14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
Juan Lanzas curándose de sus heridas en una cama del Hospital de Matagalpa. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

Juan Lanzas curándose de sus heridas en una cama del Hospital de Matagalpa. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

La historia real tras la amputación de Juan Lanzas

Juan Rafael Lanzas Maldonado era inocente del delito por el que lo arrestaron. Familiares y vecinos denuncian que la golpiza policial y el maltrato en la prisión provocaron que le amputaran sus dos pies.

El trasero de Juan Rafael Lanzas Maldonado todavía tiene llagas. Son costras negras que no se han curado a pesar de que el 12 de febrero del año 2018 los médicos retiraron parte de la piel podrida que tenía en la espalda baja. Se le ven algunas manchas que muestran la carne viva, pero el peligro de que muera ya ha pasado, sobre todo después de que le cortaran los dos pies.

El campesino Juan Lanzas, de 38 años de edad, se encuentra internado en el hospital de Matagalpa César Amador Molina, desde el 11 de enero, cuando se desvaneció en la primera audiencia que era acusado por ser presunto coautor de robo con fuerza, junto a Jayson Alfaro, de 23 años de edad.

De gorra y camisa blanca, Juan Lanzas baila en una fiesta familiar en los tiempos cuando no veía venir su tragedia.
LA PRENSA / Cortesía

El día del arresto, el 29 de diciembre del año 2017, Lanzas fue golpeado brutalmente por una unidad policial que llegó a su casa, ubicada en la comunidad Cerro Colorado, municipio de Matiguás, del departamento de Matagalpa, según testigos y familiares del agredido consultados por LA PRENSA.

Fue encerrado en la prisión de Matiguás y tres días después, el primero de enero, fue trasladado a la cárcel de Matagalpa, donde dormía en el baño. “Los golpes se me fueron poniendo como morados. En los pies sentía como hielo. No podía ponerme de pie y los presos me orinaban encima”, dijo Lanzas a LA PRENSA. “Los médicos me dijeron que posiblemente ahí fue donde adquirí la infección en el cuerpo”, agrega.

Según las fotos y videos del día que fue ingresado al hospital, Lanzas tenía moretones regados en la espalda, piernas, trasero y pies. La sangre no le circulaba y los abscesos se habían infectado. Uno de los doctores le explicó que se tenía que operar o iba a morir.

“Las piernas las tenía muertas”, dijo Lanzas, desde la cama O de la Sala de Cirugía del galerón 14 del hospital de Matagalpa.

Lea también: “Gatillos alegres” en la Policía Nacional de Nicaragua

El viernes 9 de febrero, el subcomisionado Álvaro Chavarría, jefe de Auxilio Judicial de Matagalpa, emitió la Orden de Libertad de Lanzas y su primo, tras una mediación en la que los familiares de los acusados pagaron 6,554 córdobas (212 dólares) a Jorge Herrera Busthing, quien había denunciado el robo de una bomba para fumigar tipo mochila, una planta solar y un quintal de frijoles.

Herrera Busthing, quien interpuso la denuncia, admitió que las herramientas que la Policía le decomisó al acusado no eran suyas y llegó al hospital a ofrecerle disculpas. Lanzas demostró su inocencia, pero tiene más del 50 por ciento del cuerpo llagado y perdió sus pies hasta la altura de las pantorrillas.

Orden de Libertad de Juan Lanzas y Jayson Alfaro, expedida el 9 de febrero.

“Ni a un asesino le hacen esto”

A las cuatro de la mañana del 29 de diciembre del año 2017, Maribel Suárez, esposa de Juan Rafael Lanzas, escuchaba como que estaban cargando fusiles afuera de su casa. El solar, único en medio de un bosque de cerro Colorado, permite escuchar con claridad cualquier ruido.

—Oí vos. Levantate a ver, parece que hay gente afuera —le dijo Maribel a su esposo.

Juan Rafael se estaba poniendo el pantalón cuando escuchó:

—Todos los hombres de la casa que se levanten. Están rodeados.

La puerta del cuarto fue derribada de una patada. Lanzas iba camino a abrir cuando sintió la punzada de un fusil en el estómago. Leónidas López, de la Policía de Matiguás, estuvo a cargo del operativo en el que participaron 10 efectivos de Policía.

“Dos policías le agarraron las manos (a Lanzas) para atrás. Le pegaban patadas y con la culata del AK le daban en el estómago”, dice Maribel Suárez, esposa de Juan Rafael Lanzas, quien estuvo gritando durante el operativo.

El matrimonio de Lanzas y Suárez tiene cuatro hijos: Yerling, de 15 años; Sergio, de 13 años; Anayanci, 8 años, y Josué, 3 años de edad. Los cuatro niños gritaban pidiendo que dejaran de golpear a su padre.

—Cállate o les disparamos —recuerda Yerling, la hija mayor, que le dijeron los policías, quienes le colocaron varias veces los fusiles en la cabeza, amenazando con disparar. A Jayson Alfaro, sobrino de Maribel Suárez, ya lo habían sacado en bóxer de su cuarto. Afuera lo colocaron en el suelo y lo golpearon en la espalda.

Maribel Suárez miró a la investigadora de Matiguás, que solo la conoce por el nombre de Ruth, que le pegó dos patadas en la cabeza a su esposo. “A mí me estaban matando en el suelo. Ni a un asesino le hacen esto. Yo he visto gente que mata y a los días está libre y ni los golpean. A mí me agarraron como perro”, dijo Lanzas.

Jayson Alfaro recuerda que los sentaron en el suelo, mientras le colocaban el fusil en la cabeza. “Nos decían que dijéramos nuestras últimas palabras, y nos amenazaban en quebrarnos las patas”, dijo Suárez.

La intervención policial finalizó poco antes de las seis de mañana. Juan Lanzas y Jayson Alfaro solo llevaban puesto un bóxer y una camisa cuando fueron detenidos. En el camino a la estación de Matiguás siguieron golpeando a Lanzas, según el relato de Alfaro.

—Este hijueputa va a pagar allá (en la estación de Matiguás) —recuerda Maribel que un policía le dijo a su esposo, mientras le pegaba patadas en la espalda.

Este era el estado en que se encontraban los pies de Lanzas antes de que los cortaran.
LA PRENSA / cortesía

Más abusos policiales

  • El lunes 25 de julio de 2016 la Comisión Permanente de Derechos Humanos y la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (CPDH y ANPDH, respectivamente), anunciaron sus gestiones para elevar ante la Comisión Internacional de los Derechos Humanos (CIDH) las denuncias de presuntos abusos policiales hechas por el excomisionado de la Policía Nacional, Saromar Reyes Navarro.Reyes, quien fue policía durante 30 años, acusó a la institución y mandos policiales de encubrir tráfico de droga, fabricar evidencias para inculpar a sospechosos y otras anomalías.Reyes, de 51 años, dijo que de sus más de 30 años de servicio a la institución policial, 12 pasó por la Especialidad de Drogas.
  • El 13 de febrero de 2018 la abogada Nohemí Guerrero denunció ante la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) la detención ilegal y arbitraria que sufrió durante quince horas en el Distrito Uno de la Policía, cuando realizaba una gestión.
  • El 26 de septiembre de 2017 miembros de una familia denunciaron allanamientos sin orden judicial y detenciones arbitrarias por más de una semana, en la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), que aseguran esta situación les ha llevado a permanecer fuera de sus hogares.
Los pies de Juan Lanzas fueron cortados el 22 de enero.
LA PRENSA / cortesía

No duerme del dolor

Juan Rafael Lanzas y Jayson Alfaro permanecieron en bóxer y sin camisa los tres días que estuvieron en la estación de Policía de Matiguás. El primero de enero de 2018 los trasladaron a Matagalpa. “En el camino nos siguieron golpeando”, dice Jayson Alfaro, quien fue liberado el 12 de febrero.

En la celda de Matiguás, Alfaro ayudaba a levantarse y acostarse a Lanzas. Desde el primer día que lo golpearon, le quebraron una costilla y se le resaltaban lo moretones. Con el frío de la prisión y desnudos todo el tiempo, ninguno de los dos pudo dormir durante estuvieron en la celda, inundada de pulgas y cucarachas. “Nos decían que ahí estuviéramos. Como perros viejos nos trataron”, dijo Alfaro a LA PRENSA en su casa en San Isidro.

Lea también: Roberto Cajina: “El policía ideal no existe”

En la cárcel de Matagalpa ambos fueron separados. Alfaro corrió con mejor suerte en su galerón, ya que pudo dormir en una hamaca. Lanzas, sin embargo, tenía que quedarse en el baño, pues en la celda no había más espacio. Como no se podía levantar, los otros reos, según Alfaro, les pedían a los oficiales que asistieran a Lanzas.

—Ahí déjenlo. Él (Lanzas) está preso. No tenemos nada que ver, ¿para qué se anda metiendo en problemas? —recuerda Alfaro que contestaban los policías.

La infección y las llagas estaban especialmente en el dorso de su cuerpo.
LA PRENSA / cortesía.

Maribel Suárez, esposa de Lanzas, se preocupó cuando su pareja le mostró los moretones durante las visitas a la prisión. El 11 de enero, día de la primera audiencia, Maribel notó que su esposo venía como cansado y pálido. “Como que si iba a fallecer”, dijo.

Con todo el cuerpo morado no podía ni sostener las chinelas con las que llegó a los juzgados. Se desmayó delante del juez y fue trasladado al hospital de Matagalpa. Los médicos lo atendieron de emergencia para estabilizarlo. Demoraron tres horas hasta que Maribel Suárez lo miró vendado y con una sonda por donde le suministraban suero.

Juan Rafael Lanzas estuvo custodiado por un policía en los primeros días en el hospital. Sin embargo, a raíz de la Orden de Libertad, su esposa Maribel Suárez es la única que permanece con él día y noche desde hace más de un mes. “Aquí en el hospital la he pasado mal. Me ha agarrado gripe, dolor de cabeza, fiebre. Como que se me va abrir la cabeza”, dijo Maribel.

Desde que le limpiaron las costras, Lanzas está siempre con la barbilla puesta en la almohada, las manos juntas como que si está rezando y nunca se ubica bocarriba porque las heridas en la espalda le arden. “No he podido dormir del dolor”, dice Lanzas, bajo un mosquitero rojo para evitar que un insecto le infecte las heridas del cuerpo.


La estación de Policía de Matagalpa, donde investigan el caso de Juan Lanzas, quien sufrió una golpiza policial en Matiguás.
LA PRENSA / Archivo

La Policía es la institución más denunciada

La Policía Nacional es la autoridad de Nicaragua más denunciada ante el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh). En 2016 el Cenidh recibió 533 denuncias contra la institución. Las quejas incluyen: malos tratos al momento de la detención y en las celdas policiales, la práctica de la tortura denunciada como reiterada en la Dirección de Auxilio Judicial Nacional, detenciones prolongadas, falta de información a los familiares de las personas detenidas, negativa de entregarles alimentos y medicinas y violación del derecho a la presunción de inocencia, según el informe del Cenidh.

Juan Carlos Arce, abogado del Cenidh, dijo que este es un gravísimo caso de abuso policial visible y tangible. “No es el primer caso en que la Policía actúa de manera indolente e inhumana en relación a la atención que debe brindarle a los privados de libertad, los cuales tienen sus derechos garantizados: integridad física y salud”, agregó.

Arce dijo que la Policía se niega a trasladar a los privados de libertad de manera oportuna a los hospitales. “Es un caso grave y lamentable que deja en evidencia la actuación de la policía nacional”, dijo Arce.
El Cenidh pide que se sancione a los policías involucrados en este proceso y se reconozca de manera pública el grave abuso que han cometido contra Juan Rafael Lanzas Maldonado, a quien le arruinaron la vida cortándole las dos piernas.

Lea también: Así vive un policía en Nicaragua


Policía investiga el caso del hombre que le amputaron los pies

El segundo jefe de la Policía de Matagalpa, comisionado Javier Martínez, dijo a LA PRENSA que en este caso se está verificando todo el procedimiento desde su detención hasta su hospitalización y orden de libertad. “En su momento la Policía va a reconocer qué fue lo que pasó”, dijo Martínez.

El comisionado dijo que la familia de Lanzas está en todo su derecho de denunciar el abuso policial. “Vamos a esperar el proceso de verificación para en base a eso dar una aclaración”, agregó Martínez.


De izquierda a derecha, Jayson Alfaro (el otro detenido), Maribel Suárez (esposa de Juan Lanzas) y Juan Lanzas, en su finca en cerro Colorado. LA PRENSA / cortesía.

35 mil córdobas en abogados

Maykelin Suárez, sobrina de Maribel Suárez, esposa de Juan Lanzas, afirma que la familia hizo varios préstamos que ascienden a más de 35 mil córdobas para lograr la libertad de los dos reos.

Uno de los abogados les cobró más de diez mil córdobas y no hizo ningún trámite por sacarlos de la cárcel, según denunció Maykelin Suárez.

A pesar de que Jorge Herrera Busthing  admitió que las herramientas que decomisó la Policía no eran suyas, recibió el pago de 6,554 que la familia de Juan Lanzas le hizo para la mediación que le otorgó la libertad.

Según la acusación, el supuesto robo ocurrió el 5 de noviembre de 2017. “Por esa chanchada (poca cantidad de dinero) de 6,554 pesos le hicieron eso (cortaron los pies) a Juan”, dijo Maykelin.

Los familiares dicen que no les importó pagar la mediación, a pesar de que sabían que eran inocentes, porque estaban desesperados porque Juan Lanzas y Jayson Alfaro obtuvieran la libertad. “Nosotros nos tuvimos que quedar callados. Pero Jorge Herrera sabe que eran inocentes”, dijo Maykelin.


Emma Maldonado (izq.), madre de Juan Lanzas, y Maribel Suárez, esposa del agredido.
LA PRENSA/ Óscar Navarrete.

“¿Cómo voy a mantener a mis hijos?”

La vida de Juan Lanzas no será la misma que llevaba hasta hace dos meses en la finca de 16 manzanas que tiene en Cerro Colorado. Vivía con Maribel, su esposa, sus cuatro hijos, a los que sustentaba gracias a la venta del cultivo de sus tierras. “Así como estoy (sin pies) cómo voy hacer, ¿cómo voy a mantener a mis hijos’?”

Jayson Alfaro cuenta que en la finca, ubicada a una hora en bestia desde Matiguás, se sembraba plátanos, frijoles, maíz, yuca, guineo, pijibay y cacao. “Yo digo que desde que a nosotros nos capturaron, todo eso se perdió. Esa cosecha no se va a recuperar”, agrega.


Estas eran las condiciones que estaba Juan Lanzas, antes de que le retiraran las úlceras. Foto: Archivo

Maribel Suárez, su esposa, dice que lo más probable es que venda la finca y se traslade a vivir con Juan Lanzas y sus hijos a la casa de su familia en San Isidro.

El día que le llegó a ofrecer disculpas Jorge Herrera, quien lo acusó, le confesó a Juan Lanzas que habría procedido de esa forma después de que fuera convencido por Abraham y Misael López para acusarlo. “Yo a ellos (Abraham y Misael) les alquilé una tierra y les llamé la atención porque no me pagaron. Entonces se hicieron enemigos míos. Por eso creo que fue venganza de ellos echarme a la Policía”, dijo Lanzas.

Hoy es Miércoles de Cenizas. Llega un padre a dar la bendición a la sala del hospital. Dibuja una cruz en la frente con el pulgar y entrega un recuerdo religioso que contiene la imagen de Jesús. Juan Lanzas la pide y la sostiene entre sus dedos. Cierra los ojos por unos segundos. No se sabe si hizo una súplica o un reproche. Si se lamenta por lo que perdió o por lo que vendrá.

Juan Lanzas curándose de sus heridas en una cama del Hospital de Matagalpa. LA PRENSA / Óscar Navarrete.
Juan Lanzas curándose de sus heridas en una cama del Hospital de Matagalpa. LA PRENSA / Óscar Navarrete.
Juan Lanzas. LA PRENSA / Óscar Navarrete
Juan Lanzas. LA PRENSA / Óscar Navarrete

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí