Aunque el gobierno de Daniel Ortega intenta convencer al mundo que Nicaragua regresó a la normalidad, los números financieros arrojan que la crisis aún no ha concluido. Hasta casi finales de julio de este año los depósitos totales en términos dolarizados del sistema financiero nacional continuaban cayendo, cuya cartera se encuentra a nivel de 2014, según el Banco Central.
Hasta el 26 de julio de este año, la banca tenía en depósitos totales 4,628.6 millones de dólares, inferior a los 5,210.8 millones de dólares al término de diciembre del año pasado.
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El saldo acumulado a julio de este año es similar a los 4,524.7 millones de dólares a diciembre del 2014, tras cuatro meses de caídas producto de la incertidumbre que ha generado la crisis sociopolítica que lleva más de cien días.
El economista Adolfo Acevedo señala que entre abril y el 26 de julio los depósitos totales se redujeron 844.2 millones de dólares respecto al acumulado en marzo —antes de la crisis—, siendo las cuentas en dólares las más afectadas, donde se registra una salida de 624.9 millones de dólares y de las cuentas que están córdobas se han fugado 232.3 millones de dólares.
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El economista explica que aunque en julio se observa que la caída de depósitos mensual fue menor, es muy difícil en el contexto actual saber cuál será su evolución en los próximos meses, dado a que todavía persiste la incertidumbre política en Nicaragua.
Hasta marzo los depósitos en el sistema bancario mostraban un crecimiento positivo, pero en abril a raíz de la crisis generada, que hoy arriba a 106 días, los depósitos fueron cayendo sin parar.
Menos ansiedad por tener dinero
Acevedo indica que la desaceleración en el ritmo de reducción de los depósitos podría estar siendo originada por una relativa normalización de la crisis y la disminución de la ansiedad por tener dinero a mano. Esto además se habrá dado porque la gente observó que los bancos se mantienen estables.
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“Las pérdidas enormes se dieron en mayo y junio, a lo mejor la gente cree que la crisis ya pasó, es posible que la caída a final de agosto sea menor, pero al final del año se desconoce cuál sea el comportamiento, es muy difícil que se recupere el nivel que se tenía en diciembre”, comentó.
Entre abril y julio, en promedio el sector financiero perdió 8.9 millones de dólares por día.
Nicaragua está sumergida en una de las peores crisis sociopolíticas de los últimos diez años, provocada por la represión que el gobierno de Daniel Ortega desató contra civiles que exigen su renuncia por ejecutar una masacre de más de cuatrocientos nicaragüenses, dejar a miles de heridos y centenares de desaparecidos.
Crédito se paralizan
Sin embargo, los depósitos no han sido los únicos afectados por esta crisis. Aunque en su reporte hasta mayo, el Banco Central registra crecimiento en la cartera bruta de crédito, el presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, dijo que a raíz de la crisis se paralizó la entrega de préstamos.
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“En este momento no hay crédito, eso significa que está afectada la actividad económica, prácticamente de todos los sectores, con excepción del sector agrícola”, dijo Aguerri en una entrevista con CNN esta semana.
Ovidio Reyes, presidente del BCN, en el más reciente informe sobre la economía refirió: “Mayo y junio son los meses en que se observó mayor reducción en la actividad económica, debido a los disturbios. No obstante, se prevé que a partir de julio y agosto se normalice la situación y que algunos sectores que habían estado deprimidos logren repuntar, compensando de esta manera las pérdidas”. El Gobierno espera que haya crecimiento de 1 por ciento, por debajo del hasta 5 por ciento que se planteaba a inicios de este año.
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Mientras tanto, la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) proyecta que este año el país registrará pérdidas económicas de entre 637.9 millones de dólares y 1,399.9 millones, y que el Producto Interno Bruto (PIB) caerá entre 0.03 y 5.6 por ciento.
Presión a las reservas
El economista Luis Murillo señala que la caída de los depósitos afecta la colocación de créditos, presiona las reservas internacionales y crea un desbalance en el sector económico.
Murillo expresó que esta es una mala señal para la economía nicaragüense, porque la recuperación no es fácil más cuando la política del Gobierno es aislar internacionalmente al país, cuando la economía nacional es tan vulnerable que no te permite arrancar.
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Además de cumplir las exigencias de reformas que urgen al país, Murillo considera que también reducir las exoneraciones y exenciones, que representan el 6.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), o sea 850 millones de dólares, puede ayudar a estabilizar la economía.
No obstante, este ajuste debe ser ordenado y no arbitrario porque esto dañaría aún más la economía.
“Nosotros desde hace años hemos insistido en que se aplique una reforma tributaria y fiscal. Y en este tiempo debe aplicarse como una medida de austeridad, y no de presión hacia el sector privado”, sostuvo Murillo.