Más de 4 mil casos en animales —cerca de la mitad reportados en el último mes—, una persona al borde de la muerte por tener más de cien gusanos dentro de uno de sus oídos y el endurecimiento de los controles para el ingreso de ganado nicaragüense a Honduras —que ya está provocando algunas dificultades para las importaciones de ganado en pie—, son algunos de los estragos más recientes del acelerado avance del gusano barrenador del ganado que ya está provocando daños en todo el territorio nicaragüense.
Después que Panamá y Costa Rica reportaron sus primeros casos, en abril Nicaragua declaró alerta sanitaria y gracias a un donativo de la cooperación internacional invirtió 750 mil dólares en una estrategia de prevención para evitar el ingreso de la enfermedad al país, pero las autoridades del Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria (IPSA) no volvieron a referirse a la inversión que está haciendo el país para controlar esta plaga que afecta particularmente a la ganadería.
En entrevista brindada a medios oficialistas, el director del IPSA, Ricardo Somarriba, confirmó que hasta el 14 de octubre tenían registrados 4,036 casos confirmados, es decir con pruebas de laboratorio realizadas. Dicha cifra representa un incremento de 61 por ciento con respecto a los 2,500 que reportó el funcionario en la primera semana de septiembre.
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En riesgo de muerte por gusano barrenador
De los 4,036 infectados que el IPSA tenía registrados al 14 de octubre, 3,061 casos son en ganado bovino, y cerca de la mitad en terneros recién nacidos con infecciones en el ombligo y otras partes del cuerpo que incluso les ha provocado la muerte. Somarriba mostró imágenes de un ternero con la oreja destruida por los gusanos y que murió por la enfermedad, pero no dio detalles de la cantidad de animales que se han perdido por esta causa.
Además del ganado bovino, el funcionario detalló que hay 548 casos en cerdos, 155 en perros, uno en un gallo de pelea y los restantes 270 en caprinos y otras especies. A los dos casos en humanos que mencionó en el informe de septiembre se sumó uno más, que según Somarriba fue más grave.
Una persona de Río San Juan fue trasladada al Hospital de Juigalpa, donde le extrajeron 40 gusanos de uno de sus oídos, pero debido a la gravedad del caso necesitó atención especializada, por lo que fue trasladado al Hospital Lenin Fonseca de la capital donde le extrajeron 62 gusanos más y lo mantienen bajo atención especializada.
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IPSA trabaja con autorización de “la jefa”
“Si no le sacan esos gusanos le hubieran desbaratado el cerebro”, aseguró Somarriba quien además considera que la persona se salvó gracias a la fortaleza del sistema de salud y al acompañamiento y apoyo de Daniel Ortega y de “la jefa”, en alusión a la vicegobernante Rosario Murillo, a quien le consultan las acciones que planean realizar.
El funcionario dijo que el IPSA elaboró un producto a base de azul de metileno con algunos insecticidas que está generando muy buenos resultados en la curación de las heridas de los animales. En las visitas de campo que ya realizaron a 30,917 fincas y 8,113 casas han curado con ese producto a 100,785 animales; además, le entregan dos sobres a cada productor para que los utilice si sospecha que alguno de sus animales está infectado y luego reporte el caso para que los veterinarios del IPSA lo visiten.
Otro problema que según el funcionario están enfrentando los ganaderos es que Honduras estableció una barrera para evitar el ingreso del gusano a su país y está afectando las importaciones de ganado en pie. Son tantos los puestos de control que establecieron en las zonas fronterizas que un viaje de horas se extiende hasta por tres días y eso afecta al ganado que pierde muchos peso por el estrés que le provoca permanecer en los camiones y estar sometidos a las condiciones de intemperie que cuando llegan a los mataderos de ese país no están en condiciones óptimas para que los sacrifiquen. Esto afecta el precio y también las exportaciones.
¿Cuánto cuesta erradicar el gusano barrenador?
Somarriba insiste en que la propagación de la enfermedad en Nicaragua es culpa de los países vecinos y de manera especial del ingreso de un grupo de caballos de contrabando que pasó por el país hacia Honduras. Además, confirmó que inicialmente consiguieron 750 mil dólares de programas de cooperación internacional para financiar la fumigación con moscas estériles. Esta técnica funciona porque la mosca que pone los huevos que se transforman en gusanos se aparea una sola vez en su ciclo de vida, entonces al aparearse con moscas estériles muere sin reproducir más gusanos.
Las moscas estériles del gusano barrenador del ganado se producen en laboratorios de la Comisión Panamá–Estados Unidos para la Erradicación y Prevención del Gusano Barrenador del Ganado (Copeg) y desde ese país se distribuyen al resto de la región. Según imágenes divulgadas por el IPSA a Nicaragua siguen llegando por vía aérea para esparcirlas en las zonas afectadas.
Sin embargo, Somarriba no explicó si el programa de cooperación internacional que aportó los 750 mil dólares que costó la fumigación inicial en las zonas fronterizas sigue asumiendo estos costos, o si Nicaragua está pagando por las moscas que le envían, y que ya no esparce únicamente mediante fumigación aérea sino también de forma manual, ya que las trasladan en cajas y las colocan en zonas estratégicas cercanas a los lugares donde se han registrado casos del gusano.
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Producción de moscas de gusano barrenador
Cabe recordar que hace aproximadamente un mes el régimen Ortega Murillo canceló los permisos de operación de 12 aeródromos y confiscó otros 12, la mayoría dedicados a la fumigación agrícola, tras la decisión retomaron labores, pero bajo férrea vigilancia y control de la Policía y el Ejército.
Según información divulgada en el sitio web de la Copeg hasta el 28 de septiembre: produjeron 96 millones de pupas de moscas cada semana; realizan 18 vuelos semanales, distribuidos en Panamá, Costa Rica y Nicaragua; registraban 18,553 casos de gusano barrenador en Panamá, 6,938 en Costa Rica, 3,307 en Nicaragua y 8 en Honduras que ingresaron procedentes de Nicaragua.
El centro de dispersión de Copeg funciona en el Aeropuerto Internacional de Tocumen, Panamá, desde noviembre de 1998. Recibe pupas estériles de gusano barrenador del ganado provenientes de la planta de producción para que continúen su ciclo de vida hasta llegar a adultos para ser dispersadas. Según funcionarios del IPSA, en Nicaragua se realizan unos siete vuelos semanales y se han esparcido unos 27 millones de moscas.