14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

A todo pulmón

Querida Nicaragua: Las redes sociales son muy útiles y han cubierto al mundo entero con mensajes de toda clase; algunos muy hermosos, emocionantes y dignos de ser divulgados por quienes los reciben; otros detestables, llenos de mentiras, calumnias, rumores perversos en contestaciones o comentarios sobre artículos de opinión que se publican en los periódicos.

Hay nicaragüenses en el exilio que se sienten con el derecho a decirnos lo que tenemos que hacer para botar al gobierno orteguista. Nosotros les mandamos una millonada de dólares en las remesas mensuales y ustedes no mueven un dedo para luchar contra ese gobierno perverso, dice algún despistado en las redes sociales que por mandar tal vez cincuenta dólares a su familia quiere obligar a los ciudadanos a botar al gobierno, no dice cómo ni con qué. Seguramente quiere que salgamos a la calle en grupos a gritar consignas en contra del gobierno sin darse cuenta de lo que le ha sucedido a muchos que han intentado luchar en forma cívica y dentro de partidos políticos debidamente organizados.

Es bien fácil estar gritando a todo pulmón desde el exilio donde no se corre ningún riesgo, esos señores que vociferan y echan en cara los centavos que mandan como remesas deberían venir aquí y lanzarse a las calles a gritar consignas.

Facilísimo es gritar desde afuera, pedir desde el exilio que luchen los que se quedaron. Tipos capaces de expresarse en semejante forma deberían tener vergüenza y por lo menos entender que hay miles de nicas que estamos aquí y que no es gritando como se lucha, sino con el pensamiento sano, con la pluma, con la palabra bien dicha no a gritos en las calles. Vale más una palabra bien dicha que cien gritos desafinados, vale más el diálogo que la confrontación sin sentido. Muchos que se han ido al exilio no opinan por dar gritos sin sentido, ellos se fueron porque se sintieron perseguidos, constantemente vigilados y en el exilio usan la inteligencia, la palabra bien dicha o bien escrita que es casualmente la forma de luchar contra un gobierno que catalogan como no democrático.

Por supuesto que hay también miles de nicaragüenses en el exilio incapaces de lanzar reproches en contra de quienes nos hemos quedado aquí. Ellos comprenden la circunstancia difícil por la que estamos pasando y no lanzan gritos a todo pulmón como los antes referidos.

Ese tipo de incomprensiones entre unos y otros ha sido constante en la dramática historia nuestra. Hemos vivido luchando uno contra otro, nunca unidos en beneficio de la nación. Nos hacemos llamar “hermanos nicaragüenses”, pero no lo somos, más bien parecemos enemigos el uno del otro y eso nos ha conducido al fracaso. Podemos leer ejemplos clarísimos en dos historiadores modernos: el expresidente Enrique Bolaños Geyer (recientemente fallecido) en su libro Lucha por el poder, y el último libro de historia de Nicaragua escrito por Humberto Belli Pereira, titulado Buscando la Tierra Prometida (Historia de Nicaragua de 1492 a 2019).

Necesitamos olvidar rencores, tratarnos como hermanos para no vivir en perpetua guerra, en luchas permanentes peleando por llegar al poder. Fuimos colonizados por los mismos españoles que vinieron a toda la América Latina, pero nosotros parece que padecemos el síndrome de Pedrarias Dávila, el cuchillero que se divertía en León encerrando en una jaula a unos cuantos indios para ser devorados por furiosos perros rabiosos. Desde aquellos tiempos hemos venido padeciendo violencias. Han influido más en nuestra historia los Pedrarias Dávila que los Bartolomé de las Casas. Ojalá aprendamos a ser hermanos.

El autor es empresario radial.

 

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí