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Estudiantes marchando en Managua, entre ellos uno sostiene la bandera del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Foto de El 19 Digital

El fracaso de Ortega detrás de la gratuidad de la educación en Nicaragua y que pasará factura

"Esa gratuidad de la educación la vamos a pagar carísima porque no se exige calidad", advierte especialista, quien señala que el régimen ya no puede echarle la culpa a los gobiernos pasados

La gratuidad de la educación pública es un tema del que con frecuencia alardea Rosario Murillo, esposa y cogobernante del dictador Daniel Ortega. Sin embargo, para los críticos, más de 15 años de gratuidad bajo el régimen orteguista no han significado ni calidad en la educación ni la inclusión de los niños de familias que viven bajo extrema pobreza en Nicaragua.

La falta de calidad en la educación en Nicaragua fue confirmada por organismos internacionales especializados en educación. En 2021, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reveló que la educación primaria en Nicaragua en Ciencias, Matemáticas y Lectura es inferior al promedio de América Latina y el Caribe, según un informe del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE).

Lea también: Expertos dudan que país alcance Educación de calidad antes del 2030

El catedrático, fundador y miembro de la Academia de Ciencias de Nicaragua (ACN), Ernesto Medina, explicó que la prueba de la Unesco consiste en valorar los niveles de conocimientos básicos de educación y los niveles de interpretación y razonamiento sobre diferentes temáticas de aprendizaje.

Niños aprendiendo a leer. LA PRENSA/Archiv

“En el caso de la lectura, en el nivel básico, es cuando el niño reconoce las letras, sabe que la A es una A cuando la ve, puede leer una palabra, pero cuando lee un texto no sabe lo que leyó, porque no puede hacer asociaciones y no entiende. Los niveles mayores de lectura es cuando el niño puede hacer asociaciones, deducir cosas de lo que ha leído, que es el gran problema de la educación en Nicaragua”, dijo Medina.

Y agregó: “Lo que los maestros le dan a los niños es memoria, es un conocimiento mecánico y hoy en día lo que se necesita es que los niños razonen, que aprendan a hacer asociaciones, que saquen deducciones, que sepan analizar una gráfica en el caso de matemáticas, y de eso, los niños de Nicaragua están lejos”.

Cuando Murillo u otros de los funcionarios del régimen hablan de la educación es habitual que contrasten su discurso triunfalista con el supuesto “fracaso” de la autonomía escolar aplicada por los anteriores gobiernos a Ortega, que implicó el abuso del “aporte voluntario” de los padres de familia en los colegios públicos, lo que en consecuencia generó la deserción de los niños más pobres del sistema escolar, según la dictadura.

Ernesto Medina. LA PRENSA/Archivo

Medina reconoció el problema que tuvo la autonomía escolar en el pasado, pero también dijo que la gratuidad no ha resuelto los problemas de inclusión ni la falta de calidad de la educación.

“Con la educación gratuita seguimos teniendo niños que no van a la escuela, porque el problema no es que la escuela cueste o no cueste algo, sino de que las familias más pobres de Nicaragua, que son las que no envían al niño a la escuela, prefieren que vaya a trabajar o que se quede en la casa haciendo las labores propias de la familia, porque no tienen las otras cosas mínimas que debe tener un niño para ir a la escuela, que son sus zapatitos, una ropita y ese problema no se ha resuelto en Nicaragua; los niños que no van a la escuela son los más pobres de los pobres”, dijo Medina en referencia a las familias que viven en extrema pobreza.

Según un análisis de 2020 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el 22.2 por ciento de la población nicaragüense sobreviviría en pobreza extrema tras la pandemia de covid-19, sobre una base de 6.47 millones de habitantes del país. Eso significaría 1.4 millones de nicaragüenses viviendo bajo pobreza extrema en el país, que no priorizarían enviar a sus niños a la escuela.

Promoción automática de los estudiantes

Otra falla notable en el sistema educativo nicaragüense es la falta de exigencia en el aprendizaje de los estudiantes. El profesor Gabriel Putoy valoró que el sistema educativo bajo el régimen orteguista impulsa la promoción automática de los estudiantes, porque obliga a los docentes a pasarlos de grado sin exigirles excelencia académica.

“Los estudiantes desde primer grado hasta cuarto año prácticamente son promovidos al año inmediato superior, bajo una promoción automática, aunque el estudiante no alcance los niveles que el maestro se ha propuesto o que la asignatura demanda, son pasados al siguiente nivel”, dijo Putoy.

Profesor Gabriel Putoy. Foto tomada de las redes sociales

En ese sentido, el profesor Putoy minimizó la gratuidad de la educación, porque valoró que de nada sirve regalar la educación si el sistema no cumple su función de formación académica de calidad.

“Es una gratuidad que la vamos a pagar carísimo a futuro, porque vamos a tener profesionales con grandes baches, con grandes lagunas, porque tienen unos conocimientos que no están tan sólidos, porque son promovidos al siguiente año aún no sabiendo, no teniendo los conocimientos básicos de aprendizaje”, agregó el profesor, quien vive en el exilio por las amenazas del régimen orteguista. También estuvo preso por participar en las protestas de 2018.

Lea además: “Los maestros hacemos magia con el salario mensual”. La realidad de los docentes del sector público

Otro problema que mencionó Putoy es la politización de la educación, porque los maestros son obligados a usar un lenguaje partidario para manipular la formación de los niños y jóvenes. También dijo que los estudiantes son obligados a participar en actos partidarios.

Lo mismo opinó Medina, quien considera que las escuelas y universidades se han convertido en “centros de adoctrinamiento político”, donde se promueve la bandera del partido gobernante Frente Sandinista de Liberación Nación (FSLN) y se rinde culto a la personalidad de Daniel Ortega y su esposa y cogobernante, Rosario Murillo.

“Ideologizar un sistema educativo es quitarle su esencia fundamental, es quitarle la libertad. Para que un niño se pueda desarrollar él tiene que aprender a pensar, a tener un criterio propio. En Nicaragua queremos meter a todos los niños dentro de un molde ideológico, dentro de una concepción de la historia totalmente tergiversada y manipulada para que los niños veneren a dos personajes. A nadie se le puede obligar a tener una opinión sobre una o dos personas que están en el poder”, expresó Medina.

Al igual que Putoy, Medina destacó que los docentes son usados como extensión del régimen para adoctrinar a los estudiantes.

“En Nicaragua, a un maestro no lo contratan si no da muestra de lealtad absoluta al régimen. Tienen que agachar la cabeza, ya sea porque lo crean a consciencia o no, pero tienen que demostrar todos los días de que son fieles y leales al régimen. Los directores de escuela, lejos de cumplir con la función principal de ser un líder pedagógico, en realidad lo que son es inspectores políticos, ellos están allí para vigilar que los maestros son obedientes y siguen la línea del partido”, dijo Medina.

Agregó que lo mismo ocurre en los niveles superiores de autoridad, todos se encargan de que sus subalternos sigan la línea política del partido.

Sin estadísticas sobre educación

Uno de los datos que más destacan los funcionarios de Ortega es la matrícula escolar, que según el régimen para este año es de más de un millón 600 mil estudiantes.

Pero para los críticos estas cifras no son confiables. “No tenemos estadísticas confiables para poder hacer un juicio de valor, para poder decir si lo que nos dicen es cierto o no, porque con relación a la matrícula hace mucho tiempo en realidad nosotros no conocemos el indicador principal en la tasa de matrícula, porque que ellos dan un número absoluto de un millón, dos millones de estudiantes, eso no dice nada si no sabemos en realidad qué porcentaje de la población es ese millón, cuál es la población que debería estar en las aulas de clase, no lo sabemos, y esa es la estadística básica para saber si la matrícula es un logro o no es un logro”, explicó Medina.

Estudiantes de Nicaragua. LA PRENSA/Archivo

Medina valoró que de acuerdo con el seguimiento que se le ha dado a la tasa de matrícula en Nicaragua, desde hace años quedó estancada en un 92 o 93 por ciento, que coincide más o menos con lo que tienen la mayoría de los países de América Latina.

“Nicaragua no ha pasado de ahí, eso significa que hay por los menos un 7 por ciento de niños sin estudiar”, explicó.

15 años en el poder sin resolver los problemas torales de educación

El catedrático manifestó que Ortega —quien lleva más de 15 años en el poder— ha tenido tiempo suficiente para resolver el problema de la calidad de la educación y la inclusión de todos los niños, por eso “ya no le pueden echar la culpa a los gobiernos neoliberales”.

“Ya van por lo menos dos pruebas que ha hecho la Unesco, que se han hecho con niños que entraron a la escuela bajo el gobierno de Daniel Ortega y que siguen teniendo resultados pésimos y eso es responsabilidad de este gobierno”, agregó Medina.

Nacionales Daniel Ortega Eduación archivo

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COMENTARIOS

  1. Hace 1 año

    Este modelo educativo busca “formar” serviles al régimen, no profesionales pensantes y autocríticos. El sistema anterior de los gobiernos democráticos no funcionó, porque siempre ha existido el oneroso e inútil gasto de un ejército que no tiene ninguna función constructiva. Mantener un ejército inútil es la prioridad de este régimen y fue también su prioridad durante la época democrática, cuando “gobernó desde abajo”, usando como armas el miedo, la fuerza bruta y la amenaza.

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