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CONTENIDO EXCLUSIVO.“Tengo un poema en mi cabeza”, le dijo Tony Rafael Munguía a su madre, Albertina Hernández, haciendo que la mujer se sorprendiera porque su hijo solo tenía seis años de edad en ese momento y apenas había aprendido a leer y a escribir.
El niño agregó: “Pero, escribímelo para que no se me olvide porque yo no lo puedo escribir tan rápido”.
Le leyó unas frases desordenadas, pero a Albertina le parecieron muy bonitas. “Me quedé sorprendida, el poema era breve pero tenía unas imágenes lindas”, dice ella, quien también escribe poesías.
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Tony Rafael recuerda que dos palabras fueron la guía para escribir aquella rima: “glacial” y “horizonte”. Primero se le ocurrió la idea de escribir un poema con la palabra glacial. Y, luego, también insertó la palabra horizonte.
“Una rosa aparece entre el canto del pájaro, como el mar
Y el Sol tras el horizonte.
El glacial y la fuerza del fuego.
Como el viento con tanta fuerza”.
Así dice parte de ese primer poema que produjo Tony Rafael. La palabra horizonte ha sido una constante en todos los poemas que ha escrito desde entonces.
Hoy, a sus 10 años de edad, Tony Rafael ya publicó su primer libro de cuentos y poemas: El horizonte en un columpio. Su mamá, que se mueve en ese mundo de la literatura, está segura que es el escritor más joven que tiene Nicaragua en la actualidad.
El libro contiene tres cuentos y 31 poemas y Tony Rafael lo presentará al público en los primeros días del próximo mes de octubre.
Un lector voraz
Desde que Albertina quedó embarazada de Tony Rafael, a finales de 2012, le comenzó a leer cuentos.
“Soy amante de la lectura y le leía desde que lo tenía en la panza, como se dice. Y cuando nació (el 24 de julio de 2013) le seguía leyendo cuentos infantiles. El Principito fue uno de esos libros y ahora es el que más le gusta”, cuenta la también poeta.
Además, el papá del niño, Rafael Antonio Munguía, es también un gran lector y ha escrito novelas, una de las cuales ya la concluyó, pero aún no la ha publicado, sino que la tiene inédita. Actualmente se encuentra fuera del país.
Cuando el niño ya podía hablar, y la mamá no le leía, le pedía que lo hiciera. En una ocasión no quería hacerlo y le puso de excusa que ya no quedaban más cuentos para leerle, que ya le había leído todos los que tenía. Entonces, Tony Rafael le dijo que le leyera aunque fuera un libro de matemáticas que había en el estante.
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Tony Rafael estudia cuarto grado en una escuela pública del barrio Monseñor Lezcano, conocida como la San Martín. Los maestros que ha tenido se maravillan, no solo porque el niño no deja de ser excelencia académica, sino principalmente porque acostumbra a llevar siempre un cuento y ponerse a leer en el receso.
De más está decir que su asignatura favorita es Lengua y Literatura. En este último año terminó molesto porque no terminaron de leer El Principito, un libro que el maestro orientó leerían en el aula de clase, pero solo leyeron el 80 por ciento del libro porque se les agotó el tiempo.
La mamá ya le pidió que no siga llevando más cuentos a la escuela, sino que ocupe el receso para jugar con sus compañeritos de clases.
Ahora juega fútbol, pero creó un grupo en WhatsApp en el que advirtió a sus compañeros que sería solo para estudiar y ahí les comparte libros en digital, para que ellos también se acostumbren a la lectura.
Tony Rafael ya logró que a uno de sus amiguitos le guste la lectura. Es un niño que se interesó en los cuentos cuando las historias le llamaron la atención.
Por las noches, la destinataria de sus lecturas es su hermana menor Isis, a quien le lee cuentos antes de dormir.
En la casa, si no está durmiendo, a Tony Rafael siempre se le encuentra en un rincón leyendo un libro.
El ejemplo de la mamá
Albertina Hernández, a quien la conocen mejor como Albert, nació en una comunidad de El Cuá, Jinotega, que se llama El Cedro, una zona rural donde la mayoría de las personas son de escasos recursos y no hay mucho acceso a los libros.
Al contrario de su hijo ahora, en aquel entonces ella no tenía un referente, alguien que la guiara en la lectura y la escritura, porque sus padres se habían criado con otras ideas y no hablaban de libros, menos que le fueran a comprar uno.
Tenía a su abuelo materno que contaba cuentos, pero solo de forma oral.
La salvó el que una de sus tías maternas era maestra, algo que en aquel lugar le daba cierto nivel y, como tal, mantenía una pequeña biblioteca en la casa, pero no dejaba que nadie le tocara sus libros.
Albertina, entonces de cinco años de edad, en la actualidad de 35, ideó decirle a su tía que le prestara los libros para leerle cuentos a su abuelita, madre de la tía, porque ya estaba bastante anciana y necesitaba entretenimiento.
A la tía le pareció una noble idea de la niña y solo así le permitió que tocara los libros. Albertina recuerda que el primero que agarró fue Heidi, un libro que también se convirtió en una caricatura.
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Con el tiempo, Albertina comenzó a escribir poemas, pero nunca los publicaba, solo los plasmaba en sus cuadernos. En la escuela, sus compañeros de clases le pedían que les escribiera poemas para las novias. Y, en la universidad, le encantaba participar en concursos o festivales de poesía y así se ganó varios premios sencillos.
Fue hasta hace dos años que logró publicar su primer libro impreso, después de 10 años de haber abandonado esa idea. Ahora tiene ese libro impreso y seis más en digital.
En el celular
Tony Rafael creció escuchando las lecturas de su madre, pero también viéndola escribir.
De repente, comenzó a prestarle el teléfono celular, pero Albertina no se había percatado de que el niño lo quería para escribir sus poemas.
Un día el niño le dijo que había escrito varios poemas y, cuando ella le pidió que se los mostrase, él le dijo que los tenía todos en el teléfono celular, en las notas de texto, con contraseñas.
Ella lo comprendió porque es igual. “Se me vienen las ideas y para que no se me pierdan las escribo en el celular. Eso se lo heredé a él”, dice.
“Son breves (los poemas)”, le dijo el pequeño, pero ella lo consoló diciéndole que eso no importaba, porque “todo lo que sale del corazón es un poema”. “Son tus sentimientos”, le alentó.
Fue así que juntos seleccionaron 31 poemas y los unieron a tres cuentos que Tony Rafael también escribió y con ello formaron el libro que será presentado en los próximos días.
Tony Rafael no solo escribe poemas, sino que también asiste a clases de teatro en la Escuela Nacional Pilar Aguirre.
Su sueño es publicar más libros de poemas. “Quiero seguir escribiendo”, afirma. Pero, su meta final es llegar a ser director de teatro. Le encanta y ya está montando su primera obra. Se llama Mujeres de Agua y trata de un niño que salva a un pueblo de una sequía. Es una obra en la que el protagonista es Tony Rafael.