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Luis Sánchez Sancho

Atea, la repudiada por los dioses

Dice el diccionario de la Real Academia Española que la palabra ateo o atea viene del latín, pero su origen es griego y se aplica actualmente a la persona “que niega la existencia de Dios”.

 Sin embargo, en el idioma griego antiguo ateo, o atea, tenía el significado de ruina, insensatez o engaño. Y como solían hacer los antiguos griegos  en relación con todos los fenómenos de la naturaleza y de la conducta humana,   crearon al  respecto un mito y una divinidad.

 El concepto o calificativo de ateo o atea se le dio originalmente a la persona que  por alguna razón había sido abandonada o despreciada por los dioses, particularmente por Zeus. Y la divinidad  que representaba esa condición era Ate, o Atea, quien era  hija de Zeus y  que vivía entre los dioses olímpicos,  pero por una falta grave que cometió fue repudiada por su propio padre, arrojada del Olimpo de manera ignominiosa y convertida en una deidad malvada.

En el Canto XIX de La Ilíada,  Homero cuenta  por boca de Agamenón, el poderoso rey de Argos y Micenas que comandó los ejércitos griegos que fueron a hacer la guerra contra Troya y la destruyeron, que “hija veneranda de Zeus es la perniciosa Ate, a todos tan funesta: sus pies son delicados y no los acerca al suelo, sino que anda sobre las cabezas de los hombres, a quienes causa daño, y se apodera de uno, por lo menos, de los que contienden. En otro tiempo fue aciaga para el mismo Zeus, que es tenido por el más poderoso de los hombres y los dioses”.

Pero,  ¿por qué Zeus repudió a su hija y la convirtió en una diosa de la maldad? Cuenta la leyenda que en una ocasión Zeus  decidió que uno de sus hijos, que no había nacido pero ya estaba  en camino y se llamaría  Herakles o Hércules, además de ser un héroe también debía reinar en Micenas y Tirinto. Pero Zeus no lo dijo directamente, para no molestar a su esposa, Hera, que odiaba a Alcmena, la madre de Hércules. De manera que para disimular su decisión lo que declaró Zeus fue que el primero de sus descendientes que naciera a partir de ese momento, reinaría en las ciudades antes mencionadas y que el siguiente en nacer sería su servidor.
Según el  proceso de gestación quien debía nacer primero era Hércules. Pero Hera, aconsejada por Atea,  retrasó  el nacimiento de Hércules y adelantó el de Euristeo —quien no era hijo de Zeus pero sí su descendiente— y de esta manera Hércules  perdió la oportunidad de ser rey y  quedó obligado a hacer lo que el otro le mandara.    Según cuenta Homero en el texto antes citado, cuando Zeus se dio cuenta de aquel engaño,  “irritado en su corazón, cogió a Atea por los nítidos cabellos y prestó solemne juramento de que Atea, tan funesta para todos, jamás volvería al Olimpo y al cielo estrellado. Y volteándola con la mano, la arrojó del cielo”. Desde entonces, dice el mitólogo francés Jean Francois Michel Noel, Atea fue una “diosa maligna y odiada no menos de los mortales que de los dioses, cuya única ocupación consistía en turbar el entendimiento de los mortales y hacerlos desgraciados… complaciéndose con las injusticias y calamidades de los mortales”. 
 Pero como todo en la vida tiene o debe tener un equilibrio, los dioses dispusieron sabiamente que detrás de la malvada Atea fueran siempre sus hermanas, las Lites, como se llamaban  las oraciones o plegarias que los mortales elevaban al cielo para que las divinidades mitigaran los daños causados por  la diosa malvada que fue repudiada por Zeus.

Columna del día Opinión

COMENTARIOS

  1. Silvio
    Hace 12 años

    Excelente

  2. SEGUN LA MITOLOGIA NICA
    Hace 12 años

    Según la mitología nica, en Nicaragua Atea tiene un apellido que se deriva del diminutivo de la palabra “muro” además de otro nombre propio que irónicamente denota oraciones como las de las Lites.

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