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Wilder Rafael Martínez Valladares dejó a sus padres y el calor de su pueblo Wiwilí el 18 de mayo. Salió de Jinotega, para enrumbarse a Estados Unidos en busca del «sueño americano», sin imaginarse que en su travesía por Reynosa, en el estado de Tamaulipas, México, terminaría encontrando la muerte. Ahora su familia no solo llora su partida, sino que le invade la preocupación por repatriar el cuerpo del joven asesinado presuntamente por un cartel mexicano.
De acuerdo con el relato de Hernán Valladares, tío de Wilder y único sobreviviente de la tragedia, el viaje lo emprendieron ocho personas, entre ellos tres guatemaltecos y cinco nicaragüenses, incluyendo al joven migrante y su tío, quienes se encontraban resguardados en una bodega esperando para que los «coyotes» los cruzaran hacia Estados Unidos.
La noche del jueves 17 de junio, la bodega donde se encontraban los migrantes fue asaltada por un grupo de armados. Hernán no precisa si se trataban de agentes federales o grupos narcotraficantes. El único que logró escapar de los hombres fue el tío de Wilder, quien logró cruzar a Estados Unidos y desde ahí nos relató la noche de terror.
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«Me quedé medio escondido, como era una casa de dos pisos, me escapé por el segundo piso a una área ajena y estuve ahí esperando como por tres horas hasta que ellos se fueron. Lamentablemente, no pude alertar a los demás que venían esos hombres armados», relató Hernán, quien agregó que desde ese día no supo más de su sobrino y los otros migrantes.
Identifican el cuerpo de Wilder
Fue hasta el miércoles 23 de junio que los medios mexicanos informaron sobre un supuesto enfrentamiento entre grupos narcotraficantes y una patrulla azteca en el estado de Tamaulipas, que dejó al menos 14 fallecidos. Entre las víctimas estaba el joven nicaragüense Wilder Martínez. Su familia lo logró identificar a través de las fotografías publicadas en redes sociales por los medios mexicanos. Su cuerpo yacía en el suelo y bastó ver la vestimenta para saber que era él.
«Es Wilder, ya lo tenemos confirmado. Nos dimos cuenta por las redes sociales, ya que el andaba una camiseta negra, sus zapatos, aparte que llevaba puesta una camándula (cadena de cuentas para rezar el rosario católico) color café y por la contextura del cuerpo», describió Sandra Valladares, tía de Wilder, quien habita en una comunidad cerca de las praderas Pantasma, en Jinotega.
Sandra reconoce que su sobrino se destacó por ser una persona «trabajadora y luchadora», que siempre se dedicó a la agricultura. El 13 de junio cumplió sus 19 años y esa fecha la pasó en su travesía hacia Estados Unidos. Estuvo varios meses en Costa Rica, pero regresó a Nicaragua con el objetivo de buscar el sueño americano y ayudar a su familia, ya que son de escasos recursos.
Buscan su repatriación
Josué Martínez, padre de Wilder, también conversó con LA PRENSA y sostuvo que desde que identificaron el cuerpo de su hijo han querido gestionar su repatriación, pero hasta ahora desconocen el paradero del cadáver. «No sabemos dónde está el cuerpo de mi hijo, no sabemos si está en la morgue de México o en otro lado», dijo.
«Lo que hemos estado haciendo es que unos líderes de la comunidad me pidieron dos fotocopias de cédula, la mía y la de mi esposa, para hacer el proceso, pero hasta hoy no he recibido una buena respuesta, desde el miércoles pasado mandé esos documentos. Nosotros le pedimos al gobierno que nos ayude con eso», sostuvo Josué.
El progenitor también solicitó ayuda al Gobierno de México para que les brinde información sobre todo lo relacionado al suceso y haga gestiones con la Cancillería de Nicaragua, para iniciar el proceso de repatriación, y así poderlo enterrar en su tierra natal.
Deudas lo obligaron a emigrar
Josué Martínez relató a este Diario que desde noviembre, con el paso de los huracanes Eta y Iota, su familia quedó en la ruina. Los ciclones arrasaron con los cultivos, dejándoles significativas pérdidas económicas y con serios compromisos de pago. Eso, dice su padre, alentó a Wilder a sentir la necesidad de emigrar y ayudar a sus padres a pagar esas deudas y de paso encontrar una mejor vida en Estados Unidos.
«Papito, yo me voy a ir porque usted tiene jaranas (deudas) y si yo me voy, nosotros vamos a quedar sin esas deudas, primeramente Dios vamos a salir adelante, mire cómo los huracanes se llevaron el café y ahora tenemos que luchar», fueron las últimas palabras que Wilder le dijo a su papá, según relató.
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Aunque Martínez no estaba ciento por ciento contento por la partida de su hijo, «porque usted sabe, un padre para un hijo y un hijo para un padre», él accedió para que su vástago emprendiera el viaje. «Entonces yo le dije que ni modo, tenés que irte», recordó Josué ya con un tono de voz más apagado.
«Mi mamá, que es abuelita de Wilder, siempre lo aconsejó y le dijo que la pensara bien antes de irse, que tuviera cuidado, fue lo único que pudo decirle mi mamá, pero él dijo que se tenía que ir para ayudarle a sus padres por las deudas que tenía y se le metió eso en la cabeza y nadie lo sacó de ahí hasta que se fue», dice por su parte Sandra, tía del joven.