Elvira y Josefina, madres nicaragüenses en el exilio, aún no totalizan los gastos que realizaron para equipar a sus hijos en este nuevo ciclo escolar, que comenzó el 6 de febrero en Costa Rica, país donde se encuentran desde hace siete meses. Se quedaron sin sus ahorros, dicen, pero están contentas porque sus hijos lograron obtener un cupo dentro del sistema educativo público.
El Ministerio de Educación Pública (MEP) de Costa Rica indica que cerca de 1.2 millones de estudiantes regresaron a clases este 2023. Se desconoce cuántos de este paquete corresponden a extranjeros, pero las nicaragüenses señalaron que las autoridades de los centros donde estudian sus hijos no les pusieron trabas para aceptarles la matrícula.
“La gente (de los centros educativos) es comunicativa, accesible. Hasta el momento no hemos tenido problema”, declara Elvira, madre de dos adolescentes, de 12 y 13 años.
¿Qué requisitos solicitan para matricular a un extranjero?
Tanto Elvira como Josefina, nombres ficticios para proteger la identidad de estas madres exiliadas, coinciden en que los requisitos solicitados por el colegio público en donde estudian sus hijos fueron básicos: certificado de nota del grado anterior y partida de nacimiento, ambos documentos deben estar apostillados. El tutor del estudiante debe presentar su cédula o documento de identidad.
Mientras en una escuela privada, solicitan: acta de nacimiento, certificado de notas de los dos años anteriores, ambos apostillados; carta de solicitud de ingreso, foto tamaño pasaporte, fotocopia de pasaporte, cartilla de vacunación, certificado de salud y examen de admisión. A los padres les piden presentar carta salarial y fotocopia de pasaporte. Los requisitos para entrar a un colegio privado pueden variar.
Una vez que los estudiantes ingresen, los padres deben pagar papelería y uniformes.
El costo de equipar a un estudiante en Costa Rica
Aunque Elvira y Josefina se sienten aliviadas porque sus hijos continuarán con su formación, para poder prepararlos ellas debieron buscar estrategias para estirar el dinero, ya que el costo de vida en Costa Rica es mucho más alto que en Nicaragua. Por ejemplo, dice Josefina, el par de zapatos tenía un valor entre los 50 y 60 dólares en Costa Rica; mientras que en Nicaragua le costaron mil córdobas (unos 30 dólares).
“En cuanto a la preparación del niño y sus materiales educativos, lo que yo hice fue buscar lo más económico y eso fue mandar a comprar los útiles a Nicaragua porque los precios en este país son súper más altos y la condición de vida que tiene uno aquí no es la misma que en Nicaragua”, confiesa Josefina.
“La diferencia es bastante. Y hay que tomar en cuenta las condiciones, allá (en Nicaragua) estaba estable con mi salario, estaba en mi casa propia, pero aquí tenés que enfrentarte con el pago de renta, el costo de la comida y de otros artículos que son más caros, entonces es una realidad bien dura”, se sincera Josefina.
Elvira dice que comprar los útiles escolares y uniformes en Costa Rica resultó “carísimo”, llegando a mil dólares. En Nicaragua, donde sus hijos estudiaban en colegios privados, los gastos ascendían a 800 dólares.
“Mi hermana de Nicaragua me mandó las mochilas, y lo poco que teníamos (de dinero) se nos fue con esos gastos (escolares)”, expresa Elvira.
El temor de las familias migrantes
Pero a pesar de todo, lo que a Elvira verdaderamente le preocupa es que sus hijos puedan ser discriminados o sufrir bullying por su nacionalidad y estatus migratorio.
“No creo que mis hijos vayan a tener algún problema con las clases, pero mi temor es que vayan a sufrir del bullying por parte de sus compañeros, que los critiquen por su acento o que los menosprecien”, manifiesta Elvira.
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En tanto Josefina admite que el exilio es duro tanto para adultos como para los niños, solo que los menores de edad muchas veces no lo expresen, por lo que su temor es ver cómo su hijo se desempeñará y enfrentará este nuevo ciclo escolar.
“Creo que este 2023 será más duro, porque además de que ya es diferente para el niño, que no quería dejar su casa, sus amigos, su familia, su escuela, el estar en otro país y en una escuela nueva, da temor, si uno que es adulto se llena de incertidumbre, para los niños debe ser más complicado. Espero que a mi hijo se le haga fácil establecer una relación sana en el colegio, que sigan estudiando con normalidad en un ambiente seguro y sin diferencia”, comparte Josefina.
Estas madres nicaragüenses, como otras cientos, debieron abandonar, junto a su familia, Nicaragua debido a la persecución que desató el régimen de Daniel Ortega y Rosario en contra de ellas.