El régimen de Daniel Ortega continúa apurado depositando dinero en el Banco Central de Nicaragua (BCN) y los bancos, al punto que cerró el primer cuatrimestre con casi cien mil millones de córdobas, un poco más de 2,500 millones de dólares, según una recién actualización del máximo emisor bancario.
Solo en los primeros cuatro meses de este año, el Gobierno central ha trasladado al Banco Central 10,215 millones de córdobas respecto al saldo de diciembre pasado, ligeramente inferior a los 10,215 millones que había enviado en depósito en igual periodo del año pasado.
En concreto, el Banco Central tiene en su poder 67,096 millones de córdobas, un monto superior a los 56,881 millones en diciembre pasado. En el último año, el régimen ha aumentado en 12,206.3 millones de córdobas sus depósitos en el BCN, siendo el primer cuatrimestre de este año el principal lapso de mayor traslado.
Retiros pequeños mensuales
Los números oficiales reflejan que en febrero y marzo el régimen hizo pequeños retiros, pero solo en abril ordenó enviar al Banco Central casi 3,000 millones de córdobas, lo que ocasionó que se volviera a romper récord en la cifra de acumulación de recursos de un gobierno en el máximo emisor bancario.
Paralelo a esas reservas, los bancos comerciales también tienen dinero del Gobierno. En su poder, estos tienen 23,176 millones de córdobas hasta marzo; 1,484 millones más comparado con el monto reflejado en diciembre, que ascendía a 21,692 millones.
Es decir, que tomando en cuenta el monto acumulado en los bancos más lo que tiene el BCN, en su conjunto el Gobierno central tiene un “colchón financiero” de 90,272 millones de córdobas, siendo 9,728 millones el monto que lo separa aún del umbral de los 100 mil millones.
“Es un monto importante, pero no suficiente como para garantizar su permanencia en el poder. Lógicamente con ese dinero se le da estabilidad a la macroeconomía, al buen desenvolvimiento del régimen cambiario, que es la ambición actual del Banco Central, pero un impacto económico más severo, como una caída de las remesas drástica o las exportaciones, o una salida de recursos del Sistema Financiero Nacional, con ese saldo depositado no se podría afrontar crisis de esa magnitud”, explica un economista, quien pide no ser citado por temor a represalias.
Indica que sin duda son los impuestos que está obteniendo lo que están mandando al Banco Central, así como también recursos que están entrando de los multilaterales de préstamos ya concretados y que están en proceso de desembolso.
Operan con superávit
Según el informe de ejecución presupuestaria, hasta el primer trimestre de este año el Gobierno estaba operando con un abultado superávit, impulsado por la recaudación.
“Superávit global de la ejecución del primer trimestre 2024 de 10,630.8 millones de córdobas, de un superávit del presupuesto anual actualizado de 4,699.9 millones. Este nivel de superávit es consecuencia de un mejor desempeño en la recaudación tributaria, control en la ejecución del gasto con fuente interna y fondos rotativos desembolsados, pero pendientes de rendición a marzo 2024”, precisa el reporte.
“Lo anterior ha estado acompañado con una continua evolución dinámica de la recaudación y un manejo prudente y responsable del gasto público, factores y acciones que han dado como resultados un mayor superávit a lo programado en el balance fiscal de este primer trimestre 2024 y el aumento de los depósitos en las cuentas del Banco Central de Nicaragua y banca comercial del país, coadyuvando con el fortalecimiento de las reservas internacionales del país”, agrega.
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Aprendieron la lección
En el 2018 y 2019, las reservas internacionales flaquearon fuertemente por la salida masiva de depósitos en los bancos comerciales debido al incremento de la incertidumbre generada por la represión estatal contra la ciudadanía, lo que obligó a que el Banco Central inyectara recursos al Sistema Financiero.
Desde entonces, la dictadura, que ha perdido gran parte de las fuentes externas de financiamiento, se ha enfocado en aumentar sus depósitos en el Banco Central. Muestra de ello, es que en el 2017 tenían 17,586.6 millones de córdobas, pese a que la economía crecía a mayor velocidad que ahora.
“Recordemos que esto había sido una recomendación continua del Fondo Monetario, que le insistía en crear esa especie de garantía frente a choques externos, pero el Gobierno jamás hizo caso. Se les vino la crisis del 2018, pero ya era demasiado tarde. Ellos consiguen retomar esa tarea hasta el 2020, cuando ayudados por el impacto de la naturaleza y la pandemia, obtienen préstamos y eso les permite desviar parte de lo recaudado por la reforma fiscal del 2019 hacia ese objetivo de crear ese colchón financiero, que es lo que estamos viendo hoy”, explicó el analista.