Escasamente hace cuatro meses y cuatro días el entonces embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos OEA pedía en la 46 asamblea de ese organismo la renuncia de Luis Almagro, su secretario general.
“Nicaragua espera, para lavar las manchas y vergüenzas de la Organización de Estados Americanos, que el secretario general Almagro ponga de inmediato su renuncia irrevocable ante el plenario reunido este martes en República Dominicana”, dijo el embajador Denis Moncada Colindres.
El embajador de Daniel Ortega continuó: “Almagro con su comportamiento ilegal, irrespetuoso y prepotente se ha autodescalificado y expulsado del cargo ocupado en la (OEA)”.
La diatriba del embajador Moncada se dio a raíz de las críticas de Almagro al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
Sin embargo, el recién pasado fin de semana, luego de recibir de Almagro un informe “privado” sobre el proceso electoral que está por concluir, el Gobierno de Nicaragua cambió radicalmente su posición y la portavoz, Rosario Murillo, anunció que “el gobierno de reconciliación y unidad nacional de Nicaragua confirma la implementación de un mecanismo de conversación e intercambio con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en respeto y comunicación constructiva”.
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El giro de 180 grados en la posición del Gobierno hace sospechar al politólogo José Dávila, experto en temas electorales, que el presidente inconstitucional Daniel Ortega intentará ganar réditos en el diálogo con la OEA.
“Ortega lo que busca es ganar tiempo y mejorar un poco su imagen desacreditada por el colapso institucional en que tiene al país y en esa línea va a querer prometer a la OEA una especie de concertación o diálogo en enero y en la línea que lo propone su hermano, Humberto Ortega”, señala Dávila, quien fue embajador de Nicaragua en Alemania y durante 20 años fue profesor de

Ciencias Políticas en Guatemala, donde se acreditó como observador en distintos procesos electorales.
“Seguro es negativo ”
Según Dávila, el contenido del informe de la OEA, ya en manos de Ortega, debe ser negativo.
“Seguro que el informe de la OEA es negativo para Ortega, que lo obligó a buscar un diálogo… confiamos en que Almagro va a hacer un seguimiento serio sobre la situación política de Nicaragua”, sostiene Dávila.
Ven difícil que Ortega posponga elecciones
A juicio del experto, Ortega “difícilmente querrá anular, posponer o programar nuevas elecciones, pero en cambio va a proponer el diálogo nacional en enero, para recuperar su credibilidad y legitimidad, que saldrá dañada por su farsa y quizás va a poder mejorar un poquito su imagen, quizás hasta regala alguna personería jurídica y hasta invite a observadores para las elecciones municipales”.
Aún se desconoce el contenido del informe de la OEA sobre la situación electoral de Nicaragua; sin embargo, el mismo secretario general de la OEA, Luis Almagro, en su cuenta personal en Twitter, dijo que su organización no lo daría a conocer públicamente.
Almagro en varias ocasiones se ha pronunciado en su cuenta de Twitter sobre la situación electoral en Nicaragua, demandando que los comicios sean transparentes y competitivos.
“Elecciones transparentes y competitivas se logran garantizando derechos de tod@s los candidatos #EleccionesNi2016”, se pronunció en julio pasado Almagro.
El secretario general también expresó su desacuerdo cuando la principal fuerza política opositora fue excluida del proceso electoral y también por la destitución de 28 diputados opositores de la Asamblea Nacional.
Piden a OEA exigir nuevo proceso electoral
Por su parte, los miembros de la Coalición Nacional por la Democracia esperan que el acercamiento entre el Gobierno de Nicaragua y la OEA sea la oportunidad de exigir el cumplimiento de la Carta Interamericana Democrática y demandar la suspensión del proceso electoral en curso, que califican de farsa electoral.
La Coalición, integrada por seis organizaciones políticas, mantiene su demanda de “programar unas nuevas elecciones, libres, ya bajo condiciones transparentes y democráticas, con nuevas autoridades electorales y la observación electoral nacional e internacional, para tener un proceso electoral legítimo, creíble y competitivo”, explican en un pronunciamiento leído por el exdiputado Pedro Joaquín Chamorro Barrios en conferencia de prensa.
“Advertimos sobre la posibilidad de maniobras, promesas huecas, mecanismos para evitar la crítica internacional, anuncios demagógicos para después de la farsa electoral y toda forma de engaño que puede intentar Ortega dentro de estas conversaciones, para lograr su objetivo de cinco años más en el poder sin ninguna esperanza de cambio para los nicaragüenses”, expresa el pronunciamiento de los opositores.

La oposición en Nicaragua ha insistido ante la comunidad internacional que el actual proceso electoral es una farsa y que Ortega busca establecer una dinastía.
Informe se debe dar a conocer
La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, se unió al planteamiento de otras organizaciones que demandan que el informe sea público, pues dice que “ese informe no puede ser privado”.
“Esperamos no se conviertan las buenas intenciones y el compromiso de (Luis) Almagro, de cumplir con su responsabilidad en un compás de espera, en un período de oxigenación de alguien que se está ahogando, como es Daniel Ortega, por sus propios errores y sus propios desmanes”, dijo Núñez.
La defensora de derechos humanos reclamó que el diálogo no sea solo con sectores que piensan lo mismo, “ahí tenemos que estar todos, con las mismas posibilidades y planteando con entereza, a profundidad, cuáles son los problemas de este país”.
Hasta los llamó “sinvergüenzas”
El 4 de junio, cuando el Congreso Sandinista “designó” a Daniel Ortega candidato presidencial por séptima vez, este pronunció un virulento discurso contra los observadores electorales. “Observadores sinvergüenzas. Aquí se acabó la observación, que vayan a observar a otros países”, dijo. En las elecciones presidenciales del 2011 el jefe de la Misión de Observadores de la OEA, Dante Caputo, declaró que se les había impedido estar presente en 20 por ciento de las juntas seleccionadas a observar. “Si carecemos de observación, carecemos de un elemento básico para guiarnos a la hora de formar nuestra opinión sobre el proceso electoral”, dijo entonces Caputo.