El Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI) se apura en la reconstrucción del dique rocoso de Corinto, Chinandega, que resultó afectado por las fuertes olas de la semana pasada. Con una pala excavadora, la institución coloca las rocas que cedieron ante la furia del mar y dieron paso a inundaciones en el caserío levantado en la zona costera, siendo el barrio INVI el más golpeado.
Los daños y la respuesta estatal han sido abordados por la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo, en su monólogo de mediodía; sin embargo, la funcionaria no ha aclarado que los trabajos en ejecución no le ponen fin al problema y que con otro episodio de violentas olas volverá a ocurrir lo mismo porque el dique cederá. Para solucionarlo es necesario desarrollar una obra de mayor envergadura ingenieril.
LA PRENSA consultó con dos destacados ingenieros nicaragüenses con amplio conocimiento en el tema sobre las posibles soluciones y ambos mencionaron dos opciones. Solo que cualquiera de las dos demanda más recursos que la acción actual del MTI que consiste en volver a colocar las rocas que botaron las olas.
Bajo anonimato, los dos ingenieros explicaron que la primera obra podría ser la barda de tablaestaca, que es un muro de contención conformado por láminas prefabricadas a lo largo de la zona costera (para este caso se recomienda sea de acero) y se fija en el terreno para su estabilidad. “En los puertos de otros países se ha utilizado la tablaestaca y ha sido un éxito”, aseguró uno de los ingenieros consultados.
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Según información reportada en días pasados por medios locales de Chinandega, al menos 12 viviendas colapsaron y otras 50 se inundaron por el fenómeno natural llamado mar de fondo. Ante la inclemencia de las olas, miembros del Comité Nacional de Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Comupred) y la Alcaldía de Corinto, cuya administración es sandinista, evacuaron a las familias. Otras lo hicieron por su propia cuenta.
La segunda opción que brindan los ingenieros y demanda menos presupuesto que la anterior es la colocación de rocas más grandes, pero envueltas en geomallas, sistema que también es una alternativa recurrente para evitar el desprendimiento de rocas en cerros que están al lado de las carreteras. “Cuando el agua trate de erosionar, se hunde la malla y no hay como moverla. Se va asentando en la zona costera”, indicó la segunda fuente.
La saña del mar contra las casas levantadas en la zona costera de Corinto ha ocurrido durante años y no ha sido paliada ni con los geocontenedores de polipropileno de alta densidad que años atrás fueron colocados con la ayuda de Taiwán entre las viviendas y el mar. Este sistema consiste en bolsones confeccionados con geotextil que en su interior contienen arena.