La arremetida a sangre y fuego de parte del Gobierno contra la población, ha alcanzado a medios de comunicación independientes y periodistas en Nicaragua a quienes les ha tocado aportar su cuota correspondiente de sangre y daños. En robo o daños de equipos los costos alcanzan casi los 600 mil dólares.
Hasta la fecha se registran al menos 13 casos de medios de comunicación y periodistas independientes tanto nacionales como agencias internacionales víctimas de los paramilitares.
El 9 de julio pasado, cuando una turba enardecida asedió, agredió física y verbalmente a los sacerdotes en la Basílica de San Sebastián, en Diriamba, Ricardo Salgado, camarógrafo de Esta Semana, fue uno de los que trataba de evidenciar lo que allí pasaba.
Toda la iglesia estaba rodeada de paramilitares junto a una turba que gritaban “¡sacerdotes asesinos! Yo no paro de grabar”, relata Salgado, quien cuando trataba de salir al igual que el resto le propinaron dos golpes en la cara, aún así él no soltó la cámara.
Su agresor le advirtió “o la soltás o aquí quedás”, recuerda Salgado quien no tuvo más que dejar que lo despojaran del equipo.
Historias como esta se han repetido a lo largo de los cuatro meses de cobertura de protestas pacíficas asediadas por los paramilitares y policías.
Un camarógrafo extranjero que prefirió reservarse el nombre, confió que él y su compañera de trabajo brindaban cobertura de lo que ocurría en los alrededores del Chipote, cuando ya habían obligado a las madres de los presos a retirarse del lugar.
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El camarógrafo y la periodista fueron obligados por un grupo de orteguistas hostiles a abandonar el sitio y no les dio tiempo de recuperar una mochila con sus pertenencias valoradas en 1,500 dólares.
“Platicar no sirve de nada”, comenta, el camarógrafo a quienes uno de los orteguistas le repetía de forma exaltada respeto.
Otra que pasó una mala experiencia fue Sandra Weiss, ella es una periodista alemana que trabaja por cuenta propia y viajó a Nicaragua para dar cobertura a lo relacionado a las protestas y las invasiones de tierras una de las situaciones registradas como parte de la represión.
En una cobertura sobre la invasión a un proyecto en Chinandega, los toma tierras les dispararon al aire, le tildaron de espía y golpista y la mantuvieron secuestrada por dos horas y media.
Weiss fue cateada por una mujer paramilitar, que a su juicio era policía, y la despojaron de su pertenencia incluida su tarjeta de crédito de la que robaron dos mil dólares.
“Lo que hicieron fue cargar toda una flota de carros por esa cantidad de dinero en Petronic, o sea la gasolinera oficial estatal”, dijo.
Después de varias horas solo le devolvieron los documentos del taxista con quien ella se movilizaba, pero le advirtieron que no le regresaban nada a ella porque era golpista. “Y me amenazan que si voy a la Policía que van por mi y que nos van a matar”, relata la periodista Weiss quien considera que “esa amenaza tenía un tinte gansteril que hasta ahora no he conocido” .
Weiss, acostumbrada a realizar todo tipo de coberturas vinculados a hechos violentos en América Latina, estima que “es muy complicado ejercer periodismo ahora en Nicaragua”.
Periodistas objetivizados
Además de la muerte del periodista Ángel Gahona, en Bluefields desde el primer día de protesta de los autoconvocados, los periodistas independientes estuvieron en la mira de los paramilitares.
Sin duda, el mayor afectado económicamente en estos trágicos hechos fue el propietario de Radio Darío, Aníbal Toruño, uno de los primeros afectados en León.
La quema de la emisora dejó como pérdida 450 mil dólares tanto en cuanto a la infraestructura y los equipos, confirmó Toruño.
Para mi lo más importante es el peligro en que están los periodistas y después el daño material que sufren los medios, dijo Danilo Lacayo, de Canal 12 ,
Wilberto Artola, director de TV Merced, de Matagalpa, lamentó esta situación.
Ya no se puede ejercer la labor periodística de manera libre, debido a ese temor que existe que te van a golpear o a robar los equipos”, dijo Artola.
19.2
millones de córdobas aproximadamente es lo que lo que equivale en moneda nacional el monto de lo robado en equipos a periodistas y medios independientes, cuyo paradero se desconoce.