Este lunes 2 de marzo, LA PRENSA cumplió 94 años de fundado y de forjar conciencia ciudadana, de decir la verdad y velar por las causas del pueblo.
LA PRENSA siempre ha sido independiente y objetiva, con ética enseña y conduce a sus lectores que cotidianamente se percatan del acontecer nacional. Con la autoridad moral que a lo largo de su existencia ha mantenido y sigue manteniendo, LA PRENSA siempre ha denunciado los males que padece la República, a pesar de todos los riesgos, porque cuando hay honestidad en el cumplimiento de los compromisos para con el pueblo, no hay valladares que impidan la misión de difundir la verdad.
El doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, Mártir de las Libertades Públicas y Héroe Nacional, afirmaba que “sin libertad de prensa no hay libertad”. Estaba en lo cierto pues la forma principal para saber cómo funcionan todos los derechos y libertades de los ciudadanos los medios de información deben tener libertad de buscar y decir la verdad.
LA PRENSA ha tenido que vivir tiempos aciagos. Censuras, multas exorbitantes, cierres prolongados y últimamente, bajo la dictadura Ortega-Murillo, por espacio de setenta y cinco semanas le fue aplicado un bloqueo aduanero al papel y demás materias primas indispensables para imprimir el periódico. Afortunadamente, gracias a las gestiones del representante del papa Francisco en Nicaragua, el nuncio apostólico monseñor Waldemar Sommertag, y por la presión del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, el material le fue entregado a LA PRENSA. Y ahora, con más páginas el Diario de los Nicaragüenses puede cumplir su cometido de ofrecer la suficiente información y opinión que requiere la ciudadanía para su ilustración.
A LA PRENSA nadie le puede objetar el valioso aporte que dio en la lucha contra la dictadura de los Somoza con sus problemas de corrupción, aunque en menor escala que en la presente. Además LA PRENSA ha sido tenaz para combatir a todas dictaduras se han impuesto al pueblo de Nicaragua.
A propósito del bloqueo aduanero que la dictadura Ortega Murillo le impuso a LA PRENSA, la Biblia en el Eclesiastés es terminante con su sentencia de que “hay un tiempo para callar y otro tiempo para hablar”. Pero la libertad de decir lo que se piensa no puede ni debe estar supeditada a la voluntad de los que manejan poderes temporales. A Nicaragua tienen que venirle tiempos mejores, por las ventanas de la historia tendrán que asomarse los rostros nuevos de personas que tengan sentido de Patria y sepan amar a Nicaragua, levantando orgullosos el emblema Azul y Blanco de nuestra identidad nacional que es también enseña de nuestra libertad.
El autor es periodista de Somoto.