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Varios sacerdotes que practican el exorcismo han tenido que salir del país. Otros han sido desterrados por la dictadura de Daniel Ortega. ARCHIVO

Saña y temor contra los exorcistas: la oscura persecución de la dictadura

Rosario Murillo “tragó gordo”, aseguran varios testigos, cuando los obispos colocaron frente a su asiento en el primer Diálogo Nacional, la Medalla de San Benito, usada para exorcismos, que contiene la lapidaria leyenda: “Va de retro Satanás”.

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Nicaragua se está quedando sin exorcistas, afirma una fuente de la Iglesia católica, quien asegura que en medio de la persecución generalizada que sufren los sacerdotes, existe especial saña contras aquellos que han recibido la misión de expulsar demonios.

Entre el grupo de 19 religiosos que el régimen de Daniel Ortega expulsó al Vaticano el 13 de enero de 2024, iba el sacerdote Ismael Serrano, quien durante muchos años se desempeñara como el exorcista de la Arquidiócesis de Managua, a tal punto que se le conocía como “el exorcista de la Arquidiócesis”, a pesar que oficialmente ya no estaba en ese cargo.

El sacerdote, de 68 años, fue secuestrado por policías y personas de civil, el 30 de diciembre de 2023, mientras se encontraba en la iglesia San Miguel Arcángel, en Las Brisas, Managua, de la que era párroco.

A Serrano los sustituyó el padre Rodolfo López como exorcista oficial de la Arquidiócesis. Este también tuvo que salir al exilio en noviembre de 2023 porque la Policía llegó a buscarlo a su parroquia para detenerlo.

Sacerdote Ismael Serrano durante una eucaristía. ARCHIVO

El 18 de noviembre de 2019, López fue agredido en la Catedral de Managua por turbas sandinistas que entraron para golpear a un grupo de madres de presos políticos que hacía una huelga de hambre, demandando mejores condiciones carcelarias para sus hijos.

En aquella ocasión, López declaró a través del Canal Católico que haría “una serie de exorcismos por estos hermanos que están siendo instrumento de Satanás”, refiriéndose a los sandinistas que lo atacaron.

Otro sacerdote expulsado del país fue Ezequiel Buenfil, de origen mexicano, quien era el exorcista de la Diócesis de León. Hasta la fecha el obispo René Sándigo no ha nombrado a ningún otro en su lugar.

Hasta ahora, la dictadura ha desterrado a un total de 39 religiosos católicos hacia Estados Unidos y el Vaticano, entre los que se encuentran obispos, sacerdotes, diáconos y seminaristas. Además, existe un número desconocido de sacerdotes que han optado por exiliarse para protegerse de la represión del régimen.

La abogada Martha Patricia Molina, quien se ha dedicado a documentar la persecución a la Iglesia católica, considera que todos los exorcistas de Nicaragua ya están exiliados, aunque reconoce que es difícil saberlo con exactitud por el sigilo y silencio con que abandonan el país.

Según Emiliano Chamorro, periodista especializado en religión, Daniel Ortega y Rosario Murillo persiguen a los pastores que tienen el don de la sanidad y el exorcismo. “Quieren desaparecer a los exorcistas y a todo aquello que sea profético. Todo lo que sea el evangelio quieren desaparecerlo”, insiste.

Entre los 39 religiosos católicos desterrados, destaca monseñor Rolando Álvarez quien practicaba exorcismos en la Diócesis de Matagalpa, e incluso algunos eran televisados. “Por eso lo odia tanto Rosario Murillo”, señala Chamorro.

Turbas en la Catedral de Managua junto a sacerdotes católicos. En el centro con un rosario en su mano, el sacerdote Rodolfo López, exorcista de la Arquidiócesis de Managua. EL 19 DIGITAL

Algunos de los exorcismos que hacía Álvarez eran masivos y según Chamorro —quien pudo presenciar varios de ellos— se llegaba a sentir una energía muy fuerte.

Después de purgar más de 500 días de prisión, el obispo de Matagalpa fue desterrado hacia Roma en enero de este año, junto con otros 18 sacerdotes, entre los que se encontraba monseñor Silvio Fonseca, vicario de Familia de la Arquidiócesis de Managua. Aunque Fonseca no era el exorcista oficial de la Arquidiócesis, también practicaba exorcismos.

“Monseñor Silvio Fonseca es un señor súper inteligente. Él estudió en Roma un doctorado en Teología Moral y hacía exorcismos”, indica Chamorro.

A criterio de la abogada Martha Patricia Molina, “la dictadura sandinista, en particular Rosario Murillo, teme a la figura de los exorcistas porque es bien conocido que ella practica la magia negra y que su dios es Belcebú”.

Rosario Murillo

Es difícil imaginarse la figura de Rosario Murillo sin su veintena de anillos, al menos dos por cada dedo, o sin su decena de collares y pulseras de distintos colores. No los usa porque sí, mucho menos por moda o estilo. Cada uno tiene un propósito y un significado espiritual para ella, que le otorga grandes poderes a los símbolos esotéricos o religiosos.

Para nadie en Nicaragua es un secreto que Rosario Murillo practica el esoterismo. Toda la bisutería que utiliza es parte de ello, a como lo son los “árboles de la vida” instalados en Managua y en varias zonas del país. Se cree que tienen la intención de ser “amuletos protectores”, además de “conectar la tierra y el cielo”. 

Rosario Murillo ha sido católica, saibabista, budista, evangélica. En sus discursos suele mencionar a Dios, aunque para algunos ella más bien es “satánica”.

Por su fascinación con el esoterismo, Rosario Murillo ha sido calificada popularmente en Nicaragua de ser “bruja”. Ella aprendió el esoterismo por influencia de su madre, Zoilamérica Zambrana. El periodista Fabián Medina, en su libro El Preso 198 señala que la madre de Murillo llegó a echarla de su casa porque decía que era “loca” y también le quitó a sus primeros hijos: Zoilamérica y Rafael.

“No permitía siquiera que los amamantara porque en medio de sus fuertes creencias espiritistas decía que la leche de Murillo ´era mala´ y no quería que contaminara con ella a sus nietos”, apunta Medina.

En enero de 1990, siendo compañera de vida de Daniel Ortega —quien entonces estaba en la Presidencia de Nicaragua—, Murillo convocó al primer Congreso de Brujos. La convocatoria despertó una polémica e incluso los pastores evangélicos alineados con el sandinismo le solicitaron a Ortega que suspendiera el congreso por “ser cosa de Satanás”.

Rosario Murillo con Daniel Ortega, uno de sus hijos y su suegra Lidia Saavedra, durante una misa solicitada especialmente al cardenal Miguel Obando y Bravo. LA PRENSA/ ARCHIVO

Para entonces, Murillo era directora del Instituto Nicaragüense de Cultura y defendió su iniciativa calificando de “personas ingenuas” a sus detractores. Ortega la respaldó y dijo que no debía temerse “la celebración de un congreso de esa índole porque siempre han existido brujos en Nicaragua”. Y agregó: “Si el hombre está en comunicación con Dios no debe tener temor de brujos”.

Al final, el congreso no se realizó, pero no porque los gobernantes hicieran caso a los ruegos de sus simpatizantes sino porque Ortega perdió las elecciones presidenciales del 25 de febrero, un mes antes de que Murillo pudiera reunir a sus brujos.

En 2021, el sacerdote mexicano Héctor Ramírez, quien tuvo un paso por Nicaragua como parte de su misión pastoral, dijo durante una homilía que Rosario Murillo era la segunda bruja más importante del mundo.

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“En la misión que me tocó hacer, que me llevó a 23 países en año y medio (…) cada vez iba acumulando experiencias e iba escuchando cosas. Por ejemplo, la segunda bruja más importante del mundo está aquí en América, la esposa de Ortega. Es una bruja en toda regla. ¿Ahora entiendes por qué lleva 40 años ese régimen y no cae?”, dijo Ramírez.

La medalla de San Benito

El 16 de mayo de 2018, Rosario Murillo probablemente tomó agua como nunca en su vida. Los miembros de la Alianza Cívica lo notaron. También los periodistas, obispos y el personal diplomático que fue invitado a esa primera sesión del Diálogo Nacional.

Daniel Ortega le había solicitado a los obispos de la Conferencia Episcopal que organizaran un Diálogo Nacional para resolver la crisis política que había estallado casi un mes antes en el país.

Los obispos aceptaron y convocaron a representantes de distintos gremios: estudiantes, empresarios, sociedad civil, académicos, entre otros. Todos ellos terminaron por conformar la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia.

Ese Diálogo se celebró en el Seminario Nuestra Señora de Fátima, en un salón donde se podía apreciar la imagen de la Virgen María al costado izquierdo, y al derecho una imagen de gran tamaño de la Medalla de San Benito, la cual se utiliza desde el siglo XIII para exorcismos y para alejar a espíritus malignos, y entre otras inscripciones, tiene la frase: “Va de retro Satanás”.

Los obispos fueron los mediadores del Diálogo Nacional. Detrás de ellos a la derecha en la foto se ve la Medalla de San Benito que quedó de frente a Rosario Murillo. EL 19 DIGITAL

Emiliano Chamorro era periodista de LA PRENSA en aquel entonces y recuerda cómo Rosario Murillo estuvo inquieta todo el tiempo que tuvo esa imagen frente a ella. “Yo estaba frente a ellos (Ortega y Murillo). Rosario estaba incómoda, se entrelazaba los dedos de las manos, estuvo pálida. Se le miraba el rostro como de una mujer atribulada. Tomaba agua a cada momento”, relata.

Otro de los que estuvo presente en aquella mesa y que solicita anonimato relata que a Murillo se le veía como sofocada. “Llamaba a la Camila para que le pasara agua, que le pasara algo del bolso, se limpiaba la cara como que estuviera haciendo calor y ahí más bien estábamos en aire acondicionado. Volteaba a ver a todos lados. Estaba ofuscada. Esa es la palabra”, detalla.

El religioso que solicita anonimato también recuerda haber visto inquieta a Murillo, pero dice desconocer las razones por las cuales los obispos decidieron poner la imagen de la Medalla de San Benito para que quedara frente a ella. “Tal vez lo hicieron para que los malos espíritus se ahuyentaran de aquellos momentos que eran cruciales para el país. Esto ya es especulación. La verdadera razón la sabrán solamente los señores obispos”, comenta la fuente.

“Rosario Murillo tiene un odio visceral contra la Iglesia católica. No debemos olvidar que la saña contra monseñor Rolando Álvarez tiene su causa. Él fue el que organizó a la Alianza Cívica, la temática, fue el conductor de la Alianza, y el profetismo de Álvarez era público”, señala el periodista Emiliano Chamorro.

Álvarez era obispo de las Diócesis de Matagalpa, administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, encargado de Comunicación de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y uno de los sacerdotes más populares de Nicaragua.

En mayo de 2022, monseñor Álvarez inició una jornada de ayuno-oración y exorcismo. “Desde aquí estaré haciendo exorcismo, orando ante el Santísimo, celebrando la Eucaristía y elevando súplicas al Señor para que pueda cesar esta situación de hostigamiento durísima y cruel para todos nosotros”, anunció.

Tres meses más tarde, la Policía entró violentamente al Palacio Episcopal donde se encontraba, lo secuestró, y el régimen lo condenó por “traición a la patria” y lo desterró al Vaticano el 13 de enero de 2024.

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