Luego de ser desterrado junto a 221 ex presos políticos el 9 de febrero de 2023, el líder estudiantil Max Jerez compartió en sus redes sociales un mensaje de agradecimiento para las personas que se mantuvieron al tanto de su situación durante más de un año que estuvo detenido. “Donde quiera que estemos llevamos a Nicaragua en el corazón”, finalizó su publicación.
Su participación en la lucha universitaria contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo fue “su pecado”. Fue condenado a 13 años de prisión y la inhabilitación para ejercer cargos públicos, por el supuesto delito de menoscabo a la integridad nacional.
Max Isaac Jerez Meza, de 29 años, nació el 19 de octubre de 1993. Máximo Jerez, su padre, le nombró Max como diminutivo de su nombre; pero el segundo nombre le fue puesto siguiendo la antigua tradición del Almanaque. Su abuelo fue a buscar su fecha de nacimiento en este famoso libro de nombres y corrió “con suerte”, porque no le disgusta su segundo nombre.
Nueva Nicaragua
Se crio en el barrio que lleva por nombre Ciudadela Nueva Nicaragua, conserva muy buenos recuerdos de su infancia porque disfrutaba pasar tiempo con sus vecinos, traveseando en los juegos tradicionales de la niñez nicaragüense.
A sus 8 años tuvo la oportunidad de entrar al programa Música en los Barrios; aprendió a tocar flauta dulce y luego violín. El arte ha sido importante a lo largo de su crecimiento y era tan apasionado que a los 13 años se convirtió en profesor voluntario del programa que había formado, con el objetivo de enseñar artes musicales a otros niños.
Su núcleo familiar era pequeño. Es hijo único, y toda la infancia la vivió únicamente con sus padres, quienes tuvieron un rol protagónico en la formación de este líder estudiantil. “Estaba muy adecuado a esa intimidad del hogar, de una familia pequeña, sin que eso signifique que no mantengo muy buenas relaciones con mis primos que se han convertido también como en esos hermanos que no tuve”, dijo.
Jerez destacó durante su vida universitaria por las excelentes notas que obtenía. Estudiaba la carrera de Ciencias Políticas y Gestión Pública en la antigua Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), la cual tuvo que abandonar por el inicio de la crisis sociopolítica en abril de 2018, por su involucramiento en las protestas cívicas y luego su participación como activista estudiantil, donde su lucha era demandar los derechos universitarios.
Durante el contexto de las protestas, este joven se organizaba con sus compañeros de universidad para asistir a plantones y marchas, pero luego formó parte del grupo que comenzó la manifestación organizadas en la antigua Upoli que se transformó en el bastión de la resistencia estudiantil contra el régimen Ortega Murillo.
En el proceso descubrió junto con sus compañeros la necesidad de organizarse y así nació la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN). Anterior a esa experiencia no había tenido una participación directa con la vida política organizada, desde su juventud desarrolló interés por los temas sociales, inspirado por las visiones de sus padres, porque ambos eran docentes.

Max Jerez recuerda que su madre, Heidy Meza, creía en la educación como medio para erradicar la pobreza, por lo que como docente ella realizaba trabajo comunitario en el barrio donde vivían. Jerez afirma que eso influyó en su vocación de servicio y desde niño ha ayudado a transmitir conocimientos a personas con menos posibilidades.
La experiencia de profesor voluntario durante su adolescencia lo hizo madurar y asumir un compromiso que miraba como una retribución del acceso al arte y la cultura.
Además, en 2016 había participado en algunas manifestaciones en contra del régimen por sus acciones inconstitucionales en contra de la oposición nicaragüense de ese entonces.

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El otro Max
Max Jerez, más que un líder estudiantil, es un joven que está lleno de diversos intereses que se han ido adecuando a las etapas que ha tenido para convertirse en el joven que es hoy en día.
Le gusta leer y profundizar sobre la vida de personajes que han hecho relevantes contribuciones a la historia del mundo. Destaca la experiencia de Martin Luther King y Ghandi. Sus lecturas también se inspiran en experiencias de lucha no violentas
En 2018, estaba cursando el tercer año de la carrera. Había entrado a estudiar Ciencias Políticas y Gestión Pública porque era la carrera de encontrar las herramientas necesarias para hacer el cambio que siempre ha creído que necesita Nicaragua. Para él fue sorpresivo convertirse en un buen estudiante, afirma que esto pudo suceder porque le apasiona lo que estudiaba.
El Consejo Nacional de Universidades (CNU) le otorgó dos años consecutivos reconocimiento por ser parte de los 10 mejores estudiantes de Nicaragua. Tenía un trabajo de medio tiempo por las tardes relacionado con el arte. Como parte de sus actividades formaba parte de una banda que se llamaba La Estudiantina, se presentaban eventos dentro de la universidad; afirmaba que lo hacía para sacarle el mayor provecho a su experiencia universitaria.
Jerez no pudo finalizar su carrera porque el régimen se tomó el control de las autoridades en la antigua Upoli. Aunque lamenta no haber podido finalizar sus estudios como tenía previsto, está seguro de que va a poder recobrarlos.

El Chipote
“La historia nos enseñará el lugar donde nos corresponde estar. Con dignidad y honor asumo este reto en prisión, porque todo cambio tiene sacrificio”, fueron las palabras que Jerez pudo mencionar durante un juicio realizado a puertas cerradas en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocido como el Chipote.
Max Jerez fue detenido el 5 de julio de 2021 y estuvo prisionero durante 17 meses en el Chipote. Es el presidente de la Alianza Universitaria por Nicaragua (AUN) y fue capturado en paralelo a su compañero de organización, Lesther Alemán.
“Esta es una celda de castigo: la chiquita (aproximadamente 2.5m). Me llevaron ahí el día de mi detención y me mantuvieron solo varios meses. A veces no podía saber si era de día o de noche (llevaba el control de los días y fechas anotados en una barra de jabón), publicó hace un par de días en sus redes sociales.
Relató que los primeros meses la celda de total aislamiento, en una celda sin ventilación y sin barrotes, el único contacto humano que tenía eran los oficiales de Policía que lo sometían a interrogación o le llevaban la comida.
“Comencé a hacer rayas en un pedazo de jabón de baño que me habían facilitado. Decidí partir el jabón y dejar una mitad para bañarme y una mitad para poder rayar y llevar un control de los días que yo tenías de secuestro, pero además para calcular la fecha o muchas veces, a veces perdía la cuenta y tenía que buscar la forma de ubicarme nuevamente, pero eso me sirvió de mucha ayuda en ese momento porque estaba aislado totalmente, fueron momentos de mucha ansiedad y no podía hablar con nadie. No podía más que existir”, relató a LA PRENSA.
Como parte de las consecuencias de su aislamiento, tuvo una lesión neuropática en las extremidades inferiores por el sedentarismo y falta de movilidad. Como máximo podía dar tres pasos en la celda de castigo.
“Las condiciones en el Chipote estaban diseñadas para lesionar la humanidad de las personas. No podíamos leer, no podíamos escribir, no podíamos tener espacios abiertos, no podíamos hacer cosas que nutren el espíritu de las personas, que te dan esa esencia del ser humano, ellos se esforzaban únicamente en decirte: tienen que agradecer que les estamos dando de comer”, contó Jerez.

Despedida a su madre
“No me dejaron decirte adiós, amada madre, y hoy desde el destierro me impiden visitarte. En libertad extraño tu voz y tus abrazos. Sé cuánto esperaste el momento de encontrarnos, pero levanto la mirada y junto a Dios te veo sonreír y hasta el cielo te abrazo. Sí se pudo mamá, te amo”, fueron las palabras que compartió el joven a través de la red social Facebook despidiéndose de su madre Heidy Meza Torres
Meza Torres se encontraba internada en una clínica de la capital luego de haber sufrido un derrame pleural y neumonía, los médicos ya habían advertido que se encontraba en grave peligro. El abogado de este joven interpuso un recurso de urgencia para que tuviera la oportunidad de despedirse de su madre mientras ella se encontraba con vida. Partió de este mundo el 17 de septiembre de 2022.
Siguiendo el clásico actuar deshumanizante de la dictadura, las autoridades carcelarias de la DAJ le negaron el derecho de reunirse con su madre por última vez. Heidy Meza Torres partió de este mundo con la idea que su hijo se encontraba en las mazmorras del régimen.
“Tuve que vivir el proceso de duelo en aislamiento. Día tras día porque no podía distraerme en otra cosa, solo eran los recuerdos y las memorias. Bajé de peso, perdí el apetito y sentía que era una cosa que no podía soportar más. Creo que fue y ha sido la experiencia más difícil de toda mi vida. Fue un dolor inmenso, pero además era un dolor con el que tenía que lidiar en unas condiciones que eran sumamente difíciles”, recordó.
También le negaron la posibilidad de poder asistir a las obras fúnebres y fue hasta casi un mes posterior que el joven se dio cuenta que su mamá había fallecido. Jerez afirma que el negarle este derecho demostró el gran sentido de perversidad y atrocidad que llegan a cometer las dictaduras por aferrarse al poder.

Max en libertad
Lleva hace poco más de un mes en libertad, y ha relatado que esos días han sido una experiencia de sentimientos encontrados. Aunque está libre, sobrelleva la nostalgia de su vida y seres queridos que viven en Nicaragua
“Estoy decidido a no desistir en la lucha por la libertad y los derechos humanos del pueblo nicaragüense, sigo haciendo activismo, sigo alzando mi voz por aquellos que no pueden hacerlo porque están en Nicaragua”, relató Jerez.
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Afirma que Nicaragua es una de las cárceles más grandes del mundo donde millones de nicaragüenses no pueden ni expresar lo que sienten y quieren. Se siente en la obligación de seguir alzando la voz para seguir demandando el respeto a las libertades y derechos humanos en el país.
Para sus planes a mediano plazo quiere integrarse a alguna universidad en Estados Unidos, buscando herramientas para contribuir a la reconstrucción de Nicaragua cuando el régimen llegue a su fin.
Max Jerez está realizando los trámites como parte del proceso del parole humanitario. Aunque agradezca la solidaridad internacional, no está claro de los pasos a seguir. Quiere estabilizarse y adaptarse al estilo de vida en el país que ha abierto sus puertas para comenzar de nuevo y seguir demandando la libertad para Nicaragua.