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La libertadora del libertador

CARTAS DE AMOR A NICARAGUA

Querida Nicaragua: Buscando biografías de hombres ilustres encontré en una librería de Guatemala, no hace mucho tiempo, una muy especial del libertador Simón Bolívar, quizás el más grande de los próceres de la América Latina. El autor de Las cuatro estaciones de Manuela, con el subtítulo Los amores de Manuela Sáenz y Simón Bolívar, es un norteamericano de origen alemán, Víctor W. Von Hagen, nacido en Estados Unidos en 1908, explorador, naturalista y escritor, dueño de una larga trayectoria que lo llevó por todos los continentes haciendo investigaciones. Suramérica le cautivó y seguramente por eso encontró un rico filón informativo investigando la vida del libertador de cinco naciones, el hombre que cruzó los Andes con su ejército de humildes patriotas mal vestidos, descalzos y mal armados luchando contra el imperio español.

Bolívar, como lo proclaman todas sus biografías, usó toda su fortuna en su afán de liberar a las naciones que se propuso liberar. Pasó la mayor parte de su vida montando a caballo y ganando batallas. El pueblo humilde decía que Bolívar y su caballo eran uno solo. El autor Von Hagen se pregunta en la contratapa de su libro “¿Quién o qué era esta inquietante mujer que levantaba una tempestad de protestas ahí donde se presentaba? La vida de Manuelita Sáenz, por mucho que parezca a veces una novela barroca, es biografía. Todo lo que aquí se incluye ha sido minuciosamente investigado”.

Von Hagen le devolvió a Manuela, el último amor de Bolívar, un lugar en la historia, ya que por un tácito acuerdo entre los historiadores, se la había condenado al olvido, se suprimieron oficialmente los documentos que la mencionaban y se destruyeron casi todas sus cartas de amor con Bolívar. Documentos desconocidos encontrados por el autor le permiten disipar los mitos creados alrededor de Bolívar para descubrir a un ser de actitudes complejas que luchaba por sus ideales con el vigor y las flaquezas de un hombre común. Esta biografía es emocionante, realmente parece una novela. Bolívar y su último amor, Manuelita Sáenz, luchan prácticamente juntos en una emocionante historia de amor y de guerra. Inclusive Manuelita le salva la vida a Bolívar enfrentando a quienes querían eliminarlo y propiciando que Simón se pusiera a buen recaudo. Por esta y otras acciones Manuelita entra a la historia como la Libertadora del Libertador. Todavía transmiten en Netflix la serie Bolívar, sin omitir rasgos interesantes de sus luchas y pasiones.

Lástima grande que hazañas heroicas como las de Bolívar, Manuelita y los jefes militares que acompañaron al héroe dieron resultados efímeros por el egoísmo, la envidia y el odio politiquero proverbial en nuestra América, Bolívar liberó cinco naciones que poco a poco fueron cayendo en los mismos vicios de la corona española. Bolívar terminó sus días en Santa Marta, enfermo de tuberculosis, rodeado de sus más allegados compañeros de lucha y vilipendiado por sus adversarios en las mismas naciones que había liberado. Los hombres grandes terminan siendo despreciados. Las naciones liberadas por Bolívar al pasar los días fueron gobernadas por tiranos y dictadores. Venezuela, su patria, es el mejor de los ejemplos con la dictadura oprobiosa que hoy sufre. De Bolívar solo quedan en Caracas cantidad de monumentos exaltando su heroísmo. Más valdría que en lugar de estatuas y monumentos y museos y conferencias con su nombre se le diera al pueblo venezolano lo que necesita para vivir: un gobierno democrático, sin presos políticos, libre y soberano, con elecciones periódicas limpias y súper vigiladas. Así se exaltaría la memoria de Bolívar.

El autor es empresario radial. Fue candidato a la Presidencia de Nicaragua.

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