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El golpe de Estado al presidente Juan B. Sacasa

Mario Sandoval [email protected]

El 6 de junio de 1936, el entonces mayor general Anastasio Somoza García, jefe director de la Guardia Nacional, dio el primer golpe militar de su carrera al entonces presidente electo, en la segunda y última elección súper vigilada por Estados Unidos, Dr. Juan Bautista Sacasa.

El segundo golpe militar que dio Somoza García fue al doctor Leonardo Argüello Barreto, presidente impuesto por el mismo Somoza, el 25 de mayo de 1947, a los 25 días de haber tomado posesión.

El golpe militar contra Sacasa, hace 67 años, en un triste y doloroso momento histórico de la aciaga y convulsiva vida nacional, dejó como secuela una interminable controversia. Había un total desconocimiento a las autoridades constituidas, las cuales eran depuestas violentamente, lo mismo que los comandos militares leales a Sacasa. Disturbios y motines mantenían en zozobra al país, al borde de la guerra civil. Somoza García tenía como piedra en el camino la oposición del doctor Sacasa, quien avizoraba en el horizonte las consecuencias de las ambiciones políticas del general, quien pretendía ser el candidato en las siguientes elecciones presidenciales, lo que al fin logró.

Somoza García era apoyado por un sector del liberalismo, y alentado por el apoyo de prominentes miembros del Partido Conservador, teniendo como figuras visibles a los poetas, José Coronel Urtecho, Luis Alberto Cabrales, al doctor Alejandro Argüello Montiel y otros integrantes de los 200 intelectuales del llamado “Grupo de los camisas azules”, que vestían uniformes de pantalón blanco, camisa azul y boina, los cuales debutaron rodeando a Somoza García en una manifestación que marchó de la Estación del Ferrocarril al Parque Central Colón, el día de su proclamación en Granada, con más de 15 mil personas.

Una euforia nunca vista después del general José Santos Zelaya (líder de la revolución liberal de 1893) fue proclamando a Somoza García en quien el pueblo veía un político joven y nuevo, con carisma popular, que les ofrecía lo que otros presidentes les habían negado, y llenos de esperanzas veían en él a un mesías.

El doctor Juan Bautista Sacasa era afable, persona encantadora, culto, un presidente ideal para un país más educado y democrático que Nicaragua. Por sus sentimientos profundamente cristianos no quería ver otra vez ensangrentada su Patria, y por patriotismo prefirió renunciar evitando más dolor y muerte en los enfrentamientos sangrientos del Campo de Marte con la Loma y el Fortín en León.

Como Somoza García hizo estudios en Estados Unidos, hablaba bien el inglés, lo que le ayudó durante la ocupación americana para servir de intérprete a las autoridades nacionales y americanas, de cuya relación resultó el apoyo que le dieron los estadounidenses para nombrarlo jefe director de la Guardia Nacional. Somoza era personalmente agradable, alto, blanco, de buenas facciones, campechano, tenía gracia para contar chistes —lo que gustaba a los miembros de la Legación Americana, inspiraba simpatía al pueblo—, era galante con las mujeres y generoso con sus amigos.

Somoza García tenía el don de la astucia, lo cual le sirvió para mantenerse en el poder saliendo siempre victorioso de las situaciones difíciles, mediante sus habilidades políticas. Por eso decían: “En qué se parece Somoza al ponche? En que tiene más leche que huevos”.

Un día que iba yo hacia la ciudad de León, donde estudiaba Derecho, en 1955, en compañía de Joaquín “mico” Ubau, me encontré con el general que estaba esperando paso por un puente. El “mico” Ubau le pidió un cigarro, que Somoza le dio, ofreciéndome otro a mí. Y como él andaba ya en propaganda para su reelección, le pregunté por qué quería reelegirse, y me contestó: “Porque hay muchas cosas en bien del pueblo que si yo no las hago nadie las hace”. Entonces yo le dije que podía poner a un amigo de confianza, que haría su voluntad. Mirándome fijamente, el general Somoza García me dijo: “Así parece, pero no es lo mismo. A Leonardo Argüello lo hice presidente y me traicionó”.

El autor es escritor y catedrático de Derecho  

Editorial
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