenazados tuvimos que salir, es mi caso.

Ya usted luchó una guerra civil, ¿cree que valdría la pena hacer otra?

Esa es la única manera en que Daniel saldrá del poder. El que está creyendo que Daniel de buena fe va a regresar a antes de 2018, como estaba el país, está engañado. Daniel Ortega ya se afianzó en el poder. El sistema lo adecuó a sus intereses y es muy difícil que cambie. Yo no soy amigo de la guerra, no quiero guerra, pero Daniel Ortega nos ha llevado a un callejón. Si queremos sacarlo, es con la violencia. Yo he escuchado al zalamero que tiene Daniel Ortega, Enrique Quiñónez, decir que a pañuelazos no van a sacar al comandante, tiene que haber aquí, dijo una frase vulgar, para poderlo sacar. Es porque ellos ya lo saben, que de otra manera no se va a ir Daniel Ortega. No va a revocar su mandato de cinco años más que se recetó ahora mismo y, en 2024, va a buscar, si no puede él, su mujer, uno de sus hijos. Eso es lo que está establecido en Nicaragua, una dinastía.

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Me gustaría insistir en si valdría la pena que se haga una guerra en Nicaragua otra vez.

Te voy a ser franco. Si la medicina fue buena para Somoza, ¿por qué va a ser mala para Daniel Ortega? Si Daniel Ortega es más perverso, más violador de derechos humanos. Somoza se quedó pequeño en las atrocidades. Se fue con una simple recomendación de la OEA, que le recomendaron que abandonara el poder. Este no se va a ir ni con 100 resoluciones de los cancilleres. Mucha gente, campesinos, me llaman, me dicen, comandante, busque los fierros, esa es la única manera de salir de esto y yo no me animo a dar ese paso. Yo vengo de una guerra, 10 años, y no puedo estar empujando a ir a una guerra a otros campesinos, a otros nicaragüenses, sin un apoyo serio, decidido. La justificación existe. La justificación es más grande ahora que en la época de Somoza, que la misma de los años ochenta, cuando el sandinismo entregó Nicaragua a la Unión Soviética. La justificación existe para una lucha violenta en Nicaragua, pero no queremos involucrarnos. Queremos llevar hasta la última instancia la diplomacia. Yo creo que van a surgir grupos como surgieron en los años ochenta, como los Milpas, y así va a surgir nuevamente la violencia. Que te digo, te ratifico, no estoy de acuerdo con la violencia. El costo de vidas humanas es enorme. Pero Daniel Ortega no va a dejar el poder y la lucha violenta se va a convertir en la única alternativa para sacar del poder a Daniel Ortega. A eso es que le teme. Cuando llegó al poder desarmó a todos los campesinos de sus armas de cacería. Le tiene miedo a un movimiento similar al de 1981, conocido como los Milpas. Nos gustaría que esto se resolviera por los cauces civilizados, pero con Daniel Ortega es difícil porque no respeta la opinión de sus adversarios políticos.

Hace unos 11 años se comenzó a hablar de armados en el campo. ¿Sabe qué sucede actualmente?

Andan pequeños grupos que sobreviven con respaldo de los campesinos. No tienen un mando y control. No dependen de nadie. No tienen un Estado Mayor, no tienen una estructura militar, sino que son campesinos molestos que han recibido atropellos del sandinismo y se han levantado en armas. Pero son grupos minúsculos, que algunos los han ido eliminando, el ejército los ha eliminado, la policía también.

Sobre este riesgo, de que exista violencia en Nicaragua, ¿se ha hablado con la comunidad internacional?

La comunidad internacional sabe que si ellos fracasan Nicaragua se va a sumir en un estado de violencia. Ellos deben de estar conscientes de eso, de que la violencia va a llegar a Nicaragua, que hay un porcentaje en Nicaragua que no acepta el sandinismo, el modelo que nos están imponiendo y va a luchar para liberarse. No sé cuánta sangre se va a derramar, pero tengo la impresión que hay un porcentaje enorme, que solo está de empujarlo, que está deseoso de deshacerse de Daniel Ortega a la mayor brevedad posible y liberarnos de esta dictadura.

“La población está deseosa, desesperada, por deshacerse de Daniel Ortega y está viendo hacia la violencia como el único medio para sacarlo. Nadie quiere dar el primer paso porque no se cuentan con los elementos de respaldo”.

Luis Fley, Comandante Johnson, exjefe de la Contra.

¿Por qué decidió participar en las elecciones de 2021?

Estábamos participando en un proceso electoral que se creía que iba a ser democrático con garantías, como observación internacional, con padrón depurado y con todo. Habíamos hecho un acuerdo, los candidatos, que el que ganara iba a recibir el respaldo de los que perdieran. Eso no le gustó a Daniel Ortega. Él tenía previsto hacer sus elecciones para ganar él y por eso fue que llevó a la cárcel a todos.

¿Pensó realmente que se podía hacer algo a través de la vía electoral?

En aquel momento sí, pero cuando le quitó al PRD la personería jurídica, a CxL, ya no había nada que hacer. Daniel Ortega se iba a imponer. Y cuando elaboró las tres leyes restrictivas, la de soberanía, la de agentes extranjeros, la de ciberdelitos. Se miró que no iban a permitir que la oposición se organizara. Cuando vi que echó preso a Arturo Cruz, que fue su cercano, yo tomé mis medidas de precaución, porque si no yo fuera uno más de los prisioneros políticos en el Chipote.

¿Cómo se siente volver a ver a Nicaragua en dictadura una vez más?

Triste. Mis planes a esta edad era vivir tranquilo en mi país, en mi pequeña finca, esperando que llegara irme de este mundo. Pero eso no pasó. Los nicaragüenses no hemos alcanzado la democracia que creímos haber alcanzado el 25 de febrero de 1990, después de una larga guerra civil que logró su objetivo, que se dieran elecciones libres. Ahora me gustaría tener unos 20 años menos, con la energía que tenía antes, para luchar por mi país. Desgraciadamente las cosas han cambiado. Se dice ahora que la lucha tiene que ser cívica, pero Daniel Ortega no entiende de civismo. Ahora estoy por segunda vez en el exilio en Estados Unidos.

¿Lo confiscaron finalmente hace poco?

Llegaron y notificaron al guardián de la finca y le dijeron que iban a confiscar. He estado en comunicación con él y no se sabe nada. No hay dónde recurrir. Estamos esperando a ver qué sucede. Mi finca son 50 manzanas, por el lado de San Benito. En cualquier momento pueden llegar. Todo puede esperarse de la dictadura.

Aparte de ver que encerraron a Arturo Cruz, ¿qué otras cosas hicieron que se fuera al exilio?

Estuve siete semanas encerrado en mi casa, no me dejaban salir. Un día le saqué copia de todos los documentos de personería jurídica que tenemos de FDN y se lo entregué al capitán que estaba a cargo de la custodia y le dije yo no tengo nada que ver con el 2018. Yo tengo una solicitud de personería jurídica del 2016 y estamos organizándonos políticamente. Le pedí que se lo llevara a sus superiores, me dijo que sí y me retiraron la custodia. Me estuve moviendo para varios municipios del país, organizando al FDN, pero tenía constantemente una patrulla a la cuadra. Unas motos que me vigilaban y ya no podía estar. En cualquier momento me podían capturar. Yo tenía comunicación con Medardo Mairena y Félix Maradiaga, yo les aconsejé a ellos que trataran de escaparse. Félix, Félix. ¿Y cómo hago comandante si estoy aquí? Difícil hacerlo. Busqué a Medardo el día antes que lo capturaran. Medardo, te deberías de mover, te van a joder. No, es que aquí es difícil. Vos sos del monte y sabes moverte. No tomaron el riesgo de moverse y ahora están en la cárcel. Con Daniel Ortega, con el sandinismo no se puede estar jugando y estar creyendo en la buena fe. Ellos solo conocen la perversidad de hacer daño.

¿Cómo es para usted el panorama actual de Nicaragua?

Se va sumiendo en la pobreza. Miles y miles de nicaragüenses están saliendo. Unos buscando seguridad y otras mejores oportunidades de vida. Vamos por el mismo camino de Cuba y de Corea del Norte.

¿Cómo está la oposición?

Existe, pero está dormida. Neutralizada, amenazada por Daniel Ortega y sus organismos de represión, los paramilitares, la policía. Nadie quiere ir a la cárcel, que lo acusen de un delito falso por participar y organizar políticamente. A Ortega le está funcionando el plan represivo, tiene en la cárcel a los que hablaban en la televisión y creaban opinión pública. A la vez mandó el mensaje a los que sigan hablando, que den opinión pública, también van a la cárcel. A mi me dolió ver al señor Parrales, que no era santo de mi devoción antes, porque en los años ochenta fue embajador sandinista en la OEA, y cuando veo la barbaridad que le hacen porque estuvo en un programa de televisión y en la tarde lo estaban capturando. Eso no es delito, expresar una opinión. Para este gobierno sí es delito expresarse.

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¿Qué esperanza puede tener el pueblo?

Las esperanzas están en el mismo pueblo. Tiene que llegar un momento en que ejerza el derecho a la rebelión. Esa es la única esperanza. Existe una causa por la cual hacer un levantamiento y son las atrocidades de la dictadura de Daniel Ortega.

¿A Daniel Ortega y Rosario Murillo cómo los está viendo?

Han dicho que lo pasado, pasado, y eso es inaceptable. Hubo muertos.

Fley junto al máximo jefe de la Contra, Enrique Bermúdez, Comandante 3-80. LA PRENSA/ CORTESÍA

Plano personal de Luis Fley

Luis Adán Fley González nació en 1951 en San Ramón, Matagalpa, pero desde joven se trasladó a vivir a El Cuá, Jinotega.

Está casado y es padre de seis hijos.

Se sustenta a través de su jubilación y de una finca que tiene en San Benito, donde cultiva y tiene algo de ganado.

Le gusta el beisbol y se divierte leyendo, especialmente de ciencia y de política.

En su alimentación no debe faltar el gallo pinto con crema y tortillas calientes.

Desde 1990 no tiene vida nocturna. “En las actividades recreativas uno está expuesto”, explica Fley, quien señala que a las 7:00 de la noche ya está encerrado en su casa.

Dice que no le da miedo nada. Solo a fallarle al pueblo.

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