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Arroz barato de EE. UU. y China amenaza con desaparecer a la industria arrocera de Nicaragua

La industria arrocera de Nicaragua a punto de entrar a una tormenta perfecta, mientras el Gobierno sigue sin cumplir la promesa de reducir a cero el déficit en la producción del grano frente al consumo. Esta es la situación

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Tras años de prometer que Nicaragua produciría todo el arroz que consume, en cada cosecha el país se aleja de esa meta mientras las importaciones le ganan terreno al grano local. Entre 2007 y 2012 se dieron grandes pasos hacia la autosuficiencia, pero luego el esfuerzo se estancó por los altos costos de producción y del riego, la variabilidad climática y la competencia que implica traer el arroz “más barato” de Estados Unidos.

El panorama para la industria del arroz en Nicaragua amenaza con empeorar en los próximos meses, luego que a partir del próximo año el arroz traído desde Estados Unidos se abaratará aún más, ya que en 2023 concluye su proceso de desgravación. A esto se suma que también podría entrar arroz chino libre de impuestos, en el marco de la alianza entre el Gobierno y el gigante asiático, con el que se está negociando un acuerdo comercial.

El Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (DR-Cafta, por sus siglas en inglés) le otorgó un tratamiento preferencial al arroz. Hace algunos años un asesor en temas comerciales del extinto Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), explicó que por ser un producto sensible lo incluyeron en lo que se conoce como canasta “P”. A esta le establecieron una desgravación no lineal en 18 años, con diez años de gracia. La primera etapa de este proceso empezó en 2006, la segunda en 2016 y concluye en 2023.

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En 2023 concluye proceso de desgravación

A esta amenaza se suma la reciente entrada en vigencia del Acuerdo de Cosecha Temprana que Nicaragua firmó con China. Esto implica que desde el pasado 1 de mayo se eliminó el derecho de aduana a 66 productos nicaragüenses y 78 chinos. Entre los chinos, en el segmento de Productos a base de cereales obtenidos por inflado o tostado figura el concepto otros, que a criterio de especialistas podría incluir el arroz. Además Nicaragua está avanzando para firmar un acuerdo comercial más amplio con China, donde aún no está claro si el Gobierno peleará por proteger a la industria arrocera nicaragüense.

La salvaguarda que el Cafta le puso al arroz implicó que en los primeros diez años de su vigencia no hubo reducción de impuestos a las importaciones. Entre el año 11 y 14 el arancel se redujo en 8.25 por ciento anual y en el resto del tramo la reducción se aceleró al 16.75 por ciento anual, hasta quedar en cero en el 2023. Eliminación que le quitará atractivo al arroz producido en Nicaragua, ya que resultará más caro que el importado.

Para el arroz en granza la cuota inicial que se permitía importar era de noventa mil toneladas con un crecimiento anual del 3 por ciento y un arancel del 45 por ciento por diez años. Al arroz oro le fijaron una cuota inicial de 13 mil toneladas con incremento del 5 por ciento anual y un arancel del 63 por ciento.

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No pueden competir con arroz importado

“En el caso de Cafta el asunto es complejo porque si se dan importaciones de arroz a gran escala este podría desplazar o anular la producción nacional. Esto por supuesto dejaría en el desempleo a miles de productores que obviamente buscarían cómo emigrar, principalmente a Estados Unidos”, advierte un especialista en comercio exterior que para evitar represalias solicita no revelar su nombre.

El especialista también señala que “existen intereses económicos de grandes empresas cuyo mayor lucro radica en la importación de arroz procedente de Estados Unidos, aunque la calidad del importado sea inferior a la que se produzca localmente”.

Pero también admite que “no existe forma que los productores locales puedan competir con el precio del arroz proveniente de los Estados Unidos, ya que es altamente subsidiado”. Es por ello que lamenta que los productores no hayan aprovechado las ventajas que les brindaron por años. “Es necesario aceptar que el arroz estuvo protegido durante años para que los productores invirtieran en tecnología, semillas, etcétera y no todos lo hicieron”, señala el especialista.

En 2017 pidieron fondo de compensación

Desde hace varios años existe el temor de que el ingreso de arroz estadounidense sin arancel puede “matar” la producción local. Para evitarlo, en 2017 la industria pidió que se estableciera un fondo de compensación, para amortiguar las pérdidas que le provocará al productor vender el grano a precios menores al costo de producción, y paralelamente siguió buscando mecanismos para elevar los rendimientos del cultivo para hacerlo más rentable.

Ese fondo saldrá de la actividad del arroz, es decir, de todos, de la producción nacional y de la importación”, dijo en 2017 Amílcar Ybarra, presidente de la Asociación Nicaragüense de Procesadores de Arroz (ProArroz), luego de anunciar que habían presentado la propuesta al Gabinete de Producción, Consumo y Comercio.

En ese momento también se aseguró que los productores seguirían buscando mecanismos para elevar la productividad y reducir sus costos de operación. Sin embargo, Ybarra adelantó que al concluir el proceso de desgravación el precio del arroz variaría. “De 22 dólares va a variar a 9, 11 o 13 dólares (por quintal) y eso tiene un beneficio para el consumidor, pero va a matar al productor”, aseguró Ybarra.

Es por ello que el especialista en comercio exterior considera que es momento de decidir si se protegerá la producción nacional o al consumidor.

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¿Qué pasó con el fondo de compensación?

Sin embargo, tras el estallido social de 2018 y la posterior ruptura de la alianza que mantenía el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) con Daniel Ortega no se volvió a hablar de ese fondo. “Al menos no públicamente y así llegamos al 2023, año en que concluye el proceso de desgravación”, dice un productor que también pide no mencionar su nombre.

El productor dice que afortunadamente a la Asociación Nicaragüense de Arroceros (Anar) no le han cancelado la personería jurídica. Confía en que la organización siga con vida para que con apoyo de las autoridades encuentren soluciones que le permitan al sector enfrentar lo que implicará a partir del 2024 la importación de arroz estadounidense sin arancel.

LA PRENSA intentó comunicarse con directivos de Anar y de ProArroz, pero hasta el cierre de este artículo ninguno había contestado nuestras llamadas ni nuestros mensajes de texto.

Mientras se avanzaba hacia el término del periodo de desgravación el sector se estancó en su meta de alcanzar la autosuficiencia. “Nosotros no hemos podido romper todavía el consumo local. Pero venimos de un 55 por ciento de producción que brindábamos a la población y hoy día a casi un 80 por ciento. Por lo tanto estamos todavía con un déficit“, dijo recientemente a medios oficialistas, Juan Carlos Amador, presidente de la Asociación Nicaragüense de Arroceros (Anar).

La autosuficiencia se quedó en el camino

Según cifras oficiales entre 2007 y 2012 sector dio paso agigantados hacia la autosuficiencia. Hace poco más de una década la producción nacional de arroz abastecía alrededor del 55 por ciento de la demanda local que en ese momento rondaba los 5 millones de quintales. El rendimiento promedio del cultivo era de unos 50 quintales por por manzana para el arroz de riego y de 20 para el secano (con el agua de lluvia), que se siembra en menor medida y casi exclusivamente en comunidades del caribe nicaragüense.

En 2012 se produjeron 6.13 millones de quintales que abastecieron el 82 de la demanda que ese año fue de 7.50 millones de quintales. Pero a partir de ese año la producción creció más que la producción. A partir de ese año la producción local solo abastece entre el 60 y 70 por ciento de la demanda, que en 2022 ya era de 8.60 millones de quintales y la producción solo de 6.10 millones. Es por ello que las importaciones rondan los 3 millones de quintales.

Durante el reciente congreso de la Anar, la organización confirmó que la producción del último ciclo fue de 5.78 millones de quintales, y se importaron 2.13 millones de quintales para garantizar la demanda local. Según Anar cada nicaragüense consume anualmente 54 kilos (119 libras de arroz). La organización también detalló que en Nicaragua 24,400 productores se dedican a producir arroz. De ellos 734 son grandes y medianos productores que utilizan sistemas de riego en sus plantaciones, y los restantes 23,668 son pequeños productores que producen arroz secano, es decir, solo con el agua de lluvia. En general el sector genera unos 70 mil empleos directos y Anar calcula en 224 millones de dólares su producción, monto que equivale al 13 por ciento del PIB agropecuario.

Mejora de la productividad estancada

Los esfuerzos de elevar la productividad también se estancaron. El rendimiento promedio de unos 30 quintales por manzana de hace casi dos décadas subió a 40 quintales. Posteriormente el promedio nacional se elevó a 65 quintales por manzana, dato oficial más reciente. Pero durante el congreso arrocero 2023 realizado recientemente, el sector detalló que el rendimiento oscila entre 91 y 136 quintales por manzana. Aunque es más alto que el dato oficial, esta productividad sigue lejos de la que ofrecen algunas variedades de semillas.

En 2015 Taiwan le entregó al al Instituto Nicaragüenses de Tecnología Agropecuaria (INTA) el manejo del Centro de Desarrollo Tecnológico de Arroz (TAINI) ubicado en Sébaco, Matagalpa. En ese momento se anunció que durante el trabajo de la Misión Técnica liberaron siete variedades de semilla resistentes a la variabilidad climática y con rendimientos de hasta 170 quintales por manzana. Actualmente estos rendimientos siguen reservados para algunos grandes plantaciones muy tecnificadas.

Además, el INTA firmó convenios de colaboración con Corea del Sur, que a través del programa de cooperación Kopia también apoyó la adopción de nuevas tecnologías para mejorar la productividad de este cultivo.

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