Daniel Ortega cumplirá el 10 de enero de 2021, 14 años en el poder de forma consecutiva, sin que haya logrado sacar al país de la pobreza.
Ante su incapacidad de crear estabilidad económica, social y política en Nicaragua, Ortega sigue culpando a los anteriores gobiernos, a Estados Unidos y a los opositores, sin embargo su gobierno ha sido el que más tuvo acceso a fondos externos, cooperación y préstamos de los organismos financieros internacionales: entre estos 10 años de la cooperación venezolana, que implicaron 5,000 millones de dólares, según el Banco Central, remesas familiares, crecimiento de las exportaciones y las inversiones extranjeras.
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El sociólogo Oscar René Vargas manifestó que si el régimen de Ortega y su esposa Rosario Murillo hubiesen usado todos esos recursos con una estrategia de desarrollo social, Ortega “pudo haberse lucido como un presidente que mejoraba las condiciones de vida de los nicaragüenses”, pero, en cambio, su gobierno tiene como base el clientelismo político, enriquecimiento ilícito, exoneraciones a los más ricos y la corrupción, lo que ha hecho imposible que el país salga del subdesarrollo.
Programa de dádivas
Desde el inicio de su segundo gobierno en enero de 2007, Ortega ha promovido los programas sociales como una medida para sacar al país de la pobreza, pero no es posible lograr eso regalando láminas de zinc.
Vargas explicó que los programas sociales en el régimen Ortega-Murillo se traducen en clientelismo político.
“La diferencia entre las dádivas y un programa social es que vos vas a dar trabajo y no productos; me refiero a que el zinc no va a resolver el problema del trabajo”, dijo Vargas.
El sociólogo también señaló que Ortega no cambió la distribución de la riqueza, sino que aumentaron los grupos de millonarios en el país. Durante la alianza entre Ortega y el sector empresarial, que terminó en abril de 2018, hizo exoneraciones de impuestos a los grandes capitales. Entre los productos exonerados se contaba con yates y jet privados.
“De acuerdo a cifras del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, se calcula en 13 mil millones de dólares de exoneraciones, excepciones de impuestos y beneficios para el gran capital”, aseguró Vargas.
Corrupción
La corrupción gubernamental es el otro factor que bloquea el crecimiento de un país. El organismo Transparencia Internacional, a través del Índice de Percepción de Corrupción en América Latina, volvió a calificar a Nicaragua como uno de los tres Estados más corruptos de la región, solo por detrás de Haití y Venezuela, en su informe de 2019.
Vargas valoró que la cantidad de dinero que entró en los años prósperos de Ortega, entre 2007 y 2017, “es mucho mayor a la cantidad de dinero que entró en tiempos de (Arnoldo) Alemán” (1997-2002), que fue otro gobierno acusado de corrupción.
Ortega tuvo más dinero, ha tenido más tiempo y más posibilidades de mejorar la situación económica del país, confirmó el sociólogo. “Con esto no estoy exonerando a Alemán de que sea corrupto, sino que estoy diciendo que la corrupción en tiempos de Ortega ha sido mayor por la cantidad de dinero que ha corrido en el país”, confirmó Vargas.
Nunca fue su objetivo sacar al país de la pobreza
El también sociólogo Cirilo Otero manifestó que el objetivo de Ortega nunca ha sido sacar al país de la pobreza ni hacer cambios sustanciales en su forma de gobierno.
“No es que no pudo haber cambiado la realidad del país en 13 años, es que no hubo voluntad. A él y a su régimen no le interesaba hacer cambios en derechos humanos, en economía, en seguridad pública, en prevención de los desastres. Él lo único que quería es mantenerse en el orden, hacer uso de los recursos de la población, no transformar la realidad y volver a otro período de gobierno para una cuarta consecutiva administración”, valoró Otero.
El sociólogo observó que si el país ha tenido algún crecimiento en los últimos años en desarrollo social, en producción agrícola tecnificada, mejoramiento de la infraestructura vial, seguridad alimentaria ha sido por la cooperación internacional, no por la gestión de Ortega.
“En general, los programas y proyectos de desarrollo como infraestructura o apoyo para la producción están en manos del sector externo, de Canadá, de los mismos Estados Unidos, de la Unión Europea. Por ejemplo, todo lo relacionado con seguridad alimentaria y parte de producción de alimento, la Unión Europea es la que lo ha asumido, ni ellos ponen plata para eso”, dijo el sociólogo Otero.