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INSS, Seguro Social

El Gobierno está negociando actualmente a puertas cerradas con la empresa privada un nuevo paquete de reformas a la Seguridad Social. LA PRENSA/ARCHIVO

Fondos del INSS en jaque por bajos salarios de mayoría de afiliados

Economistas señalan que debido a los salarios precarios, aumentar el aporte de los trabajadores en la próxima reforma al INSS sería un duro golpe

La posibilidad de rescatar al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) a través de mayores contribuciones de los asalariados es bastante limitada. El problema es que dicho sistema descansa sobre la base de miles de salarios precarios, los que en su mayoría no superan los diez mil córdobas mensuales.

Según el Anuario Estadístico 2017 del INSS, el 73 por ciento de los cotizantes devengaba salarios iguales o menores a los diez mil córdobas mensuales. La mayor concentración está en los trabajadores con cinco mil y diez mil córdobas de salario.

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Asimismo, los datos oficiales revelan que una minoría de los nicaragüenses goza de salarios que rebasan el medio millón de córdobas mensuales.

En la reforma paramétrica que el Gobierno negoció con el gran capital se estableció que el salario máximo cotizable se incrementaría gradualmente durante los siguientes dos años hasta ubicarse en 2015 en 72,410.00 córdobas mensuales, para luego ajustarlo cada año a partir de 2016, según la variación anual del salario promedio de los asegurados.

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Es decir que actualmente aunque haya numerosos nicaragüenses que devengan más de cien mil córdobas mensuales, el cálculo del aporte al INSS se hace sobre la base de un salario de menos de ochenta mil córdobas. Este grupo sin embargo es minoría si se compara con el gran grueso de trabajadores con salarios por debajo del salario máximo cotizable.

 

El economista y catedrático universitario Luis Murillo coincide con su par Sergio Santamaría, en que debido a los bajos salarios de los contribuyentes incrementarles el aporte a los trabajadores significaría un duro golpe para estos.

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Murillo señala que el hecho de que una gran mayoría tenga salarios bajos indica que si esa estructura se mantiene en el futuro estos trabajadores tendrán pensiones bajas, algo que en términos teóricos le conviene a un sistema de Seguridad Social (porque tiene costos por pensiones menores), pero dada la crisis financiera actual esto se convierte en un grave problema para el instituto, que lleva cinco años cerrando con déficit y necesita liquidez con urgencia antes de quedarse sin recursos para cubrir con sus obligaciones en 2019, tal como lo pronosticó el Fondo Monetario Internacional.

Recapitalización inviable

Estos salarios actuales, agrega Murillo, no le permiten al INSS una recapitalización, situación que empeora por el mal manejo de los aportes de los contribuyentes de la actual administración del instituto, principalmente a lo relacionado con gastos administrativos y de las inversiones.

El año pasado el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social terminó con un hueco financiero de 2,372 millones de córdobas, lo que presentó un aumento comparado con los 1,579 millones de córdobas de 2016, según cifras publicadas por el Banco Central de Nicaragua. El Fondo Monetario Internacional acortó a 2019 la sobrevivencia del INSS, por lo que urgió aplicar drásticas medidas para sacarlo de la crisis.

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“Se necesita una política para que se generen empleos más estables y con mejores remuneraciones”, afirmó el catedrático, al tiempo que insistió en que se debe plantear la necesidad de impulsar una ley de tercerización de servicio, que obligue a los empleadores a afiliar a este tipo de trabajador.

Santamaría señala que el impacto de los bajos salarios de los cotizantes se refleja principalmente en el programa de seguro facultativo, cuyas contribuciones son insuficientes para cubrir el costo de lo que implica la atención de enfermedad y maternidad. “Es decir que lo que el INSS está haciendo es agarrando del fondo de pensiones y riesgos profesionales dinero para poder cubrir lo que sería enfermedad y maternidad de esa gente”, afirma.

A criterio de Santamaría, todos estos bajos salarios que dominan la base de contribuyentes al INSS es una seria limitante para aumentar las contribuciones de los asalariados.

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Tras un encuentro entre el Gobierno y la empresa privada la semana pasada, se filtró que el Ejecutivo estaba analizando la posibilidad de incrementar a siete por ciento el aporte de los trabajadores. Esto implicaría un incremento de 0.75 puntos respecto al 6.25 por ciento que actualmente es la tasa a los trabajadores del régimen obligatorio. En el caso del seguro facultativo este subiría cuatro puntos y se ubicaría en 14 por ciento.

Pensiones raquíticas

Santamaría coincide con Murillo en que la actual estructura salarial vaticina que en los próximos años cuando estas personas entren en proceso de jubilación el gran grueso de esas nuevas pensiones no va a ser mayor a dos salarios mínimos, lo que condenaría a miles de personas a sobrevivir en limitaciones económicas en su vejez.

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De hecho, el economista Adolfo Acevedo apeló ayer nuevamente a impulsar políticas que permitan crear empleos de mayor productividad e ingresos para hacer frente al proceso de envejecimiento acelerado de la población en los próximos años, lo que implicará que en el mercado laboral la relación asegurado versus pensionado se deteriore y por tanto se requerirán mejores salarios para sostener esa prestación social.

“El país como un todo, solo podrá asumir los costos asociados a los acelerados procesos de envejecimiento y de transición epidemiológica si la base fiscal real sobre la cual descansan los ingresos del Estado, y del INSS, a saber el empleo de mayor productividad e ingresos, se incrementa al ritmo necesario”, enfatizó en un análisis publicado este domingo.

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