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Daniel Ortega recibiendo la banda presidencial en 1984. ARCHIVO

El día que Daniel Ortega se molestó con los chinos

La relación entre China y el régimen sandinista en los años ochenta no fue color de rosa. La China comunista hasta vendió armas a la Contra y desairó a Ortega en una de sus visitas al gigante asiático

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Daniel Ortega visitó China entre el 12 y 14 de septiembre de 1986, diez meses después de que Nicaragua se convirtiera en el primer país centroamericano en reconocer a la República Popular de China.

Su visita a China fue parte de una gira que hizo Ortega por nueve países de África, Europa y Asia en la que buscaba ayuda económica y militar para su gobierno que enfrentaba la guerra con la contrarrevolución, y según dijo en conferencia de prensa cuando regresó de su viaje, China se había comprometido en enviar una ayuda a Nicaragua valorada en 20 millones de dólares, según reportes periodísticos de la época.

La agencia oficial de noticias New China, informó que líder supremo chino Deng Xiaoping le dijo a Ortega en una reunión que su país se oponía a la hegemonía, ya sea practicada por grandes o pequeñas potencias. Se refería al totalitarismo con el que gobernaba el Frente Sandinista en los ochenta.

De igual manera el primer ministro Zhao Ziyang le dijo a Ortega que “las disputas entre los países centroamericanos y Estados Unidos deben resolverse mediante negociaciones sin amenazas ni fuerza militar”.

 Una delegación secreta encabezada por Julio López Campos fue el primer acercamiento entre los sandinistas y China en 1985. En la foto, López Campos y Javier Chamorro Mora conversan con Wu Xuequian, ministro de Asuntos Exteriores de China. TOMADA DE CONFIDENCIAL

Mario Esteban Rodríguez, profesor titular de estudios de Asia oriental, apunta en un trabajo académico titulado “¿China o Taiwán?: Las paradojas de Costa Rica y Nicaragua”, que Daniel Ortega se molestó con los líderes chinos por estas declaraciones.

“Tal fue el enfado de Daniel Ortega ante estas declaraciones públicas, que interrumpió su visita a China y se marchó antes de lo previsto. Varios funcionarios sandinistas próximos a Daniel Ortega dicen que aún sigue recordando con acritud tanto a Deng Xiaoping, al que califica despectivamente de “Gorbachov exitoso”, como a aquel viaje: “era como intentar sacarle agua a una piedra”, indica Rodríguez, quien habría entrevistado a varios funcionarios sandinistas para su artículo.

De acuerdo a una publicación de The New York Times, los 20 millones de dólares que consiguió Ortega en China se utilizaron para la compra de alimentos, herramientas y bienes de consumo. 

En esa conferencia de prensa, Ortega dijo que los chinos “rechazan por completo la agresión del gobierno de Estados Unidos contra Nicaragua”, según reporta The Washington Post. “Si Ortega había tratado de obtener ayuda militar de Pekín, parecía que no tuvo éxito. Se negó a responder preguntas directas sobre esa cuestión, pero reconoció que China y Nicaragua tenían “puntos de vista diferentes” sobre algunas cuestiones”, indicó el diario norteamericano el 15 de septiembre de 1986.

Si Ortega se molestó con China ya lo debió haber superado, o bien las facilidades económicas que le ofrece el gigante asiático, aminoraron su molestia. Su gobierno ha establecido relaciones diplomáticas con China, pero al igual que en los ochenta, lo hizo tarde.

15 años, y millones de dólares después, fue que Ortega decidió cortar sus relaciones con Taiwán, la isla rebelde y separatista de China.

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Hasta 1985

Cuando el Frente Sandinista tomó el poder por las armas en Nicaragua, no rompieron relaciones con Taiwán hasta 1985, cuando Daniel Ortega ya era presidente por primera vez y el embargo económico de Estados Unidos ya había sido efectivo.

En el mundo se gestaba la conocida “guerra fría”, que era un enfrentamiento político, ideológico, militar y económico liderado por Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS). Nicaragua tenía su posición en este contexto mundial al lado de la URSS.

El historiador y disidente del Frente Sandinista Óscar René Vargas, explica que la ruptura entre Nicaragua y Taiwán se dio por una motivación política e ideológica y buscaron como acercarse a la China comunista con quien tenían mayor afinidad.

“Nunca hubo una estrecha relación entre la China roja y el gobierno revolucionario nicaragüense, nada que se comparase con la gran relación de Managua con la URSS”, explica el periodista Alberto Alemán, quien se ha especializado en estudios de Asia y el pacífico.

Mucho antes de establecer relaciones diplomáticas con China, Nicaragua las tenía con Taiwán. Era la primera mitad del siglo XX. Anastasio Somoza García ya era quien mandaba en el país, y en el mundo había un movimiento de apoyo a la isla que buscaba su independencia del gigante asiático.

Hasta 1979, Taiwán y Nicaragua “eran dictaduras militares que gobernaban con puño de hierro sus respectivas sociedades. Ambas dictaduras, la de los Somoza y la del general Chiang Kai-shek. Eran sólidos aliados de Estados Unidos y furibundos anticomunistas, bastiones contra la expansión roja en Asia y en América”, explica Alberto Alemán

Para ese entonces, la Isla Formosa, conocida como Taiwán, tenía mayor reconocimiento internacional de lo que tenía la China continental, que ya se había convertido en un régimen autoritario y comunista liderado por Mao Zedong. Su nombre oficial era República Popular de China.

A Taiwán se le reconoció como República de China y Nicaragua estableció un consulado en la isla que en 1967 fue elevado a embajada. “A nivel mundial, la gran mayoría de los países del mundo reconocían a Taiwán y no a China. Por ejemplo, en la Naciones Unidas el asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas lo ocupaba Taiwán”, explica el sociólogo e historiador Óscar René Vargas.

A partir de 1971 es que comenzó a cambiar la situación. Taiwán empezó a perder apoyo y China comenzó a ganar reconocimiento en el mundo. Pero la dinastía somocista no rompió sus relaciones con Taiwán y cuando los sandinistas llegaron al poder en 1979 tampoco lo hicieron de inmediato.

“Antes del triunfo de la revolución en 1979, las relaciones del FSLN con China no fueron buenas, por eso no rompieron inmediatamente con Taiwán al tomar el poder el FSLN. En la lucha contra Somoza los chinos no quisieron apoyar al FSLN. En la disputa entre la URSS y China, los chinos consideraban que el FSLN era pro URSS, por lo tanto, decidieron no apoyar”, comenta Vargas

No hay registro oficial de que China haya apoyado militarmente a los sandinistas en los ochenta. ARCHIVO/Óscar Navarrete.

“Misión secreta”

El primer acercamiento entre los sandinistas y China fue en una “misión secreta” que hizo Julio López Campos como encargado de las relaciones internacionales del Frente Sandinista en aquel entonces, acompañado del vicecanciller Javier Chamorro Mora.

“La tarea consistía en tener un intercambio político con autoridades del Partido Comunista Chino y suscribir la apertura de relaciones partidarias y de Gobierno entre la República Popular China, el Frente Sandinista y el Gobierno de Nicaragua”, cuenta López Campos en un artículo de opinión publicado en Confidencial.

Esa “misión secreta” le había sido encomendada a López Campos directamente por la Dirección Nacional del Frente Sandinista. Le solicitaron discreción y prudencia, y le dieron la autorización suficiente para decidir en el terreno si se establecían o no las relaciones partidarias entre el Partido Comunista chino y el Frente Sandinistas, y los gobiernos de Nicaragua y China.

De acuerdo al relato de López Campos, los sandinistas estaban conscientes de que China no tendría mayor interés en Nicaragua. “No nos hacíamos ilusiones de que este gigante fuese a darnos un significativo respaldo material o bélico para sostener la resistencia contra Reagan. Pero sí esperábamos contar con su apoyo político internacional”, cuenta López Campos.

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Los dirigentes chinos habrían manifestado su admiración “de manera unánime” por la revolución, reiteraron su respeto a la soberanía, la autodeterminación y la no injerencia en los asuntos internos de otros países, y se mostraron interesados de establecer relaciones con Nicaragua y los sandinistas, pero no ofrecieron ningún tipo de cooperación material.

Las relaciones diplomáticas no quedaron establecidas en esa misión secreta que describe López Campos, si no meses después y hasta el mismo Daniel Ortega fue invitado a China. En uno de sus recientes discursos, Ortega habló sobre las relaciones de Nicaragua con el país asiático en los ochenta.

“Por tener una afinidad en el campo político, en el campo ideológico con la Revolución China, con su gran dirigente Mao Zedong, hermanos nuestros en la época de la lucha, visitaron la República Popular China, es decir, el Frente Sandinista estableció relaciones con el Partido Comunista de la República Popular China antes del triunfo de la Revolución”, dijo Ortega, pero López Campos lo contradice en su relato pues fue hasta mediados de los ochenta cuando se buscó establecer esa relación entre partidos y Estados.

Ortega también mencionó su visita a China. “Fuimos a la República Popular China. Recuerdo que fuimos con la Compañera Rosario (Murillo), una delegación del Gobierno, del Frente Sandinista y estuvimos ahí en las reuniones que se desarrollan cuando hay una visita de Estado”, mencionó el dictador, pero no detalló los pormenores de esa visita.

Aviones de la Fuerza Aérea Sandinista fueron derribados por la Contra con armamento chino. ARCHIVO

China veía con recelo al FSLN

El periodista especializado en temas de Asia y pacífico, Alberto Alemán, indica que Nicaragua era vista como un aliado “cubano-soviético” gobernado por revolucionarios afines al bloque comunista de Europa.

Además, era de dominio público que la Unión Soviética suministraba armas, municiones y una vasta cooperación económica a los sandinistas. “China era un rival acérrimo de la URSS desde la dura ruptura de la alianza chino-soviética a principios de los años 60 del siglo XX. Moscú y Pekín eran enemigos geopolíticos y competían ideológicamente por influencia en el mundo comunista y entre los movimientos revolucionarios del mundo”, explica Alemán.

En 1972, China había establecido acercamiento con los Estados Unidos y eran socios en medio de la guerra fría. “Los líderes comunistas chinos veían con distancia, recelo y cierta frialdad al FSLN y a su gobierno, pues era inevitable que los vieran desde el prisma de la Guerra Fría, es decir, como un satélite soviético”, comenta el experto.

En su relato, Julio López Campos afirma que los sandinistas conocían “lo distante y frías” que eran las relaciones entre Moscú y Pekín, y los cuadros del partido también tenían sus reservas respecto a las relaciones de China con Vietnam.

“No se ignoraba que mientras a inicios de 1979 los sandinistas combatían en su fase final a la dictadura somocista, el heroico pueblo de Vietnam lo hacía contra casi 300 mil soldados chinos que habían invadido su país por tres puntos de su frontera. Vietnam, su gente y su lucha contra las ocupaciones chinas, los colonizadores franceses y el imperialismo gringo estaban demasiado presente en nuestra memoria”, indica López Campos.

Por otro lado, no existen registros oficiales de que China haya apoyado a los sandinistas militarmente, y en su lugar, Alemán indica que más bien vendieron armas a la contrarrevolución.

En su investigación académica de maestría titulada “La rivalidad diplomática entre China y Taiwán en América Central 2000 – 2010”, Alberto Alemán dice haber encontrado informaciones de que Pekín vendió armas a la Contra. “Por las incautaciones de armamento que hacía el Ejército Popular Sandinista tras combates con los contras, se sabía que las tropas rebeldes disponían de AK chinas y municiones, de cohetes antitanques que sirven para atacar unidades de tropas en la montaña”, comenta.

Los chinos incluso vendieron misiles antiaéreos con los que la Contra abatió a helicópteros Mi-24 rusos de la Fuerza Aérea Sandinista, “¿Y por qué no habrían de hacerlo? Hasta 1985 los sandinistas seguían teniendo relaciones diplomáticas con Taiwán, un asunto del máximo interés chino”, explica Alemán.

 A criterio del experto, es por eso que los sandinistas buscaron las relaciones diplomáticas con China, para detener la venta de armas a la Contra, y para abrir un canal de comunicación con el otro gigante comunista.

Las relaciones entre Nicaragua y China duraron menos de cinco años hasta que Violeta Barrios de Chamorro venció a Ortega en las elecciones de 1990 y rompió relaciones con el gigante asiático. Taiwán fue reconocido por Nicaragua nuevamente.

Este 2021, Denis Moncada fue el encargado de leer la decisión de Daniel Ortega de romper relaciones diplomáticas con Taiwán para asegurar su lealtad a Pekín.

“La República Popular de China es el único gobierno legítimo que representa a toda China y Taiwán es parte inalienable de todo el territorio chino”, dijo Moncada.

Ortega ya había vaticinado que esto podía ocurrir durante su gobierno. Él mismo lo dijo en una conferencia de prensa en 2006 durante su campaña electoral cuando le preguntaron si un gobierno presidido por él restablecería relaciones con China comunista y rompería con Taiwán.

“No hay que engañarse, Taiwán volverá a integrarse a China tarde o temprano como lo hizo Hong Kong. Vamos a abrir relaciones con China, pero vamos a mantener relaciones comerciales con Taiwán”, respondió Ortega, pero 15 años después, no mantuvo las relaciones comerciales con Taiwán a como prometió.

La Prensa Domingo China Daniel Ortega Nicaragua Taiwán archivo

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