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LA PRENSA/ARCHIVO

¿Mucho calor y poca lluvia en 2023? Esto ocurrirá si regresa El Niño

Actualmente predomina el fenómeno de La Niña, pero la Organización Meteorológica Mundial indica que en marzo las condiciones cambiarían

Las proyecciones climáticas apuntan a que el 2023 será un año muy caluroso, más que el 2022, debido a la tendencia que hay sobre el desarrollo del fenómeno El Niño, que se prevé se establezca entre agosto y octubre, según estudios meteorológicos internacionales.

Tras predominar durante los últimos tres años el fenómeno La Niña, que provoca condiciones de lluvias regulares, se espera que haya una transición hacia Niño neutral. Y posteriormente a El Niño, que tiende a generar ambiente más cálido de lo normal, produciendo situaciones climáticas inusuales y extremas en el mundo.

Según los Centros Mundiales de Producción de Predicciones a Largo Plazo de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), hay un 60 por ciento (de probabilidad) que La Niña predomine entre enero a marzo de este año, y a partir de entonces, evolucione y se impongan unas condiciones neutras.

Gráfica de OMM

¿Qué es el Niño neutro?

Niño neutro significa que vamos en proceso de transición hacia el fenómeno de El Niño. Pero para que se establezca El Niño tiene que haber condiciones atmosféricas y oceánicas predominantemente calurosas”, explica bajo anonimato un investigador en temas de clima, ambiente y desastres naturales.

El Observatorio de Fenómenos Naturales (Ofena) señaló que se prevé que la fase de El Niño seco se desarrolle en el periodo de agosto a octubre. Esto “significa que tendremos lluvias retiradas tempranamente y menores de la norma histórica para este 2023“.

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¿Qué proyecciones hay para Nicaragua?

El investigador señala que las proyecciones internacionales traen mucha incertidumbre. Por ahora, el escenario para Nicaragua debe esperar, porque “no se determina El Niño o La Niña con una certidumbre de uno o dos meses, sino que va de transición neutra a Niña o Niño”. Dicho proceso puede durar entre seis y doce meses.

Es decir que, asegurar que el país tendrá un mal invierno o iniciará una sequía este año es muy precipitado. Sobre todo cuando se debe estudiar el comportamiento de las lluvias.

“Si un fenómeno como El Niño o La Niña es de carácter global, nosotros tenemos que relacionarnos con nuestras condiciones más positivas de humedad, que se da en los seis meses de invierno, para ver si coincide la prevalencia de El Niño cuando a mí me tiene que llover. Estoy previendo que me afectará en los momentos que necesite la lluvia para producir, para comer o tomar agua”, plantea el especialista.

El Niño trae altas temperaturas

Con respecto a las altas temperaturas que se sentirían en este verano como influencia de la transición de El Niño neutral a El Niño, el investigador refiere que el Corredor Seco de Centroamérica, en el que se incluye Nicaragua, desde hace años sufre de temperaturas máximas, aun cuando haya predominado La Niña, debido a que estas son causadas por el cambio climático.

“Las altas temperaturas son las que más se han alterado (…) No estamos comprendiendo el problema y muchos nos estamos dejando ir con las temperaturas medias, pero hay que separar las mínimas de las máximas. Estamos dejando de un lado la influencia que tienen todos estos cambios de clima, como la humedad relativa, vientos, la nubosidad…”, manifiesta el investigador, que prevé que las temperaturas máximas seguirán predominando.

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El 2023 será un año caluroso

En diciembre de 2022, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por su sigla en inglés) estableció en 66 por ciento las probabilidades de que se forme un episodio de El Niño entre agosto y octubre de 2023.  De concretarse este pronóstico se exacerbará el clima extremo en todo el mundo. Y será “muy probable” que se superen los 1.5 grados Celsius de calentamiento global.

“Nuestro modelo climático indica el final de los tres años consecutivos con el estado de La Niña, con un retorno a condiciones relativamente más cálidas en partes del Pacífico tropical. Es probable que este cambio conduzca a que la temperatura global en 2023 sea más cálida que en 2022″, expresó Nick Dunstone, de la Oficina Meteorológica.

De acuerdo con información divulgada por Futuro Verde, el año más caluroso registrado en la historia fue el 2016. Y fue precisamente impulsado por un fenómeno de El Niño de gran intensidad. Por lo que de establecerse el fenómeno El Niño entre agosto y octubre, como indican los pronósticos, el 2023 será más caluroso que el año pasado.

Sin embargo, El Niño ocurre durante el invierno del hemisferio norte y su efecto de calentamiento tarda meses en sentirse. Esto significa que es mucho más probable que sea hasta en 2024 cuando se establezca un nuevo récord de temperatura global.

¿Qué es El Niño y La Niña?

El fenómeno El Niño se desarrolla cuando los vientos alisios disminuyen. “Esto permite que las aguas cálidas se extiendan hacia el este, sofocando las aguas más frías. Esto provoca un aumento de las temperaturas globales”, explica la organización Futuro Verde.

Durante los episodios de El Niño, la temperatura de la superficie del mar en las zonas central y oriental del Pacífico tropical suele ser muy superior a la normal. Mientras que, en esas mismas regiones, durante los episodios de La Niña la temperatura es inferior a la normal. Esas variaciones de temperatura pueden provocar fluctuaciones importantes del clima en el mundo entero. Y una vez comenzadas, esas anomalías pueden durar un año, o incluso más, informa la OMM.

 Los episodios de El Niño o La Niña alteran la probabilidad de que se den determinadas características climáticas en el mundo entero. Sin embargo, sus consecuencias nunca son exactamente idénticas. Además, aunque suele existir una relación entre la intensidad de un episodio de El Niño o La Niña y sus efectos a escala mundial, cualquier episodio puede tener repercusiones graves en determinadas regiones, independientemente de su intensidad.

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