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Los familiares de Byron Calderón denuncian ante la CPDH los terribles abusos cometidos por policías del régimen contra el campesino. LA PRENSA/E.ROMERO

Denuncian espeluznante tortura de policías en Jinotega

Denuncian a agentes de la policía de cercenar a cuchilladas testículo a un joven campesino sospechoso de haber estado en tranque de Jinotega

Un escabroso relato sobre las torturas a las que fue sometido por policías del régimen hasta cercenarle el testículo izquierdo, hizo vía telefónica Bryan Calderón, de 31 años.

A cuchilladas los agentes querían obligarlo a confesar que participó en los tranques.

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Los hechos ocurrieron la noche del 30 de agosto en la comunidad El Dorado, Las Cuchillas, en Jinotega. La víctima denunció ante el asesor legal de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH),Pablo Cuevas, que él estaba en su casa cuando llegaron los policías “tirando balazos, yo lo que hice para que no me le dieran al niño, fue correrme detrás de la casa”.

Fue entonces cuando le impactaron en la rodilla, “me comenzaron a torturar, a callarme con las AK, después de eso me arrastraron y me llevaron detrás de la casa”.

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“Cuando me llevaron a Pueblo Nuevo me amarraron la boca y me comenzaron hacer torturas a meterme cuchillos en las partes íntimas, donde me rajaron (…) me comenzaban a decir qué sentía cuando ellos me metían las cosas allí, mis partes íntimas, yo les decía que me dolían y más me daban y más me golpeaban”, expresó Calderón.

“No hay ningún motivo porque yo no soy ningún asesino, no he matado a nadie, no he violado a nadie (…) simplemente me gusta trabajar”, expuso la víctima.

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A Cuevas le relató que ya esposado de las manos, uno de los policías lo sostenía de los pies mientras otro lo torturaba “y me tenía embrocado. Yo les dije que por qué me hacían esto, si no era ningún asesino”.

El hombre relató la brutalidad a la que fue sometido, pues mientras permanecía baleado y tirado en el suelo, los policías comenzaron a brincar encima suyo.

Y mientras unos policías lo sostenían de los pies y manos otro oficial le asestaba las cuchilladas hasta cercenarle uno de los testículos, mientras le gritaban delincuente y asesino.

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La víctima identifica a sus torturadores, que asegura lo llevaron en busca de atención médica hasta que desprendía hedor de las heridas.

“Me duele mucho todavía no me he curado”, expresó con una voz de angustia y dolor Calderón le dijo a Cuevas “yo pido justicia, por eso que me hicieron”. Tras insistir en su inocencia y en su honradez.

Antonia y Rosario Cruz, hermanas de Calderón, quienes aclararon que éste lleva los apellidos de sus abuelos, viajaron a Managua para denunciar en la CPDH las condiciones de gravedad en que fue dejado su pariente, tras la saña con que fue torturado.

Fue una barbarie

En medio de la denuncia de las hermanas Cruz, vía telefónica fue que Calderón brindó su testimonio ante Cuevas, quien calificó como “una barbarie”, el hecho descrito por Calderón.

Y por lo descrito los policías son los que deberían estar presos, apuntó Cuevas, quien recordó que el delito de tortura está proscrito en el país.

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Esto demuestra la actitud criminal con que están actuando las autoridades y “que no cabe en la razón que un ser humano le infrinja semejante barbarie a otro ser humano”.

Demanda libertad

Pese al estado grave en que aún permanece Byron Calderón Gutiérrez, debido a las torturas a las que fue sometido por policías, este denunció a la CPDH que los médicos del Hospital de Jinotega pretenden autorizar el alta para ser remitido a una celda de la Policía y según le han advertido los agentes pretenden trasladarlo al Chipote. Calderón demandó que las autoridades ordenen su libertad o que le otorguen casa por cárcel, porque en la condición en que se encuentra “yo siento que me voy a podrir en esa celda”.

Alegaban que estuvo en tranques

Antonia Cruz aseguró que una persona “malinformó” a su hermano con la Policía, sobre que en su casa estaba escondido “un tranquista”.

Le preguntaban si anduvo en los tranques y cuando este no respondía lo que los policías querían oír, le enterraban un cuchillo en la pierna donde recibió el balazo, seguido del reclamo de “decí la verdad”, aseguró Cruz.

“Le balearon la rodilla, le quebraron el pie (…) después que lo siguieron le pegaron un culatazo en la cabeza, después de eso se lo llevaron a una cascada en San Enrique, allí lo metieron, lo estaban torturando”, denunció Antonia Cruz, quien desde la CPDH pidió ayuda para su manutención.

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