Vicky Toledo
Como aquel que ha crecido en el
bosque soy un árbol caducifolio, no siempre verde
no siendo extraña a inundaciones
ni estando libre de sequías
he crecido sin estar libre de pecado
pero mis crímenes han sido inocuos.
A veces mi copa es frondosa
como nube cargada de proyectos
otras veces mis ramas casi mueren
por inanición a la llegada del invierno.
Se han escrito en la corteza de mi ser
momentos inolvidables de placer
se han llenado mis hojas de rocío
justo cuando alguien se me ha ido.
Mi raíz no ha dejado de absorber
la verdad subterránea de la vida
y en mi savia se han mezclado
cantidades de azúcares y hiel
dando frutos unas veces insípidos
otras, con sabores exquisitos.
Mi xilema se ha formado
de palabras que he escuchado
en el eco de los vientos que llegan
a encender fuegos temerarios
o a apagar pasiones incendiarias.
Soy un árbol que a medianoche aguarda
al sol que alumbra al llegar el alba
para mostrar las flores que aun carga
y desprender fragancias que enamoren.
No soy un árbol perenne ni infinito
ni un espectáculo que todos quieran ver
soy un árbol tan común como la acacia
con un toque especial que me hace ser
un árbol único con forma de mujer.
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