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En busca de un Milei para Nicaragua

En  realidad para toda América. Pero para ser más directo, para América Latina y desde mi trinchera nacional, para Nicaragua, país cúspide del atraso  social, la patraña verborrea por los pobres y la patibularia estrechez ante el irrespeto institucional y las violaciones a los derechos humanos por parte del régimen orteguista.

Ante esta realidad y de cara ya a tanto laboratorio socialista del siglo XXI se vuelve indispensable, necesario y pertinente la irrupción de un líder, con los pantalones bien puestos que le diga sus cuatro verdades a dicho sistema y a quienes lo operan. Se requiere a alguien como Javier  Milei, rumbo a la Presidencia y a un cambio drástico de sistema, quien está rompiendo con todos los cristales de una era abastecida por el asistencialismo peronista y la tozudez izquierdista administrativa que ha arrastrado a la miseria a la próspera Argentina del pasado.

El comunismo soviético desde sus inicios instauró partidos comunistas en  todo el subcontinente. Desde entonces aún al día de hoy millones de cerebros nacen, crecen y mueren con los ropajes engañosos de un mundo mejor sin desigualdades de clases ni abusos de poder de ningún tipo. Falso de toda falsedad.

Pero no solo las patrañas de un mundo económicamente feliz (como en los cuentos de infancia), serán los únicos pecados abominables de toda esa cadena de consignas, lemas y estrategias socialistas, comunistas, sandinistas o revolucionarias, como se les quiera llamar, sino también la cadena de oprobios y calumnias que tejieron sobre los gobiernos anteriores a la llegada de estos al poder. 

Curiosamente aquellos países como Cuba, Venezuela, Colombia, Chile, Nicaragua e incluso la propia Argentina de Milei, gozaban de buena salud económica tras los asaltos violentos por lo general de las guerrillas marxistas o los gobiernos de izquierda mediante elecciones, al poder. Desde entonces todo lo han desbaratado. La economía, la familia, el éxodo, etc.

Nunca se sabe por dónde a veces salta la liebre.  Y aunque muchos dirán que es prematuro hablar de que “el Peluca” economista triunfará en las próximas elecciones, solo el haberse alzado con la victoria en las primarias del pasado 13 de agosto de 2023 ya es un indicador positivo de que la mentalidad corporativa argentina viene despertando del viejo letargo peronista-kishneriano, zurdo en todo caso. Bueno para nada a no ser para  hundir a ese país como Fidel Castro lo hizo con Cuba o Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela o Daniel Ortega en Nicaragua.

Lamentablemente la “oposición” nicaragüense del exilio no existe como tal.  Tampoco la de los otros países bajo el yugo comunista. —Por cierto, que algunos digan que no son comunistas en cualquiera de dichos países no los capea de que bajo esa bandera sus actitudes, métodos represivos y secuelas del crimen organizado, cubren sus fechorías—.

Esta desunión tampoco es la culpable de que no haya surgido un auténtico líder. No se le pueden pedir peras al olmo y saldrá alguien, preferiblemente dentro de la oposición silenciosa a lo interno del país, que enfrente cara a cara a Ortega y le haga ver lo bajo en que el país ha caído; de hacerle ver que ni él ni los suyos son los dueños de Nicaragua entera y que, deberá salir del poder tras ya acercarse a los 50 años en su régimen.

Pero también, que sea capaz de dirigirse a la ciudadanía en general a que abran sus ojos, sobre todo a sus seguidores y a aquellos que aún se dejan embaucar con los cuentos “revolucionarios”, de que no hay tales tiempos buenos bajo ese sistema.

No se necesitan fórmulas mágicas, ni héroes de sociedad civil sin talento político ni candidatos financiados por organismos internacionales, pues habría que ver qué son capaces de hacer por Nicaragua sin dichos recursos, sino de fajarse, de jugarse el pellejo, de saber que hasta la vida puede perderse por el sicariato del Foro de Sao Paolo y sus tentáculos en regímenes comunistas, narcoguerrillas y hasta secuaces intelectuales con el memorable Gabriel García Márquez (Gabito) a la cabeza.

Se trata pues, incluso de volver a Nicaragua bajo ciertas medidas de seguridad apoyadas por un consorcio internacional y unirse a trabajar con esa oposición hoy silenciada para devolverle la libertad a Nicaragua; de decirle a todos que el socialismo o comunismo nada bueno pueden traer, que su moral gira en torno al resentimiento social, el odio, la perversión de clases con ellos a la cabeza en cuanto a privilegios y abusos de poder. Milei se lo dijo a los argentinos y estos lo entendieron y le dieron el voto en estas primarias. Se lo dijo a los argentinos, es cierto,  pero su mensaje está llegando a toda América.

No tiene que ser necesariamente un líder político con peluca, peluquín o cabellera desparpajada y alborotada, como el argentino en mención, ¡pero sí con agallas y henchido patriotismo, carajo!

El autor es poeta y periodista nicaragüense exiliado en Estados Unidos. Columnista Internacional y presidente del Partido Organización Política Accionaria (OPA).

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