La opositora y expresa política Tamara Dávila finalmente logró reencontrarse con su hija, de 7 años, después de 20 meses separadas, luego que la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo la mantuvo injustamente privada de libertad, desde el 12 de junio de 2021.
Las imágenes del emotivo encuentro circularon la noche de este Jueves Santo (7 de abril) en redes sociales, en las que se ve a Dávila llorando, arrodillada en el piso de un aeropuesto abrazando a su hija.
“El día de hoy, jueves, 6 de abril, a las 8:00 p.m., finalmente pude reencontrarme con mi hija en libertad, después de un año y 8 meses de estar separadas. Agradezco profundamente al Gobierno y pueblo de Estados Unidos por facilitar esta reunificación, que espero pronto llegue para todas las familias de personas excarceladas políticas”, expresó Dávila en un mensaje tras el encuentro con su hija.
Asimismo, agradeció la “compañía, la solidaridad y el cariño de todas las personas que han luchado por nuestra libertad y la reunificación familiar”.
Dávila forma parte de los 222 presos políticos excarcelados y posteriormente desterrados a Estados Unidos, el pasado 9 de febrero.
Su testimonio ante la OEA
El pasado 29 de marzo, Dávila expuso ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) las violaciones a los derechos humanos a las que fueron sometidos los presos políticos y denunció que régimen mantenían a sus familiares como rehenes en Nicaragua.
Con la voz quebrantada, Dávila contó que tras su arresto, pasó más de 80 días sin saber nada sobre su hija, pensando también que a ella la habían secuestrado o enviado a un orfanato.
“Durante 14 meses no pude verla ni siquiera en fotos. Tuve que hacer una huelga de hambre, para que me lo permitieran en julio de 2022. Imagínense ustedes a una niña de 5 años que presencia el asalto violento de su casa, personas armadas que registran todo, que se llevan sus cuentos, sus diarios de nacimiento, su música y además se llevan a su mamá frente a sus ojos. Ella le preguntaba constantemente a su abuela: ‘¿Abu, mi mamá está muerta, por eso no puedo verla?’”, expresó Dávila durante su intervención.
“Tengo 48 días en libertad, pero aún no me reencuentro con mi niña, que todas las noches reza junto a su abuela pidiendo que le entreguen el papelito para poder viajar y encontrarse conmigo y para nunca más volverse a separar de mí. La dictadura mantiene rehenes a nuestras familias en Nicaragua, hijos e hijas, los intimida, los vigila, impidiendo ahora hasta la salida de muchos de ellos para nuestras reunificaciones”, agregó Dávila.