Si la victoria de Nicaragua contra Estudiantes de la Plata en 1966, que fue un simple amistoso, la colocaron en el Salón de la Fama, lo de este miércoles del Real Estelí en concretar la eliminación histórica al Saprissa en su propia casa merece entrar en el “Salón de la Gloria”. Una vez es milagro, ya jugarle así dos veces se llama evolución, crecimiento. El Tren del Norte rompió el cascarón, se bañó en la lluvia de San José para apagar lo que se esperaba que fuera un infierno, aunque sí lo fue, pero no para los nicaragüenses, quiénes tocaron el cielo con el empate 2-2 (3-2 global).
Estelí cumplió su palabra y salió a jugar al tú por tú, muy temerario por momentos tratando de salir con toque desde la portería, pero lograron disputar la posesión de la pelota. Cuando cayó el primer gol, el cual fue un “asalto” porque Javon East estaba en posición prohibida y no debió contar el marcador, Estelí mantuvo la calma, no cayeron en la desesperación, reflejando madurez y tener la capacidad de digerir las emociones amargas y la presión abrumadora entre 18 mil fanáticos.
Parece que los norteños aprendieron a manejar las tempestades en un duelo friccionado, lleno de faltas y pausas constantes. Sin ser brillantes, los nicaragüenses no se desdibujaron, mientras se preguntaban: ¿Dónde está el Monstruo Morado? En la segunda parte mantuvieron el ritmo inicial y el premio al esfuerzo llegó con el autogol de Fidel Escobar tras un centro de Bancy Hernández. Para provocar autogoles hay que buscarlos, son esos toques divinos rebuscados por los mortales.
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Con el partido empatado, Estelí ya se clasificaba, pero había una eternidad por delante. Los jugadores se veían reventados físicamente, se habían drenado por completo y Otoniel Olivas decidió que era momento de replegarse y jugar a la contra. Era tiempo de guardar la pólvora. Harold Medina y Byron Bonilla parecía que habían consumado su trabajo, sin embargo, había un truco más bajo la chistera. Medina envió un córner y Marvin Fletes, recién ingresado por Barrera, clavó en las redes de cabeza. Fletes gestó la sepultura morada.
El gol de Orlando Sinclair le arrebató el triunfo a Estelí, pero no la gloria. El Tren del Norte echa humo en Estelí, en El Salvador y ahora Costa Rica. Esto se convirtió en el principio de una serie predestinada a terminar en el Salón de la Fama. Ahora Estelí está en semifinales de la Copa Centroamericana, clasificó a la Concachampions y se echó al bolsillo 80 mil dólares más.
