Las constantes violaciones a los derechos humanos y la consolidación del autoritarismo del régimen Ortega-Murillo podrían provocar la exclusión de Nicaragua del Tratado de Libre Comercio con República Dominicana y Centroamérica (DR-Cafta por sus siglas en inglés).
Según los medios de comunicación estadounidenses Nuevo Herald y McClatchy DC, funcionarios federales están estudiando el acuerdo, firmado en el 2005 con seis naciones centroamericanas, para determinar si pueden bloquear el acceso preferencial de Nicaragua, República Dominicana y El Salvador al mercado estadounidense sin afectar el resto del acuerdo.
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“Estamos muy preocupados con el avance de Nicaragua hacia el autoritarismo y los lazos cuestionables de República Dominicana y El Salvador”, dijo un funcionario del gobierno de Trump, según cita el Nuevo Herald y añadió “como Estados Unidos ha dejado en claro, no permitiremos que nuestros acuerdos comerciales, incluido el DR-Cafta, se conviertan en una puerta trasera para beneficiar a economías que no respetan el mercado y son actores represivos en la región”.
El anuncio confirma el temor expresado por el presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri que en diciembre pasado advirtió que las sanciones impuestas a Nicaragua como consecuencia de la represión con la que el régimen respondió a la protesta social y ahora mantiene el control del país, tendría repercusiones en los acuerdos comerciales.
Sector privado nicaragüense lo había advertido
En diciembre, durante el encuentro donde presentó el balance de las afectaciones de la crisis sociopolítica que enfrenta el país desde hace 267 días, Aguerri adelantó que no solo el Cafta está en riesgo, sino también el Acuerdo de Asociación (AdA) con la Unión Europea.
“No descartamos que los dos acuerdos puedan ser afectados y eso al final lo único que va a significar es que perdamos lo que se construyó y que miles de familias adicionales a las que están siendo afectadas hoy, se sumen a la afectación”, sostuvo Aguerri.
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Estados Unidos es el principal socio comercial de Nicaragua. Cerca del 50 por ciento de las exportaciones de productos locales, es decir unos mil millones de dólares anuales tienen como destino el mercado estadounidense. También se verían afectadas las exportaciones de las empresas que operan bajo el régimen de zona franca y que en los últimos años han enviado a ese mercado unos dos mil millones de dólares anuales.
Según el Nuevo Herald, si Nicaragua, República Dominicana y El Salvador salen del Cafta, eso no necesariamente les impediría vender sus productos en Estados Unidos. Sin embargo, estarían sujetos a aranceles más elevados, que estaban en vigor antes del acuerdo firmado en el 2005.
Nicaragua en la mira de Estados Unidos
El hecho de que Estados Unidos esté poniendo la mira en ese acuerdo no es necesariamente una sorpresa. Desde que el presidente Donald Trump anunció planes para renegociar el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), líderes de toda la región esperaban que en su momento el gobierno fijara su atención en otros acuerdos y aplicaría cambios similares.
El TLCAN fue una especie de patrón para el resto de los once acuerdos de libre comercio entre Estados Unidos y países latinoamericanos; y Nicaragua, El Salvador y la República Dominicana son países que recientemente se han visto en la mira de Trump.
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“El gobierno de Trump ha impuesto sanciones y presión política y económica en Nicaragua en momentos que el gobierno del presidente Daniel Ortega ha aumentado su poder autoritario. Washington retiró sus embajadores de El Salvador y República Dominicana hace unos meses después que los dos países rompieron relaciones con Taiwán en busca de un acercamiento, un adversario comercial de Estados Unidos que Washington ha acusado de actividad económica predatoria”, dice la nota del Nuevo Herald.
Según dicho medio, cuando el Congreso ratificó el acuerdo, el presidente George W. Bush dijo que era una vía para que Estados Unidos apoyara la democracia y las reformas económicas después de años de guerra civil e insurgencia comunista.
Es consecuencia de haber abandonado camino democrático
“Una parte del mundo que una vez se caracterizó por la agitación y la dictadura ahora ve su futuro en elecciones libres y libre comercio, y no podemos dar estos avances por definitivos”, dijo el entonces presidente George W. Bush. “Al transformar nuestro hemisferio en una poderosa zona de libre comercio, impulsaremos la gobernanza democrática, los derechos humanos y la libertad económica para todos”.
Eric Farnsworth, quien participó en las negociaciones del TLCAN como funcionario del representante comercial de Estados Unidos y posteriormente presionó a favor del Cafta, dijo que es lógico que Estadios Unidos quiera determinar si Nicaragua debe seguir recibiendo acceso especial al mercado estadounidense después de “haberse salido del camino democrático”, dice la nota del Nuevo Herald.
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“El comercio es una herramienta, pero no es una panacea”, dijo Farnsworth, quien ahora es vicepresidente del Consejo de las Américas en Washington. “El asunto es: ¿está llevando el comercio a los resultados que buscamos o sencillamente es un salvavidas económico de una dictadura autoritaria? Eso es lo que tenemos que estudiar con cuidado”.
Con respecto a República Dominicana y El Salvador la preocupación radica en que si su pertenencia al Cafta le ha dado a China una puerta de acceso al mercado de Estados Unidos.
Hay que buscar mecanismo
El gobierno considera que el programa global de préstamos de China, la llamada Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Sede, como una trampa de endeudamiento que alimenta una mayor dependencia económica.
Al gobierno estadounidense todavía le quedan muchas discusiones difíciles por delante. Las autoridades tienen que encontrar mecanismos para sacar a Nicaragua y República Dominicana del acuerdo, porque no hay una cláusula específica en el acuerdo.
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“Nadie pudo imaginar que iba a pasar esto”, dijo José Cárdenas, quien integró el Consejo de Seguridad Nacional durante el gobierno del presidente George W. Bush y se comunica regularmente con funcionarios del gobierno de Trump.
Miller no ve ningún mecanismo fácil para sacar a los tres países pero dijo que se puede lograr. Una forma, afirmó, es que los suspendan sobre la base de preocupaciones de seguridad nacional.
Existe una nueva justificación
“La seguridad nacional es la nueva justificación favorita de esta administración para hacer frente a cualquier cosa en América Latina”, dijo Miller.
Cárdenas dijo que el gobierno tiene que tener cuidado de que los cambios no afecten a los ciudadanos a los que quieren proteger.
“Es la decisión más difícil de tomar”, afirmó. “Cómo responder a la situación en Nicaragua sin afectar la vida de la gente de a pie. Pero no se puede dejar pasar”.