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Ejército, General Julio César Avilés

Omar Halleslevens fue el vicepresidente de Daniel Ortega del 2012 al 2016. LA PRENSA/ ARCHIVO/ TOMADO DE PRESIDENCIA

“Quien cuestione sencillamente es decapitado”. Cómo la dictadura se ha deshecho incluso de sus más fieles

Cuando alguien ha representado una posible amenaza dentro del círculo de poder, Ortega y Murillo no han dudado en cerrarle el camino y expulsarlo. Pasó recientemente con el ex vicepresidente Omar Halleslevens

No es la primera vez que la proyección de un figura que amenaza el liderazgo del dictador Daniel Ortega, ya sean amigos, aliados u opositores, ha sido apartada del camino para llegar hasta donde está hoy. Ha sucedido desde hace años y se ha recrudecido en la última etapa.

El más reciente caso es el del exjefe del Ejército, general en retiro y exvicepresidente de Ortega (2012-2017) Omar Halleslevens, según se conoció este miércoles 31 de mayo. Fue apartado de su cargo en la dirección de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) y desde hace meses lo habían dejado sin funciones, dijeron fuentes extraoficiales a LA PRENSA.

Halleslevens “se estaba moviendo con intereses personales, no estaba alineado”, indicaron las fuentes. La dictadura “no quiere sombra”, agregaron.

“Los Ortega Murillo se apropiaron de ese partido denominado Frente Sandinista (FSLN) y desde entonces en ese proceso de apropiación, en vista de su proyecto dictatorial dinástico, fueron sacando de su partido a personas como Herty Lewites, a Nicho Marenco en algún momento lo defenestraron, en fin. Hoy siguen haciendo lo mismo, incluso de manera más descarada. Lo que ha ocurrido con Halleslevens es una expresión de eso”, opinó el dirigente de la organización Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y disidente sandinista, Héctor Mairena.

Descontento dentro del orteguismo

Mairena señaló que la familia dictatorial, particularmente la cogobernante y esposa de Ortega, Rosario Murillo, se “deshace” de las personas a las que ella “no les tiene confianza o a quienes ve como un peligro para sus intereses”, pero al final Mairena considera que esta medida revela “la gran descomposición que hay dentro del orteguismo y las contradicciones internas que están viviendo”.

A criterio del líder opositor y exreo político convertido en apátrida por la dictadura, Félix Maradiaga, la fase de mayor radicalización del régimen también incluye neutralizar a los personajes del Frente Sandinista que puedan tener algún nivel de autonomía, real o percibida.

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“El general (en retiro) Omar Halleslevens es uno de ellos, porque tiene detrás de él el respeto de la institución militar. Antes que a Halleslevens, ya se habían tomado medidas con varios miembros de la alta oficialidad militar. A muchos de ellos se les ha prohibido salir del país, en una clara señal de desconfianza”, señaló Maradiaga.

Asimismo indicó que “la vieja receta de las dictaduras es deshacerse primero de los opositores más frontales y luego de los aliados cuando ya no sean necesarios”. No obstante, “cuando este tipo de acciones se da contra sus propios militantes, es cuando se abren posibilidades de una implosión”, agregó Maradiaga.

En enero de 2017, cuando Murillo asumió por primera vez la Vicepresidencia de Nicaragua, Halleslevens fue nombrado “ministro delegado para Asuntos específicos” de la Presidencia y entre sus funciones estaba “coordinar la ejecución de las políticas, planes, programas y actividades del Conicyt”, responsabilidades que le corresponden al vicepresidente de turno, pero que él asumió aparentemente hasta este año, “lo cual equivale a prácticamente no hacer nada, porque políticas tecnológicas no existen en el país”, criticó el dirigente opositor y también exreo político desterrado y convertido en apátrida por la dictadura, Juan Sebastián Chamorro.

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Sin embargo, “independientemente de cuál es la situación de Halleslevens hay varios antecedentes de personalidades dentro del partido FSLN como Dionisio Marenco y otros que han caído en desgracia por tener algún perfil relativamente elevado y si a esto se le suma alguna crítica que se le pueda hacer a los dictadores Ortega y Murillo, pues puede caer fácilmente en desgracia. Así que es una política que ya la hemos visto en el pasado, pero lo que conlleva a esa expresión es que (Halleslevens) no estaba de acuerdo con todo lo que se está haciendo y por eso le pasan factura”, expresó Chamorro.

¿Desconfía el régimen del Ejército?

Maradiaga coincidió por separado con Mairena al señalar que el principal factor de estas acciones del régimen es “la desconfianza”, y dijo que “desde hace años es claro que Daniel Ortega y Rosario Murillo no tienen ninguna intención de abrirse a un plan de sucesión que no sea dentro de su propia familia”.

Pero también apuntó a un factor de “paranoia”. Es decir, “el velado temor de que el mismo Ejército, que es pilar fundamental de su poder, sea más adelante un factor que ayude a ponerle fin a la dictadura”.

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Agregó además que “una de las tensiones más grandes a lo interno del FSLN es que los Ortega Murillo todavía no tienen una narrativa que logre justificar una nueva dictadura.

“Daniel Ortega es indudablemente un factor de cohesión a lo interno del FSLN, no así su esposa y sus hijos. Me parece que estas medidas son más una obra de Rosario Murillo protegiendo a sus hijos, que una acción bien pensada de parte de Ortega”, añadió Maradiaga.

Capaces de todo por mantener el poder

No obstante, el líder opositor Félix Maradiaga dijo que Ortega es parte de esa tradición tiránica de hacer todo lo necesario para quedarse en el poder y dejar a su familia gobernando, “pasando incluso por encima de sus propios amigos”.

“No es una práctica nueva. Y no me refiero a años recientes, sino a la larga historia de depuración que le han venido limpiando el camino a Ortega para llegar hasta donde está hoy. Combatientes de FSLN en los años 60 y 70, muertos en situaciones sospechosas. Más recientemente Carlos Guadamuz, Herty Lewites, Alexis Argüello y otros”, mencionó Maradiaga.

A la vez recordó las largas conversaciones que tuvo en las celdas del Chipote con el general de brigada en retiro Hugo Torres Jiménez, quien murió siendo prisionero político de la dictadura, “que hablaba sobre cómo Ortega se vino quedando solo en la colina de liderazgo del FSLN, haciendo uso de todas las tácticas para forzar a sus críticos a salirse del Frente”.

“La misma forma en que mi amigo Hugo Torres murió y la moneda con que Ortega le pagó el que lo haya liberado de la cárcel, es un claro indicador de lo que ese hombre está dispuesto a hacer para quedarse en el poder. Todo aquel que no esté de acuerdo, por muy fiel que haya sido a Ortega, será apartado o tratado con mano dura”, advirtió Maradiaga.

Mairena también llamó a “quienes están ahí —con el régimen— a reflexionar sobre esas conductas que lo que hacen es revelar que la señora Murillo actúa de manera despiadada cuando ve en peligro sus intereses y comprueba además que ese partido llamado Frente Sandinista no es más que un grupo de personas fieles a la familia Ortega Murillo y que quien cuestione sencillamente es decapitado”.

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