Al salir de su trabajo en una oficina de leyes, una computadora, dos monitores y una impresora esperan al nicaragüense Milton Müller en su segundo despacho, su vivienda. Desde allí atiende a personas conocidas o referidas que requieren ayuda en trámites, solicitudes migratorias y asesoría legal.
Müller nació y creció en el barrio Camilo Chamorro, en la Carretera Norte, desde donde emigró junto a su familia debido a la guerra de los años 80 en Nicaragua. Cuando llegó a West Palm Beach, Florida, tenía 14 años.
“Fue un cambio radical, al principio quería regresarme. No conocía a nadie, aquí uno llega de ser del barrio y de mirar constantemente a los vecinos, a venir a encerrarse. Es una cultura totalmente distinta”, cuenta.
Te puede interesar: Nicaragüenses pagarán más para obtener permisos de trabajo en EE. UU., incluidos los que lleguen con parole
Ingresó a la escuela secundaria en Estados Unidos, luego quiso ser mecánico automotriz como su padre, se inscribió a un curso, pero se dio cuenta que no era lo suyo. “A veces la gente dice que pierden su tiempo, pero no, yo no perdí el tiempo porque me di cuenta de que eso no era para mí”, sostiene.
Encontró su profesión limpiando una biblioteca
Cuando Müller y su familia llegaron a Estados Unidos se ganaban la vida limpiando edificios públicos y estaciones de policía. Entre todos hacían el trabajo más rápido y con mayor efectividad.
Una noche, limpiando una biblioteca encontró un libro que describía el oficio y las funciones de los asistentes legales. “Yo lo agarré, lo leí, me interesó y ahora soy paralegal. No fue algo que yo traía en mente”, explica.
Con su experiencia, ahora está más que convencido que en Estados Unidos “si uno quiere ser algo lo logra. En nuestro país no hay oportunidades, aquí sí. Por muy profesional que sea un joven en Nicaragua nunca va a salir de donde está, acá sí tiene una profesión, se esfuerza y trabaja, sale adelante y mira el fruto de su trabajo”, agrega.
Lea además: El nica que vendió su casa y camiones en Arizona para poner una fritanga en Kissimmee, Florida
Explica que muchas personas tienen la percepción equivocada de que al llegar a Estados Unidos la vida está resuelta, pero “es lo contrario, aquí se logra lo que uno quiere, pero uno tiene que trabajar duro.
Ayuda a exiliados e inmigrantes
Aunque no es parte de ninguna organización o fundación, Milton Müller es un referente de servicios y apoyo para la comunidad hispana en West Palm Beach. Su vivienda es frecuentemente visitada por ciudadanos de diferentes nacionalidades, entre ellos nicaragüenses, que buscan asesoría migratoria, trámites de permisos laborales, parole humanitario, matrimonios y declaraciones de impuestos.
“Hay gente que me dice: un abogado me está cobrando un alto precio por gestiones sencillas, y yo les digo: ‘venga que yo se lo hago y que le va a salir bien’. Muchas veces no le cobro y a veces algo significativo que no les afecte económicamente y que sí pueden pagar fácilmente”, apunta.
Te recomendamos: Nueve programas de inglés gratuitos para migrantes en Estados Unidos. ¿Cómo aplicar?
Reconoce que hay algunos casos complejos que requieren los servicios de otros expertos, sin embargo, no duda en brindarle a las personas su asesoría sobre el camino que deben seguir.
“La razón por la que yo siempre he querido ayudar cuando se puede ayudar a alguien es por todo el proceso que pasamos nosotros cuando llegamos aquí. Teníamos que ir hasta Miami. Recuerdo que era a una iglesia a la que mi papá pagaba para que nos hicieran los trámites de renovar permisos de trabajo, y en ese tiempo se tenían que renovar todos los años y éramos cuatro personas y le cobraban varios cienes de dólares por todos y a veces no los hacían ni bien y era un problema”, rememora.
Desde hace 10 años que Müller no ha vuelto a Nicaragua, pero siempre está al tanto de las noticias y acontecimientos en su patria, a la que espera pronto visitar con su esposa e hijos.