Miriam del Socorro Orozco permaneció este sábado 01 de septiembre en las afuera de los juzgados de Managua, en espera de saber noticias de sus hijos, nietos y sobrino, quienes fueron detenidos el miércoles 29 de agosto en el barrio María Auxiliadora de Managua y hasta ese momento no sabía nada de ellos.
Los detenidos son Jefry José Ortega Orozco, Ángel Sebastian Martínez Arana, Richard de Jesús Martínez Arana, Adrian Alexander Martínez, Axel Manuel González Garay, quienes este fin de semana fueron acusados supuestamente de pertenecer a una banda delincuencial para cometer terrorismo y otros delitos.
El acoso contra los jóvenes, según relataron sus familiares, viene desde abril, cuando iniciaron las protestas sociales en Nicaragua contra el régimen de Daniel Ortega. En ese mes supuestamente miembros de la Juventud Sandinista llegaron a sus casas a ofrecerles supuestamente 300 córdobas, almuerzo y una moto con combustible, para que se unieran a paramilitares y andar reprimiendo a los manifestantes.
Muchachos se negaron
“Los muchachos se negaron a participar porque no estaban de acuerdo con andar golpeando y matando gente en las protestas, porque no estaban de acuerdo, sobre todo porque tenemos familiares que son universitarios. Además, ellos le reprocharon que nadie les garantizaba que no los mataran a ellos. Desde ahí ha sido un acoso horrible”, dijo otra de las mamás que prefirió no dar su nombre.
El barrio María Auxiliadora es uno de los barrios orientales que se levantó en protesta contra el gobierno y levantó barricada para evitar que camionetas cargadas de paramilitares entraran a los barrios a disparar, quemar y robar a los pobladores.
En estos barrios, paramilitares realizaron la “Operación limpieza” en mayo, amparados por la Policía Nacional.
La audiencia fue a puertas cerradas, pues no se permitió la presencia de los familiares y hasta el momento se desconoce la fecha de la audiencia inicial.
Detención fue violenta
El día que la Policía llegó al barrio María Auxiliadora a detener a los cinco muchachos eran las 9:00 de la mañana. Llegaron como 15 patrullas entre ellas motorizados con oficiales armados “hasta los dientes”, y botaron la puerta de la casa.
“Tiraron patadas en las puertas de la casa y preguntaban por armas y por los chavalos. Era un batallón de policías como si se tratara de peligrosos delincuentes. Los chavalos estaban dormidos incluso se los llevaron en bóxer y les tuvimos que tirar chor, para que se los pusieran”, dijo Miriam Orozco, una de las mamás de los afectados.