14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Carlos Eddy Monterrey, veterano periodista exiliado en Costa Rica. Óscar Navarrete/LA PRENSA

El periodista Carlos Eddy Monterrey baila el Güegüense en el exilio

Entre los exiliados en Costa Rica, hay un hombre que usa una enorme máscara de caballo y un traje para bailar el Güegüense en cada evento que puede. Es su manera de seguir protestando contra el régimen de Daniel Ortega, dice.

Contenido Exclusivo CONTENIDO EXCLUSIVO.

Cada vez que los nicaragüenses organizan un evento en Costa Rica, Carlos Eddy Monterrey se lleva su traje del Güegüense para poder bailar un rato y amenizar el ambiente. Nadie se lo pide ni le pagan por ello. Es iniciativa propia.

“A la grande, hasta el Macho Ratón se exilió”, bromean con él en medio de la algarabía.

El Güegüense, también conocido como Macho Ratón, es una obra satírico-dramática considerada como una de las expresiones artísticas más distintivas de la época colonial, y también la máxima expresión del folklore nicaragüense.

Esta obra tiene su origen en Diriamba, pero Carlos Eddy es un veterano periodista originario de Bluefields. Se encuentra exiliado en Costa Rica junto a sus tres hijos y su nieto, que nació en ese país en 2019.

Él dice que baila con la máscara del Macho Ratón, porque para él, representa el coraje del nica y es un símbolo de la resistencia indígena.

Carlos Eddy Monterrey bailando durante una actividad de exiliados nicas en la Universidad de Costa Rica (UCR). Óscar Navarrete/LA PRENSA

Vivió la otra dictadura

Carlos Eddy Monterrey nació el 5 de diciembre de 1960 en Bluefields. Estudio en el colegio San José de esa ciudad caribeña, pero pronto, su familia se mudaría para Managua en busca de mejores oportunidades laborales.

Para el terremoto de 1972, Carlos Eddy ya tenía 12 años y recuerda perfectamente cuando todo se vino abajo en Managua. Él sobrevivió después que le cayera una verja encima, pero logró salir de entre los escombros sin mayores afectaciones físicas, pero sí emocionales.

“Me quedó un trauma para toda la vida porque cada vez que hay temblor, yo me sobresalto y pienso que se va a venir un terremoto igual”, relata ahora a sus 62 años de edad.

Como Managua quedó destruida, la familia de Carlos Eddy no tuvo más opción que regresar a Bluefields, pero él volvió a la capital años más tarde para trabajar. En 1977, se integró al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Primero estuvo como correo y se iba a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN Managua) para aprender a hacer bombas de contacto y a recibir instrucciones para la lucha en la zona urbana.

Después, lo integraron como combatiente en Managua. Carlos Eddy estuvo en la insurrección de los barrios orientales y ahí se hizo amigo cercano del comandante guerrillero William Ramírez, a quien conoció con su seudónimo de “comandante Aureliano”.

Mientras se acercaba el final de la dinastía somocista, a Carlos Eddy le avisaron que la Guardia Nacional lo tenía en la mira y que querían capturarlo, de manera que se regresó a Bluefields para resguardarse. Sin embargo, estando en su pueblo natal, otros guardias lo reconocieron y empezaron a perseguirlo.

Un primo de Carlos Eddy trabajaba como responsable de las embarcaciones del puerto de Bluefields y le dijo que lo podía sacar del país en un yate que era propiedad de Somoza y que lo iban a mover para un puerto en Honduras.

Él aceptó y se escondió detrás de unos barriles a bordo del yate que se llamaba “El Bambana”. Horas después, el yate tocó puerto en Honduras y apenas vio una oportunidad, Carlos Eddy salió para evitar que lo descubrieran.

Carlos Eddy vive en el exilio junto a sus tres hijos y su nieto. Óscar Navarrete/LA PRENSA

Estuvo deambulando en Honduras por unos días y luego se dio cuenta que en la frontera de El Guasaule se estaba preparando una columna de guerrilleros sandinistas para entrar a Nicaragua por occidente, de manera que se apresuró para llegar a la frontera y se presentó con el responsable.

Lo integraron a la columna y al día siguiente, salieron para Nicaragua. Ese día fue el 19 de julio de 1979. Mientras Carlos Eddy avanzaba hacia Managua con los demás guerrilleros sandinistas, los guardias de Somoza corrían hacia la frontera buscando como huir. Los guerrilleros llegaron directo a la Plaza de la Revolución en Managua y ahí celebró el triunfo.

Periodista en la Revolución

Algunos familiares de Carlos Eddy lo daban por muerto. Después de que se había ido en El Bambana, no se había podido comunicar con ellos, hasta que regresó a Bluefields después del triunfo. Su madre fue la única que confió en que su hijo no estaba muerto, cuenta Carlos Eddy.

En 1980, con el nuevo gobierno sandinista, William Ramírez había sido nombrado como ministro del Instituto Nicaragüense de la Costa Atlántica, y un día se encontró con Carlos Eddy en Bluefields.

–¿Y qué estás haciendo Carlos Eddy? – preguntó Ramírez

— Pues nada. Ahí trabajando en lo que me salga

— No hombre, eso no es posible. Ya te voy a resolver

Al siguiente día, Ramírez envió a Carlos Eddy a la Radio Zinica en donde lo estaban esperando para que iniciara como locutor y periodista. Él no sabía absolutamente nada de periodismo, pero ahí fue aprendiendo con el paso del tiempo.

LEA TAMBIÉN: Verdugos de abril: los personajes que causaron la muerte de muchos nicaragüenses

En Radio Zinica le encargaron el noticiero llamado “El Costeño Sandinista”, y luego se hizo corresponsal de Radio Sandino en la Costa Caribe Sur.

Para entonces, otra de las personas cercanas a Carlos Eddy era Lumberto Campbell, el actual magistrado del Consejo Supremo Electoral (CSE), quien para entonces era el delegado del gobierno sandinista para la Costa Caribe.

Cuando uno de los comandantes visitaba Bluefields, Campbell organizaba una cena e invitaba a personalidades de la ciudad. Carlos Eddy dice que Campbell lo invitó en varias ocasiones y compartió mesa con Bayardo Arce, Daniel Ortega y otros comandantes sandinistas.

En 1984, el Frente Sandinista le dio una misión a Carlos Eddy. Como había pocas personas que conocieran la zona tan bien como él, le dijeron que iba a ser el jefe de retaguardia de un convoy que llevaba comida y avituallamiento a los batallones que estaban en lo interno de la selva combatiendo a la Contrarrevolución.

Sin ser militar, y sin tener mayor experiencia que la lucha contra la Guardia Nacional de Somoza, Carlos Eddy aceptó la tarea. Estuvo en esa misión por varios meses en varias comunidades indígenas hasta que lo llegaron a desmovilizar para mandarlo a Cuba

Para entonces, en Cuba iba a haber un evento de capacitación a periodistas en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, y los sandinistas necesitaban a alguien que representara a la Costa Caribe nicaragüense, así que el enviado fue Carlos Eddy.

Como no tenía pasaporte ordinario, al hombre le dieron un pasaporte diplomático y para 1985, regresó a Nicaragua y siguió trabajando para Radio Zinica. También fue corresponsal de radio La Primerísima, El Nuevo Diario y otras emisoras de la capital.

Tras la salida del Frente Sandinista del poder en 1990, Carlos Eddy continuó haciendo periodismo por unos años más, pero a mediados de los noventa se retiró y fundó un restaurante llamado Luna´s Ranch.

En cada evento de exiliados nicaragüenses, Carlos Eddy baila el Güegüense como forma de protesta contra la dictadura de Ortega. Óscar Navarrete/LA PRENSA

El exilio

Cuando estalló la rebelión de abril en 2018, Carlos Eddy ya estaba separado del Frente Sandinista. Decía que el partido ya no era lo que se suponía que debió ser y que la Revolución se acabó con el triunfo electoral de doña Violeta Barrios de Chamorro.

Para entonces ya tenía tres hijos y vivía tranquilo sus años de retiro en Bluefields. Un día, el periodista y director de Radio La Costeñísima, Sergio León Corea, lo invitó a su programa para entrevistarlo y que diera su valoración sobre lo que ocurría en el país. Al final de la entrevista, León Corea le ofreció que condujera un programa de opinión y él aceptó.

Desde entonces, Carlos Eddy comenzó a recibir amenazas por sus críticas al régimen y su casa era asediada por la Policía. Mientras tanto en Managua, sus dos hijos menores se involucraron en las protestas y participaron en la toma de la UNAN. Carlos Eddy se preocupó por ellos y viajó hasta la capital.

“No los fui a traer, si no a acompañarlos. Si yo luché contra una dictadura, ¿cómo le voy a decir a mis hijos que no hagan lo mismo?”, dice.

Carlos Eddy estuvo con sus dos hijos en la UNAN por varias semanas. Su hija Nydia ayudaba a cocinar para todos los atrincherados y su hijo Carlos Andrés estaba en uno de los portones con un mortero vigilando por si llegaban los paramilitares o la Policía a dispararles.

Por razones personales, Carlos Eddy tuvo que regresar de emergencia a Bluefields un día y mientras estaba allá, el 13 de julio, los paramilitares asaltaron la UNAN y los jóvenes quedaron atrapados en la parroquia Divina Misericordia. Los dos hijos de Carlos Eddy estaban ahí.

LEA TAMBIÉN: El “canciller” Laureano Ortega Murillo: ¿La apuesta de la dictadura?

Esa noche fue tortuosa para Carlos Eddy, quien, con el primer rayo de sol, se fue al aeropuerto de Bluefields para ver si encontraba cupo para moverse en avioneta hacia Managua y tratar de rescatar a sus hijos, pero todos los boletos estaban vendidos. El hombre estaba desesperado y una mujer que lo conocía y sabía que sus hijos estaban en la UNAN se le acercó.

–Tome don Carlos. Usted lo necesita más que yo – le dijo la mujer, mientras le entregaba su boleto.

Carlos Eddy pudo viajar a Managua y al aterrizar se dio cuenta que los jóvenes iban a ser llevados para la Catedral, así que se movió para allá. Sus hijos estaban a salvo, asustados por la noche de terror que vivieron, pero con vida. Días después, sus dos hijos se fueron al exilio a Costa Rica.

Mientras tanto, Carlos Eddy siguió viviendo en Nicaragua, criticando al régimen en la radio y con temor por las amenazas que le llegaban. Cuando empezó la redada en 2021, pensó que lo iban a encarcelar, así que decidió salir del país junto a su otro hijo mayor.

Desde entonces vive en Costa Rica junto a su familia y se llevó con él su traje de El Güegüense con el que ahora baila y protesta desde el exilio contra Daniel Ortega.

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. Hace 12 meses

    La tarea de construir una nación pluralista sera dura. Un lugar donde somocistas, sandinistas, comunistas, social democratas, liberales, conservadores y hasta estupidos como el Ralph Smith (perro faldero de los supremacistas blancos en USA) tengan cabida no importa que sus ideas principios o basofia no sea compartida, pero que exista el legitimo derecho a expresarlas y que eso no te condene al ostracismo.
    Decia hace unos dias Fabian Medina,
    “ somos sociedad fracturada, con profundas heridas, llena de resentimientos y con facturas por cobrar porque se le ha hecho mucho daño y nunca justicia. El problema está, para mí, en que no podemos imponer nuestros odios al resto como única forma de vida posible en Nicaragua, porque al hacerlo estamos condenándola a repetir y repetir esos regímenes que,
    precisamente, justifican esos odios por los siglos de los siglos”.
    Aqui vemos en carne viva ese odio del gringo Smith, que a pesar que sus escritos y analisis son tan superfluos como un niño de segundo grado, una amalgama de complejos de inferioridad que lo único reflejan es lo miserable de su existencia.
    Personalmente no sería amigo del gringo baboso, pero jamas consentiría que se le corte su libertad de expresar sus medias ideas.

  2. Hace 12 meses

    Ya vamos mal en cuanto relata que el sujeto en cuestión es piricuaco. Porque el que es piricuaco ideológicamente aunque el criminal Frente Sandinista lo este triturando como una cucaracha y lo forzó a emigrar a otro pais nunca abandona las ideas criminales del Frente Sandinista y sigue fanaticamente adorando las aberraciones del funesto Frente Sandinista.

    1. Hace 12 meses

      Y sigue la plasta de excremento del gringo Masaya, del Rafael auto nombrándose el que avala quien es opositor o no.Esta plata de kk, con media neurona en el cerebro son los responsables de la desgracia de nuestro pais. Los que le gritaban a Somoza “no te vas te quedás”, y eso en su ahuecada cabeza de media neurona, lo hace sangre azul, la realeza de la oposición.
      El adalid de la oposición que determina quien es luchador por la democracia o no.
      Es la contraparte de los que por decreto le quitan nacionalidad a opositores y que diz que el gringo Masaya estupido critica.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí