Desde que el dictador Daniel Ortega regresó al poder en 2007 ha emprendido acciones que demuestran su interés por regresar al pasado, especialmente a la década de 1980. Aunque en los primeros años de gobierno, el régimen “disfrazó” estas pretensiones, fue a partir de la crisis sociopolítica que estalló en abril de 2018 que se quitó la máscara.
Desde hace casi seis años regresaron las confiscaciones, la persecución a la Iglesia católica y la reaparición de algunos simbolismos, como las siglas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el costado este del cerro Motastepe y el cambio del Ministerio de Gobernación al Ministerio del Interior.
“No es solamente una añoranza por el pasado, hay un interés político claro. Esto lo hace para mantener sentimientos por parte de sus seguidores. Es común en partidos políticos que han tenido mejores tiempos y que tratan de revivir el pasado para que sus bases militantes estén recordándolo siempre. Estamos claros de que fue un momento oscuro en la historia de Nicaragua, pero ellos lo ven distinto”, dijo el exreo y desterrado político Juan Sebastián Chamorro a LA PRENSA.
A su consideración, la dictadura intenta reconstruir la figura de Ortega en el pasado, haciéndolo ver como un elemento de mayor importancia en el derrocamiento de la dictadura somocista.
“Además, quieren reconstruir y refabricar la historia, donde Ortega aparece ahora diciendo que hizo más de lo que en realidad pasó. Entonces, se quiere generar cualquier tipo de sentimiento positivo hacia el partido. Es parte de un concepto mediático, mentiroso y manipulador de un proyecto político que ha fracasado”, dijo Chamorro.
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El regreso de las confiscaciones
En la década de 1980, el régimen sandinista emitió decretos confiscatorios de propiedades y bienes de amigos o allegados a la dictadura somocista, que fueron asignados a jefes sandinistas, militares y políticos. Asimismo, fueron confiscadas grandes extensiones de tierra, empresas y fábricas en lo que pasó a llamarse “Área Propiedad del Pueblo”.
No obstante, cuando el sandinismo salió del poder, regresaron a Nicaragua los verdaderos dueños de las propiedades. La revisión de estas confiscaciones, en su mayoría injustificadas, originó una deuda interna de 2,200 millones de dólares que fue pagada por los impuestos de los nicaragüenses a través del Estado.
Actualmente, a raíz del estallido de la crisis sociopolítica en abril de 2018, el régimen orteguista desempolvó una de las viejas prácticas del sandinismo: la confiscación. Primero contra organizaciones sin fines de lucro y medios de comunicación, pero a partir de 2023 se extendió a personas naturales a las que desnacionalizó y desterró.
El artículo 44 de la Constitución Política de Nicaragua prohíbe la confiscación y establece que quienes infrinjan esta disposición deberán responder con sus bienes en todo tiempo por los daños inferidos. Sin embargo, la dictadura apuesta a que será el Estado el que indemnice a las víctimas.
El retorno del Ministerio del Interior
El 28 de diciembre de 2023, la Asamblea Nacional aprobó la anulación del Ministerio de Gobernación y la creación de un “nuevo” Ministerio del Interior (Mint).
El retorno del Mint es para los críticos nicaragüenses la consolidación del Estado policial, que ejerce un papel de control social, espionaje y represión contra cualquier tipo de manifestación opositora, igual que sucedió en la década de 1980.
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En los ochenta, tras la caída de la dictadura somocista, el país quedó en manos de los guerrilleros sandinistas que tomaron el poder por las armas e impusieron un nuevo estado militar, para lo cual el Ministerio del Interior fue clave en la llamada “seguridad del Estado”, a través de la cual se espiaba a críticos y religiosos.
La guerra terminó en 1990, con el triunfo electoral del partido que encabezó Violeta Barrios de Chamorro. El nuevo gobierno democrático cambió la función del Ministerio del Interior y lo nombró Ministerio de Gobernación.
“El hecho de que Ortega esté volviendo a medidas de 1980 significa que está regresando a su verdadero nicho y sus verdadero ADN, por su formación marxista. Él siempre pensó en el modelo dictatorial luego de derrocar a Somoza, aunque los años siguientes a la revolución trató de jugar con otros elementos, buscando su consolidación”, expresó el analista político y economista, José Dávila.
“Luchas” en La Haya
El 27 de junio de 1986, la Corte Internacional de Justicia de La Haya falló a favor de Nicaragua en su demanda contra Estados Unidos por haber armado, financiado y abastecido a las fuerzas de la Contrarrevolución.
En reiteradas ocasiones, el dictador Ortega ha recordado a Estados Unidos la deuda de 17 mil millones de dólares, pero también ha emprendido acciones legales contra Alemania, país al que acusa de promover el genocidio de Israel en Gaza.
El pasado 30 de abril, horas después de haberse declarado satisfecho y aceptar la resolución de la Corte Internacional de Justicia, que es el órgano judicial principal de la Organización de Naciones Unidas, el dictador Daniel Ortega despotricó contra la ONU al calificarla como un instrumento de Estados Unidos y aseguró que la misma “no sirve para nada”.
Persecución a la Iglesia católica
En la actualidad, Ortega persigue a la Iglesia católica. Según el informe Nicaragua, una Iglesia perseguida, de la abogada Martha Patricia Molina Montenegro, entre abril de 2018 y agosto de 2023 se han registrado 667 ataques contra la Iglesia católica. El año con mayor número de hostilidades fue 2023, con 205, según el informe.
En la década de 1980, el régimen sandinista persiguió a la Iglesia católica por sus posturas ante el sistema de gobierno en ese entonces.
En una carta enviada por la Conferencia Episcopal de Nicaragua el 7 de julio de 1986, la Iglesia católica en Nicaragua denunció la persecución del sandinismo contra líderes religiosos a través de patrones similares a los que implementa actualmente.
“Los sacerdotes fieles a los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua son visitados constantemente por miembros de la Seguridad del Estado, con la pretensión de separarles de sus obispos, mediante halagos o amenazas. Igual estrategia se usa con los fieles para separarlos de sus párrocos y presionarles para que se conviertan en informadores contra su misma Iglesia, amenazándoles con represalias contra ellos o contra sus familias, si no lo hacen”, señala parte de la carta.
También se registró el patrón de expulsión del país de religiosos. Entre 1980 y 1987, la Iglesia se vio privada de dos religiosas y 16 sacerdotes que fueron expulsados del país por el gobierno sandinista.
En las primeras horas del 4 de julio de 1986, monseñor Pablo Vega se encontraba en la curia de Juigalpa cuando lo citaron a una reunión con el responsable militar de la entonces Quinta Región, el comandante Fernando Caldera Azmitia.
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Según relató después monseñor Vega al periódico Miami Herald, cuando llegó al encuentro, Caldera le comunicó que quedaba detenido. Lo sacaron de Juigalpa y lo llevaron en un vehículo al Sistema Penitenciario de Cuisalá.
“Gentes como el cardenal (Miguel) Obando y monseñor (Pablo) Vega tendrán que definirse frente al pueblo. A partir de hoy, ellos tienen la oportunidad de manifestarse con claridad y decir a favor de quién están o de guardar silencio. El pueblo será el mejor juez”, dijo Ortega el 25 de junio de 1986, pocos días antes de ordenar la expatriación del sacerdote.
Las siglas del FSLN en el Motastepe
En el contexto de la farsa electoral de noviembre de 2021, la dictadura ordenó que se instalaran las siglas de su partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el costado este del cerro Motastepe.
El cerro Motastepe es un montículo cónico y de líneas trazadas que debe su formación a la acumulación de arena o grava, explotada desde mediados de los años 70, de donde las maquinarias pesadas extraen las arenas. El cerro se alza entre la laguna de Asososca y la de Nejapa, alcanza los 360 metros sobre el nivel del mar.
El cerro Motastepe ha sido utilizado también por empresas para hacer publicidad. A finales de 1970, la empresa de zapatos Rolter colocó su nombre en el mismo sitio. Sin embargo, un año después de la revolución sandinista en 1980, la Junta de Reconstrucción de Managua sustituyó el rótulo de Rolter por las siglas del FSLN.
LA PRENSA publicó el lunes 21 de julio de 1980 una nota titulada: “Reponen rótulo de la Rolter”, en la que se informó que un gigantesco rótulo con las letras del FSLN estaba siendo colocado en el cerro Motastepe al occidente de Managua, propiamente en el sitio donde antes estaba ubicado el no menos visible rótulo de Rolter.
Una década después en 1990, la Alcaldía de Managua, bajo la Administración de Arnoldo Alemán lo retiró.
Retorna sistema totalitario
El analista político y economista, José Dávila, expresó que estos hechos demuestran el interés del régimen por retornar a su sistema totalitario de la década de 1980.
“Es un daño para Nicaragua, pero cree que con alinearse con otras dictaduras se siente más seguro con su modelo. Ya no le interesan las relaciones con países democráticos. Esto es una condena al país”, manifestó Dávila.