La inauguración de la primera Clínica Móvil de Mamografía en Nicaragua fue opacada por la politización del sistema de Salud Pública que mantiene el régimen orteguista. El personal médico del Ministerio de Salud (Minsa), durante el evento y primeras atenciones, fue obligado a incluir entre su vestimenta blanca los colores rojinegros de la bandera del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), controlado por la dictadura Ortega-Murillo.
Los primeros pacientes atendidos en dicha clínica, como confirman las fotografías divulgadas por el Minsa en redes sociales, fueron asistidos por médicos que, además de batas blancas, portaban en sus cuellos la bandera del FSLN.
Lea también: Más de 500 trabajadores de la salud salieron del sistema en los primeros tres meses del año
El Minsa detalló durante la inauguración que esta primera Clínica Móvil para Mamografía —montada sobre un cabezal que lleva fotografías gigantes de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo— fue equipada con un mamógrafo y una máquina de ultrasonido, con el fin de detectar tempranamente afectaciones de mamas en mujeres mayores de 40 años.
La clínica, según el Minsa, recorrerá los diferentes municipios del país, iniciando este lunes con su primera visita en el Centro de Salud Raúl Vargas, del municipio de Nagarote, en León.
Ana Quirós, especialista en temas de Salud Pública, lamentó que el personal usara una bandera que los identificara como parte de un partido político, recordando que la Ley General de Salud establece entre los principios básicos de la atención en salud la gratuidad, solidaridad, calidad, integralidad y universalidad, siendo este último el que se violenta al ubicar al personal como parte de un partido.
Podría interesarle: Más muertes por cáncer de mama en Nicaragua en 2023
“Cuando se habla de universalidad, lo que se plantea es que la cobertura del servicio de salud debe ser para toda la población, sin distingo de ningún tipo. Por lo que, al poner en los prestadores de un servicio público, al exigirles a los prestadores de servicio que se pongan la insignia, bandera o cualquier tipo de distintivo que los ubique en algún determinado partido político, se viola la universalidad del servicio”, apuntó la especialista.
Además, valoró que el uso de dicha prenda también levanta entre la población “una interrogante muy fuerte sobre el profesionalismo de la atención que van a recibir y sobre la confidencialidad médico-paciente respecto a los problemas de salud que puedan tener”.
“Al estar sometidos los profesionales de la Salud al mandato de un partido político que ha demostrado ampliamente poner por encima de todo los intereses de sus dirigentes (…), ciertamente, la ciudadanía va a poner en discusión si los resultados que estos den son ciertos, si se van a mantener confidenciales y si pueden confiar en ese personal”, remarcó Quirós.