La pregunta no es académica ni inoportuna. La lucha contra la dictadura no solo debe buscar cambiar al dictador sino establecer una Nicaragua mejor. En 1979 el pueblo celebró la caída de la dictadura somocista, pero después vino la decepción. ¿La causa?: no fue la juventud ni la falta de idealismo de los dirigentes, sino la ideología marxista que profesaba, ideología que dondequiera que se ha impuesto ha dejado una estela de ruinas y muertes.
Importa por tanto conocer las orientaciones ideológicas de los liderazgos opositores porque de ello dependerá mucho lo que venga después. Esto implica ver cómo se sitúan ante los dos polos ideológicos que siguen siendo la derecha y la izquierda. Claro está que dentro de ambos hay muchos matices; unos más extremos que otros. También que hay posiciones que tratan de ser equidistantes, como puede ser el centro y otras variedades que toman de los dos, como el centroderecha y el centroizquierda. Con todo, puede ser de mucha ayuda ver lo que generalmente separa dichas tendencias, aunque excluyendo del análisis sus extremos autoritarios, como la derecha fascista o la izquierda neocomunista.
La derecha suele coincidir en varios aspectos con el pensamiento liberal clásico. En el plano económico es favorable al sistema de libre empresa o capitalismo, y a los empresarios, grandes o pequeños, por considerarlos los creadores de riquezas y empleos. Busca por tanto disminuir sus cargas impositivas y regulaciones y crear las condiciones favorable a los negocios y las inversiones, convencido de que es el aumento de estas, y no las políticas redistributivas, la mejor estrategia para combatir la pobreza.
La derecha conceptúa como sagrada la propiedad privada. También favorece al Estado pequeño, limitado a la protección de los derechos inalienables del ser humano, entre ellos el derecho a la vida y a la libertad. Esta incluye las plenas libertades públicas y la más amplia libertad de transar y establecer las relaciones económicas y sociales que libre y voluntariamente prefieran. Por eso se opone al intervencionismo estatal, a la fijación de precios, subsidios y salarios, e igualmente, a otorgar cuotas de poder o beneficios basadas en sexo, etnia o criterios ajenos al mérito.
Responsabilidades subsidiarias del Estado son la buena administración de justicia, el mantenimiento del orden y la defensa de la soberanía. Todo aquello que exceda estas funciones constituye una intromisión inaceptable en el ámbito de las libertades. Por ello, y por ser conscientes de las debilidades humanas, la derecha adversa otorgar demasiando poder al Estado. Cree que hacerlo facilita las tiranías y la corrupción, a la vez que fomenta la dependencia y pasividad ciudadanas.
En los aspectos sociales y culturales la derecha tiende a ser conservadora en cuanto adversa el aborto, las ideologías de género, y busca proteger la familia monogámica y estable. En cuanto a valores ve con simpatía la enseñanza religiosa y moralizante basada en principios absolutos y aprecia la cultura occidental y cristiana.
La izquierda no suele ser tan amigable con el sector privado pues, influida por resabios del pensamiento marxista, lo ve o como un potencial explotador o como un conglomerado movido única y exclusivamente por el deseo de utilidades a expensas de los trabajadores. Su principal preocupación no suele ser el facilitarle las posibilidades de aumentar sus ganancias sino el redistribuir las riquezas que generan buscando beneficiar a los pobres con subsidios, derechos sociales (entitlements), transferencias directas, controles de precios ocasionales y fijación de salarios. También simpatizan con las empresas públicas o estatales, y adversan su privatización.
Corolario de esta orientación es la propensión de las izquierdas a aumentar los impuestos, sobre todo a los ricos y a las corporaciones, y sujetarlas a bastantes regulaciones. Unos de sus fundamentos ideológicos fuertes es precisamente el estatismo, o la tendencia a crear Estados y burocracias grandes, intervencionistas, y con mucho poder, pues las consideran más confiables y altruistas que el sector privado. La izquierda democrática, empero, acepta que el libre juego democrático es la forma de escoger las autoridades.
En cuanto a los aspectos culturales y sociales las izquierdas usualmente favorecen el aborto; unas lo limitan al llamado aborto terapéutico, otras no ponen límites algunos. Suelen también promover la ideología de género, los matrimonios de parejas del mismo sexo y facilitar los divorcios. En cuanto a sus valores son relativistas y ven con ojo crítico la civilización occidental y cristiana. Si pudieran quitarían todas las estatuas de Colón.
La presentación de estos polos ideológicos no implica que los políticos de oposición deban encasillarse en uno u otro. Hay, como expresamos antes, posiciones eclécticas que toman elementos de los dos o crean síntesis nuevas. Pero es bueno saber cuál es la química que están cocinando y pensar la que conviene al país. Antes gritamos estúpidamente “después de Somoza cualquier cosa”. No gritemos ahora, “después de Ortega todo juega”.
El autor es sociólogo, fue ministro de Educación y autor del libro “Buscando la Tierra Prometida”, Historia de Nicaragua 1492-2019, de venta en Amazon y librerías locales.
[email protected]