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Ernestina Orozco y su esposo. LA PRENSA/Reproducción Yury Salvatierra

Grandes crímenes | La mujer que, desesperada por las deudas, asesinó a toda su familia y luego se suicidó en 1996

La noche del 25 de septiembre de 1996, Ernestina Orozco preparó cena para su familia. A la comida le echó sedantes. Una vez dormidos, mató a su esposo, quien era subcomisionado de la Policía y jefe de los antimotines y a sus dos hijos.

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Este reportaje fue publicado en el periódico HOY el 7 de abril de 2019.

Ernestina Orozco se mostró de lo más tranquila el 25 de septiembre de 1996. A simple vista, parecía que había superado sus crisis depresivas y el tema de las “inmensas” deudas no le torturaban más. Las discusiones con su esposo, el entonces subcomisionado de la Policía y jefe de los antimotines, Manuel Lezama García, tras enterarse que ella debía una fuerte cantidad y previo a casarse no le había contado,  habían cesado y solo restaba una cosa: hacerle frente a la vida y luchar juntos por sus hijos.

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Detrás del semblante de Ernestina Orozco se ocultaba una mujer perturbada y un plan macabro que estaba próximo a cumplirse.

La noche del 25 de septiembre de 1996, Orozco preparó la cena con esmero, en ese momento, la Policía no precisó qué había cocinado, pero los alimentos llevaban sedantes que sumirían al subcomisionado, los dos niños (uno de 8 años y otro de 8 meses) y a la empleada en un sueño profundo.

Así fueron encontrados los cuerpos del Subcomisionado y su familia. LA PRENSA/Reproducción: Yury Salvatierra

La masacre

Es indecible lo que pensó Orozco durante las horas en que contempló a su marido e hijos dormir. Posiblemente lloró, abandonó el umbral de la realidad, pero jamás se desvió de su proyecto sangriento.

A las 4:00 de la madrugada del 26 de septiembre, sacó su revólver calibre 38 con capacidad para cinco proyectiles y aseguró la puerta de la habitación. La Policía refirió en sus investigaciones que Orozco se subió a la cama y desde ahí hizo el primer disparo a quemarropa en la cabeza del subcomisionado Manuel Lezama. Luego, —en la misma posición— se ladeó un poco para disparar a su pequeño de 8 años, Ernesto Díaz Orozco.

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Acto seguido se dirigió a la cuna del pequeño Manuel Lezama Orozco, de apenas 8 meses de edad, al que ultimó de la misma manera: con un disparo en la cabeza. Invadida de temblores y llanto, se acostó a la par de los cadáveres de su esposo e hijo mayor, y por última vez tiró el gatillo que acabó con su existencia y la del bebé que llevaba en su vientre. Sí, Orozco estaba embarazada.

Lezama Orozco
Los cuerpos de la familia Lezama Orozco fueron encontrados en la casa B6 de Veracruz. LA PRENSA/Reproducción: Yury Salvatierra

¿Por qué lo hizo?

El 28 de septiembre de 1996 LA PRENSA publicó: “Investigaciones confirman triple asesinato y suicidio”. El hecho que ocurrió en la casa B-6 de Jardines de Veracruz alteró a todos los capitalinos. Las autoridades informaron que Ernestina antes de morir había enviado tres cartas: una a su hermana Georgina Marenco Vallejos, otra a Baccaro Salomón —dueño de la casa donde ocurrió el exterminio— y al entonces comisionado y jefe de la Policía en Managua, Pedro Aguilar.

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En las misivas se infería que Orozco había resuelto matar y suicidarse porque debía 100 mil dólares a Zayda de Somarriba, luego de haber sido supuestamente estafada por el sujeto Francisco Martínez. Por mucho que la Policía buscó al estafador, jamás dio con él. Se concluyó que no existía.

El subcomisionado de la Policía y jefe de los antimotines, Manuel Lezama García, dejó a dos hijos sin padre: José Danilo y Manuel Antonio Lezama Fornos (en esa época de seis y tres años de edad. Procreados con su primera pareja, Déborah Fornos).

La familia de Ernestina Orozco nunca aceptó que esta cometiera tan horrible crimen. Asociaron lo ocurrido a una “pasada de cuentas”, que tenía mucho que ver con el trabajo de la occisa —corredora de bonos, bienes y raíces, donde —sin quererlo— se había relacionado con gente avariciosa y hasta con criminales, entre ellos Róger Orúe y Marvin Villalobos, ambos condenados en 1995 a 30 años de cárcel por el asesinato de la pareja de ancianos Alfonso Jirón y Cora de los Ángeles Cerna (compradores de bonos).

A Lezama le rindieron honores y fue ascendido a Comisionado. LA PRENSA

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En esos días, Orozco recibió amenazas directas, en donde le decían que si declaraba algo en torno a ese suceso, le tocarían lo que más le dolía. Por temor a las constantes amenazas, la mujer puso seguridad en su casa y además compró un arma con la que podía defenderse de algún ataque (no era la misma con la que mató a su familia un año después).

En su búsqueda porque las autoridades la protegieran conoció al subcomisionado Lezama, se enamoraron, se casaron, tuvieron un hijo y posteriormente sobrevino la horrible tragedia.

Sufría una depresión severa

Quienes conocían a Ernestina Orozco aseguraron que era una mujer alegre y muy amorosa con su esposo e hijos. Nadie habría creído que la infortunada batallaba con una depresión severa, tan severa que tuvo que ir en busca de ayuda psicológica.

En una publicación de La Prensa del 11 de octubre de 1996, se detalló que había visitado el Hospital Monte España y pasó consulta con el psiquiatra Carlos José Fletes (esto ocurrió el 29 de julio de 1996).

De acuerdo con el informe que el doctor Carlos José Fletes brindó a la División Cinco de la Policía Nacional, Ernestina tenía problemas con su marido al extremo de querer divorciarse. Asimismo dijo que enfrentaba serios problemas económicos.

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Orozco también estaba preocupada porque su marido, el comisionado Manuel Lezama, se había enterado de su deuda (de 100 mil dólares) hacía un mes y creía que —por esa razón— este se había retirado de la casa: por eso llegaba pocos días y parecía —según ella— que ya no la quería.

Durante la entrevista con el psiquiatra Orozco manifestó que tuvo intenciones de suicidarse y compró varias pastillas, pero finalmente se abstuvo. Luego compró una pistola con la misma intención. La segunda cita con el especialista la sostuvo el 19 de agosto de 1996. De acuerdo con el informe, esta solamente llegó a decirle que Lezama le había dicho que quería regresar a la casa, pero que ella debía olvidarse de todas las deudas.

Orozco le  mintió a su esposo para que regresara lo más rápido a la casa, le dijo que no se preocupara porque un banco le otorgaría un préstamo y con ese dinero resolvería todos los problemas.

El 16 de septiembre, Orozco llamó por teléfono al médico solicitándole una consulta urgente a la que el galeno accedió por las características de la paciente. En esa ocasión la angustiada mujer presentaba depresión severa. El médico le recetó antidepresivos, pero al darse cuenta que estaba embarazada se los suspendió.

La última cita con el psiquiatra sería el 23 de septiembre, tres días antes de la masacre,Orozco jamás llegó. De acuerdo con Fletes, ella preparó el crimen desde hacía mucho tiempo atrás.

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