El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) estaría frente al principal reto de su historia, porque si cede a las presiones para retomar el esquema de diálogo-consenso que ha mantenido en los últimos años con el Gobierno, “se mancharía con la sangre de los muertos” que han dejado las protestas de los últimos días contra la reforma a la Ley de Seguridad Social, así lo afirma el especialista el derecho constitucional Gabriel Álvarez.
El jurista considera que solo un diálogo nacional con la participación de todos los sectores, incluidos los jóvenes que han liderado las protestas, podrá evitar que esto ocurra.
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Por su parte, el rector de la Universidad Americana (UAM), Ernesto Medina, confía en que la organización empresarial está consciente de que el modelo de diálogo-consenso está agotado y que fallarle a los jóvenes sería un error histórico, por lo que el diálogo debe incluir a todos los sectores, principalmente a los jóvenes, y que el tema central debe ser hacia dónde va Nicaragua.
“Y eso no lo pueden decidir solo el Gobierno, sino que tiene que discutirse con todos los nicaragüenses, especialmente con los muchachos, porque es su futuro lo que está en juego y ellos tienen derecho a estar en cualquier mesa de diálogo. Eso sería una arrogancia increíble que el pueblo no va a aceptar. El tema del Seguro Social pasó a un segundo plano y creo que todos estamos dispuestos a aportar a la solución”, advierte Medina.
El Cosep, la Cámara Americana de Comercio de Nicaragua (AmCham) y la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) han exigido condiciones para un diálogo que consideran debe ser incluyente y, además del tema de la seguridad social, incluir otros de interés nacional. Pero el Gobierno respondió ayer que un diálogo no puede ser condicionado, mantuvo la invitación únicamente al Cosep y solo accede a integrar a la Conferencia Episcopal como garante.
Se mancharía de sangre
“Si el presidente del Cosep —José Adán Aguerri— llega a un acuerdo como lo ha hecho en un centenar de leyes con el Gobierno y permite lavarse la cara y quitarse las manchas de sangre a Daniel Ortega y a Rosario Murillo, habrá agotado sus posibilidades históricas de aportar al desarrollo de Nicaragua y se va a manchar con la sangre de estos muertos, que son obra y responsabilidad del régimen Ortega-Murillo y del modelo de diálogo-consenso”, refirió Álvarez.
A criterio de Álvarez, ningún acuerdo entre Ortega y Aguerri puede ser reconocido por el pueblo nicaragüense como válido, “porque el modelo de diálogo-consenso que ellos ensalzan en realidad lo que ha significado es que las principales leyes del país solo eran aprobadas por Daniel Ortega y José Adán Aguerri… y no a través de un modelo de diálogo, porque lo que en realidad ha funcionado es una línea telefónica para aprobar leyes a las espaldas del pueblo”.
El jurista añade que “incluso a lo interno del Cosep nadie podía decir nada más que Aguerri… reproduciendo el modelo de centralización de información del Gobierno”, porque “lo que es doña Rosario Murillo para el Gobierno es José Adán Aguerri para el Cosep y nadie puede hablar, nadie se puede mover y nada se puede decidir si no lo hace el señor Aguerri, quien realmente ha sido una pieza fundamental para la entronización del modelo dictatorial de Daniel Ortega”.
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Dicha afirmación es sustentada por el jurista en que las leyes tributarias y el resto de leyes aprobadas entre Cosep y el Gobierno afectan a toda la población; por tanto, no debieron ser negociadas bilateralmente, ya que el pueblo no le ha otorgado al Cosep ningún derecho de representación.
Idea fue distorsionada
“Dicho modelo fue una buena idea, pero fue distorsionada y manipulada y terminó convertida en el origen institucional y fundamento político y propagandístico del régimen de don Daniel Ortega y doña Rosario Murillo”, asegura Álvarez.
El especialista en Derecho considera que “en realidad no existe ninguna política de diálogo ni de consenso, sino un acuerdo excluyente y antidemocrático que propició la demolición de instituciones de la democracia representativa, como la Asamblea Nacional” y añade que dichas instituciones son los verdaderos pilares de una economía pujante de libre mercado que garantiza progreso sostenible.
“Pero el Cosep aconseja a sus asociados no acudir ante los jueces ni otras instancias a dirimir sus conflictos, ya que estos eran resueltos directamente por Aguerri con Ortega o Murillo. Eso significa que entre Ortega y Aguerri han demolido el principio de separación de poderes y lo han presentado como una ventaja para la economía, y eso es realmente lo que tiene al país en esta crisis, porque Aguerri y una pequeña representación del Cosep han sustituido la función de los partidos políticos, sin que los nicaragüenses los eligieran para tomar decisiones que afectan a todos los ciudadanos”, refiere Álvarez.
“Lamentablemente, en un primer momento el presidente del Cosep José Adán Aguerri, supongo que de buena fe, apoyó este esquema que Ortega utilizó como una mera retórica vacía para eliminar el derecho de los ciudadanos para elegir a sus gobernantes”, señala Álvarez.
INSS solo fue el detonante
Medina y Álvarez coinciden en que la reforma a la seguridad social solo fue el detonante que acumula los fraudes, la corrupción, el desgobierno, el despilfarro, la exclusión de todos lo sectores y otros temas que no se atendían porque mucha gente tenía temor a expresarse por la reacción del Gobierno.
“Ahora el tema central es Nicaragua, porque esta crisis ha hecho aflorar muchos de los problemas del país y que nunca fueron atendidos porque la gente tenía temor a expresarse por la reacción del Gobierno, pero ahora la gente sintió que no podía seguir permitiendo que el país se nos vaya de las manos y mucho menos viendo como el Gobierno de manera irresponsable ha reprimido y matado a los estudiantes, eso ya fue la gota que derramó el vaso y eso hizo que ahora el tema sea hacia dónde va Nicaragua”, advierte Medina.
El académico considera que el Cosep ha hecho lo correcto en plantear que el diálogo debe incluir a todos, especialmente a los jóvenes, y que el Gobierno “debe atender el llamado a un diálogo amplio, abierto y con una agenda que tenga como único punto Nicaragua y su futuro.
“Creo que el Cosep está claro de que se llegó a un punto de no retorno, su modelo creo que fue útil, siempre pensé que era correcto… pero creo que también se dieron cuenta que con esto que ha pasado el modelo se agotó y que ahora los problemas del país trascienden los intereses gremiales, por lo que tienen que actuar como nicaragüenses y creo que lo van a hacer, van a asumir la responsabilidad que tienen como nicaragüenses y no solo como dirigentes gremiales”, señala Medina.
Responsabiliza a Ortega
El rector de la Universidad Americana (UAM), Ernesto Medina, reclamó ayer a través de una carta pública al presidente designado por el Consejo Supremo Electoral, Daniel Ortega, el derecho de los estudiantes a participar en un diálogo nacional donde se busque soluciones reales a los problemas del país.
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“Creo que no será difícil resolver el problema del INSS (Instituto Nicaragüense de Seguridad Social), si como debió ocurrir antes, todos los sectores involucrados buscan soluciones. Sin embargo, debo decirles que ahora los nicaragüenses: tenemos otras preocupaciones que deben ser atendidas por su gobierno y solo podrán tener respuesta mediante un verdadero diálogo nacional”, dice uno de los párrafos de la carta.
Medina además advirtió a Ortega que “si quiere terminar con esta espiral de violencia simplemente de órdenes a la Policía Nacional para que vuelvan a sus unidades y no sigan amenazando a los estudiantes. Ordene una investigación sobre los actos vandálicos ocurridos estos días, incluyendo el incendio de Radio Darío en León. Estoy seguro que no les será difícil dar con los culpables”.
Además, lo hizo responsable por cualquier daño que sufra cualquier miembro de la comunidad universitaria.