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El Banco Mundial urge invertir en el capital humano en Centroamérica para aumentar la productividad. LA PRENSA/Carlos Cortez

Funides mejora sustancialmente la proyección económica de Nicaragua y vaticina menos pobreza y desempleo en 2021

La nueva proyección de la economía hecha por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) está por encima del 1 por ciento que había estimado en diciembre pasado. Este es el nuevo escenario económico que vaticina para el país.

Menos pobreza, más empleos y mayor crecimiento económico, incluso por encima del que espera el Gobierno, son las perspectivas para este año de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), que estima una expansión de 3.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) al finalizar el 2021, una tasa que supera el rango proyectado por el Banco Central de Nicaragua, que oscila entre 2.5 y 3.5 por ciento.

De esta manera Funides se convierte en la entidad independiente más optimista con el desempeño de la economía para este año, alejándose de las previsiones de organismos como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El FMI en su última actualización estimó un crecimiento para Nicaragua este año de 0.2 por ciento; el Banco Mundial 0.9 por ciento, y la Cepal espera 1.3 por ciento.

El centro de pensamiento basó su nueva proyección en cifras oficiales del Banco Central de Nicaragua respecto al comportamiento de las actividades económicas en 2020 y los primeros meses del 2021, así como entrevistas realizadas a diversos actores del sector privado.

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Los riesgos

El crecimiento estimado por Funides ocurrirá si en el escenario económico nacional el Gobierno no implementa adicionales políticas públicas con impacto macroeconómico, como una reforma tributaria o en la Seguridad Social, algo muy improbable en un año electoral.

Igualmente la proyección del centro de pensamiento está condicionada a que no haya un rebrote significativo de Covid-19, “que modifique la tendencia en la movilidad de las personas e impacte en el consumo de los hogares”.

Los médicos ya han alertado de que Nicaragua está experimentando actualmente una segunda oleada de propagación del virus, tras la Semana Santa, con contagios diarios que superan la media de la primera ola de expansión del Covid-19. Pero a diferencia del año pasado, en esta ocasión los niveles de movilidad se mantienen estables y hay menos pánico en la población, un escenario que, si embargo, aún no es definitivo.

Otro factor que será determinante para que se cumpla la proyección de Funides es que no aumente “la incertidumbre en las decisiones de consumo e inversión ante un deterioro en el ambiente sociopolítico del país por el entorno electoral”.

Lo cierto es que en este punto último que plantea Funides, al igual que el avance de la pandemia en Nicaragua, tampoco hay certeza de que el panorama actual no varíe en lo que resta del año, puesto que los analistas políticos han advertido de un recrudecimiento de la represión estatal a medida que se acerquen las elecciones en noviembre próximo, ante la desesperación del régimen de Daniel Ortega de retener el poder. Esto suele aumentar el temor en la población y las empresas, lo que impacta la demanda interna.

Menos pobreza

Pero si finalmente las proyecciones del centro de pensamiento se concretan se esperaría que esto impacte de manera positiva la tasa de pobreza y el PIB per cápita exhiba una significativa recuperación y retorne a los dos mil dólares.

En concreto, la tasa de pobreza pasaría de 27.9 por ciento en el 2020 a 24.6 por ciento, lo que significaría que 1.6 millones de nicaragüenses aún viviendo con 1.77 dólares o menos al día (un poco más de 60 córdobas al día). Estos nicaragüenses tendrán dificultades para “costear sus necesidades básicas como alimentos, vestimenta, salud, educación, entre otras”. Al finalizar el año pasado el grupo viviendo en esta situación ascendía a 1.8 millones de personas.

También habría mejora en la tasa de pobreza extrema, donde el año pasado 467 mil nicaragüenses no podían garantizar la cobertura de su necesidades básicas. Este año se espera que esa tasa caiga a 5.9 por ciento, mejor que el pasado, pero aún por encima del 4.5 por ciento del 2017.

Pese a ello, un mayor crecimiento del PIB también tendrá un efecto directo en la variación del PIB per cápita que retornaría a niveles de 2018, cuando aún se ubicaba por encima de los dos mil dólares. Se esperaría, entonces, que al finalizar el 2021 este se sitúe en 2,027 dólares, muy cerca de los 2,156 dólares en el 2017, es decir previo al estallido de la recesión.

Tímida recuperación del empleo

Esta recuperación de la economía y mejoras en el indicador de pobreza, no obstante, no tendrán un impacto significativo en el mercado del trabajo, donde se espera que al finalizar este año 155 mil permanezcan sin generar ingresos para sus hogares. Esto implicará que solo 15 mil podrán ganarle la batalla al desempleo este año, según estimaciones de Funides.

Al finalizar el 2020, según Funides, al menos 170 mil seguían sin trabajo, inferior a los 176 mil observados en el 2019. Si este indicador se compara con lo que había en el 2017, al menos 34 mil empleos continuarán sin recuperarse.

La tasa de desempleo cerraría en 4.7 por ciento, aún por encima del 3.7 por ciento en el 2017. Funides señala especialmente el impacto que la recesión económica y la pandemia han tenido en el poder adquisitivo de los hogares. “Además del deterioro en los puestos laborales, el ingreso de las personas tuvo una importante reducción. El salario real de las personas tuvo una disminución de ocho por ciento entre marzo del 2018 y febrero del 2021”, indica.

“Esta pérdida en el poder adquisitivo de los nicaragüenses implica un deterioro de las condiciones de vida y por ende limita el proceso de reducción de la pobreza”, agrega.

Esto confirmaría entonces que pese a que habrían mejoras en indicadores sociales, aún estos no se habrán recuperado a niveles de antes del 2018.

Otros indicadores

Ya en el terreno más macroeconómico y que estarían detrás del 3.7 por ciento de crecimiento que proyecta Funides, este espera que el consumo nacional crezca dos por ciento, luego de experimentar una caída de 0.9 por ciento en el 2020. Las remesas y el aumento del empleo ayudarían a que la demanda exhiba una mejor desempeño.

Por su parte, la inversión fija privada prevé que repunte 7.5 por ciento, luego de crecer 3.2 por ciento el año pasado. Eso debido a mejoras en el ingreso del sector empresarial por una recuperación del consumo privado y el aumento significativo del gasto del Gobierno. Asimismo, por un incremento en la canalización de crédito por parte del Sistema Financiero Nacional, lo que aumentará la inversión privada.

De hecho, en el gasto público también se proyecta un repunte de 7.7 por ciento frente al 8.5 por ciento en el 2020. Esto por un aumento del financiamiento externo al Gobierno, asociado a préstamos aún no contemplados en el Presupuesto General de la República, que vienen atados a proyectos vinculados con el Covid-19 y la reconstrucción de las zonas afectadas por los huracanes Iota y Eta, explica Funides.

Adicionalmente el Gobierno tendrá un crecimiento de los ingresos tributarios. El Ministerio de Hacienda y Crédito Público ya reveló que en el primer trimestre de este año, al erario ha ingresado veinte por ciento más con relación a igual periodo del año pasado, lo que significa un fuerte aumento en la sobrerrecaudación, que supera los cuatro mil millones de córdobas.

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Exportaciones con crecimiento tímido

Ya en el plano de comercio exterior, se esperaría que las exportaciones de bienes y servicios crezcan 1.3 por ciento en el 2021, tras una contracción de 8.8 por ciento el año pasado. “Este comportamiento se debería a un incremento bastante similar tanto en exportaciones de bienes como de servicios. Este crecimiento se vería amortiguado por el aumento en los precios internacionales”, indica Funides.

Por su parte, las importaciones de bienes y servicios crecerían 2.2 por ciento, tras un modesto repunte de uno por ciento el año pasado. Según el centro de pensamiento esto se debería a una recuperación en el consumo privado, la inversión fija privada y el gasto público. “Al aumentar los componentes de la demanda, se produce un crecimiento correspondiente en las importaciones”, cita.

Incertidumbre

Y aunque todos los organismos apuntan a un crecimiento económico para Nicaragua, por primera vez después de tres años de recesión, Funides señala que las encuestas de opinión pública muestran que las personas aún poseen cierta incertidumbre sobre el desempeño económico del país para este año.

“El 53 por ciento de las personas consideran que la situación económica del país se encuentra más deteriorada en enero del 2021 en comparación con 2020. Asimismo, un importante porcentaje de las personas considera que la situación económica de sus familias será peor que la que tuvieron en 2020 (49 por ciento); esto a pesar de la reducción de porcentajes en relación al registrado en el 2020 (57 por ciento”, recordó Funides citando una encuesta de CID-Gallup, 2021.

En la misma se menciona que el principal problema del país es económico, donde la falta de empleo lastra el ánimo de los nicaragüenses.

Vuelco en la proyección inicial

La nueva proyección de la economía hecha por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) está por encima del 1 por ciento que había estimado en diciembre pasado y que en esa ocasión tomó como base los daños ocasionados por los huracanes Iota y Eta en la producción de cultivos claves para la exportación, como el café, frijol, maní y pesca; también las afectaciones al consumo privado también por los ciclones, y el aumento del gasto público a través de inversión pública privada.

1,250
millones de dólares es la pérdida que acumula el Producto Interno Bruto real hasta el año pasado comparado con 2017, como consecuencia de las crisis económica y sanitaria, según Funides.

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