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Las madres exigen justicia para sus hijos asesinados. LA PRENSA/Archivo

Madres que buscaron justicia en Nicaragua viven el exilio forzado ante las amenazas de cárcel y muerte

Una nicaragüense pide que no se olviden los asesinatos de su nieto y yerno; otra llora la muerte de su hijo y el encarcelamiento de su hermana y cuñado

Los días de Azucena López transcurren entre una máquina de coser y las casas de San José, Costa Rica, cuando la llaman para que haga quehaceres domésticos. Mientras que los días de Sofía Mayorga González los vive en Estados Unidos haciendo limpieza para poder sobrevivir.

Las dos tuvieron que huir de Nicaragua y vivir en el exilio forzado, como consecuencia del hostigamiento, amenazas de cárcel e incluso de muerte por demandar justicia por sus familiares asesinados.

Estas mujeres conmemoran el Día de la Madre, este 30 de mayo, fuera de su país, alejadas de sus familias, pero sobre todo en medio del luto que representa haber perdido a sus parientes. A López, el 17 de julio de 2018 le asesinaron a su hijo Erick Jiménez López en la llamada Operación Limpieza, en Monimbó, Masaya y a Mayorga, le asesinaron a su nieto y yerno, Noel Calderón Lagos y Humberto Parrales el 16 de mayo de 2018, en Managua.

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Ambas nicaragüenses jamás se imaginaron que les tocaría sepultar a su hijo y nieto, respectivamente, pero la represión ejecutada por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo desde abril 2018 para aplacar las protestas antigubernamentales las hizo enterrar primero a sus parientes. El 30 de mayo de 2018, 19 nicaragüenses fueron asesinados y centenares resultados heridos.

La presidenta de la Asociación Madres de Abril (AMA) explicó a LA PRENSA que las madres y familiares de las víctimas de abril han tenido que migrar a países como Costa Rica, Estados Unidos, España, y otros países de Europa. AMA contabiliza que más de 20 mujeres han tenido que huir del país.

“Las familias y madres han tenido que migrar para evitar ser encarceladas o vivir bajo el brutal hostigamiento aunque no hayan querido, porque sienten que en Nicaragua dejaron parte de su vida. A las madres las han separado de sus familias por completo, es algo que no tiene explicación porque todas sentimos que no hemos vivido nuestro duelo tranquilamente, porque vivimos con el temor y el miedo, las que están fuera no pueden ir al cementerio y las que están dentro del país tampoco pueden porque son vigiladas. Sentimos dolor, impotencia, no tenemos paz, ni tranquilidad, nuestras vidas cambiaron”, denunció la titular de AMA.

Cuatro años sin poder ir a Nicaragua

Aunque Azucena López migró en 1994 en busca de oportunidades laborales a Costa Rica para darle una mejor vida a su familia, siempre año con año viajaba a Nicaragua a celebrar las fechas festivas con su familia, incluyendo el 30 de mayo. Sin embargo, desde que le mataron a su hijo, ella no ha podido regresar.

“Iba y venía, viajaba de aquí para allá porque tenía trabajo aquí, yo pasaba con mi familia y mi hijo allá. Yo después que lo enterré salí de Nicaragua el 20 de julio de 2018 para más no volver, lo hice porque tenía miedo de que llegaran a mi casa a llevarse a mi mamá, o a mis hermanas y a mi hija”, dice López a LA PRENSA.

Azucena López, madre de un Erick Jiménez López, asesinado en 2018. LA PRENSA

Las razones por las que no puede regresar a Nicaragua es el ser la progenitora de un joven asesinado y sobre todo por no callarse y demandar justicia para la memoria de su hijo. De hecho, su hermana Nelly López García junto a su esposo fueron encarcelados el pasado 15 de abril, y permanecen —según López— secuestrados en la Estación del Distrito III, en Managua.

“Al comienzo fue ella —Nelly— la que se integró a AMA en octubre de 2018, al grupo donde habían madres y familiares que clamaban justicia, y por eso es que hoy ella está secuestrada, privada de libertad, debido a que ella clamaba justicia por mi hijo Erick”, comentó López.

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López, de 54 años, reconoce que ninguna de las víctimas de abril han tenido acceso a justicia, y menciona que de hecho muchas madres o familiares que están en Nicaragua no pueden demandar justicia por temor a represalias.

“Las voces que estamos en el exilio gritamos y exigimos justicia por todos nuestros hijos porque somos una gran familia, aunque ellos nos quitaron lo más preciado, nosotros seguimos demandando justicia”, expresó.

La vida en el exilio, dice López, no es nada fácil, sin embargo lucha cada día por salir adelante, ha emprendido en el mundo de la costura, cose camisas de béisbol con la leyenda Nicaragua que las vende a través de las redes sociales.

Abuela y madre exiliadas en EE.UU.

Sofía Mayorga es la madre de Iris Magalis Lagos González, progenitora de Noel Calderón, de 19 años y viuda de Humberto Parrales. Tras el asesinato de ambos, Iris Lagos y enseguida su mamá tuvieron que huir de Nicaragua y exiliarse en Costa Rica, tiempo después retornó Lagos y se escondió hasta mediados del 2022 en la casa de su mamá.

Noel cursaba segundo año en el Liceo Diriangén y trabajaba algunos días en la embotelladora. “Noel quería ser veterinario. Su sueño era tener una granja con muchos animales. Traía pequeños animales a casa, los trataba y luego los dejaba ir. Nunca tuvo problemas en la escuela. Para mí era alguien muy especial”, dijo su progenitora en el testimonio recogido por AMA.

Humberto tenía 40 años y trabajaba en la embotelladora de Pepsi Cola. Era un hombre serio, que a veces parecía enojado, pero era una persona amorosa y sufría cuando veía sufrir a los demás, relató su esposa.

“Mi hija estuvo muchos años escondida, desde que le asesinaron al hijo y al esposo, nos vimos en la necesidad de migrar ilegalmente a EE. UU., fue muy difícil pero Dios nos ayudó, ahora estamos aquí en este país, porque ni ella ni yo podíamos estar allá —en Nicaragua— porque teníamos amenazas de cárcel, la Policía llegaba a hostigarla”, indicó Mayorga.

Sofía Mayorga, como abuela y suegra, ha demandado incansablemente justicia. CORTESÍA

Mayorga confesó que siente nostalgia por estar tan lejos de Nicaragua y por no poder ir a la tumba de su nieto a dejarle flores.

“Nosotros exigimos justicia porque fueron jovenes a los que mataron, nosotros no queremos que quede en la impunidad, en Costa Rica siempre participé en las organizaciones, este es el único año en que no he podido participar en actos porque estoy lejos de Miami, me duele y me siento triste, pero sigo demandando justicia desde mi Facebook publicando y mandando las fotos de mi yerno y nieto. Yo no quiero que sus asesinatos sean olvidados”, apuntó.

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