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De quiebres y quiebras bancarias

Carlos René Ramírez

Estas situaciones afectan a todo Nicaragua, especialmente a los pequeños y medianos productores. Nicaragua es eminentemente agrícola. En 1988 el Gobierno de turno canceló el Programa de Crédito Rural y desde entonces los pequeños agricultores quedaron desprotegidos. En el mismo año montaron la famosa “Operación Berta” despojando y asaltando a través de los bancos (los que antes los asaltaban) a todos los nicaragüenses. A los jóvenes debemos explicarles en qué consistió esta “victoriosa operación revolucionaria”, en la que los bancos eran instrumentos de despojo contribuyendo a la nefasta imagen de que los bancos estatales son “malos”. A partir de 1979 el Banco Nacional de Nicaragua es convertido en el Banco Nacional de Desarrollo, pero únicamente desarrolló a pocos que se lucraron, se piñatearon los recursos, se les daba créditos y no pagaban, pero eran los grandotes, porque los pequeños continuaron sin acceso al crédito rural y el Gobierno que sucedió al de la noche oscura, tampoco le dio créditos a los campesinos y se fortaleció la cultura de no pago. Los dirigentes del Banco de Desarrollo sacaron beneficios que todavía usufructúan y fugazmente uno de ellos estuvo guardando prisión. El Banco Nacional de Desarrollo se comenzó a redimensionar en 1997, pues en los años anteriores perdía US$50 millones anuales. Ante esta realidad y presiones externas este banco cerró sus puertas en noviembre de 1997 y para asombro de todos en estas circunstancias era el banco que tenía mayor número y monto en cuentahabientes de diferentes modalidades y su cierre no causó ningún inconveniente a éstos.

La Superintendencia de Bancos nunca dio a conocer los nombres de los que quebraron este banco del Estado que vivió 85 años y 7 meses y tampoco lo hizo la Junta Liquidadora que todavía existe. Al cerrarse el Banco Nacional, muchos se frotaron las manos, proliferaron los organismos que otorgaban crédito a intereses leoninos del 6 por ciento mensual y el campesino seguía sin recibir financiamiento y otros gozaban con todos los beneficios de “La Cobra”. La cultura de no pago se entronizó y creemos que aún tiene vigor y fuerza pues los anuncios de Daniel Ortega de condonaciones y creación de un Instituto de Fomento, fortifican el deseo de no pagar, obtener nuevos créditos y tampoco pagar.

El cierre del Banco Nacional estimula la proliferación de nuevos bancos. En 1978 habían cuatro bancos con 3 millones de habitantes y exportaciones anuales de US$800 millones. En esta época tenemos 5 millones de pobladores con exportaciones de US$500 millones y con 12 bancos. El encaje legal de los bancos es del 17 por ciento y en otros países es más alto. La correlación entre el aporte de capital y los ahorros de los usuarios, ante el otorgamiento de créditos debiera ser analizado máxime que los dirigentes se recetan préstamos relacionados y muchos beneficios indebidos. Han quebrado el BECA, Banco del Campo, Banco Sur, Interbank y Bancafé. Tres bancos relacionados con sandinistas. Nuestra pregunta “¿quiénes quebraron al Banco Nacional?”, puede ser ampliada con estos otros y establecer los que también se han beneficiado. El perjudicado siempre es el pueblo.

El autor es experto en Cooperativas y Crédito Rural.  

Editorial
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