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El país de mentira

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Cielo

Hay un país ideal. Es como el reino de los cielos. Se llama Nicaragua, pero no es la Nicaragua que conocemos. Ahí no hay represión, no hay presos políticos, a nadie se le persigue por sus ideas, los medios de comunicación informan con total libertad y los países vecinos la envidian por su desarrollo económico, por su seguridad y la paz que se respira. Tan felices viven sus ciudadanos que pocos se quieren ir. Y su presidente, ya no digamos, es el más querido de todos los tiempos. Es el cielo en la tierra.

Infierno

La otra Nicaragua es la que usted y yo conocemos. La de los 355 asesinados en 2018, la de más de 235 presos políticos. Aquella donde basta una publicación contra el Gobierno en las redes sociales para que te destierren o te echen preso. En donde el presidente, según la reciente encuesta de CID-Gallup, recibe las peores calificaciones que presidente alguno ha tenido en el país y que, además, está señalado, entre otras cosas, de crímenes de lesa humanidad que algún día tendrá que enfrentar en tribunales de verdad. Este país, a diferencia del otro, registró en el 2022 el éxodo más grande de habitantes en toda su historia. Unos 300 mil emigraron. Entre aquella Nicaragua y esta Nicaragua, hay una diferencia como la que hay entre el cielo y el infierno.

Entrevista

Esa Nicaragua que no conocemos es la que, como una sacerdotisa de su propia neorreligión, cuenta todos los mediodías Rosario Murillo en sus sermones radiales. La que repite cada funcionario, como si de tanto repetirla se fuese a hacer realidad. Y es la misma Nicaragua idílica que describió recientemente la ministra de Turismo de Nicaragua, Anasha Campbell, al periodista español Daniel Rodríguez Moya en una entrevista que hizo durante la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur) que se realizó este mes.

País de mentira

“Si conociera el país no me hablara de cosas que pasaron hace cuatro años, como que es una realidad hoy en día”, dice la ministra ofuscada porque no le creen la versión del país que está contando. “Me habla de paramilitares, me habla de 330 y no sé cuántos muertos, me habla de represión y un montón de cosas, hablando de no sé qué país”. Claro, hablan de dos países. Uno real y otro de mentira.

Encuestas

El país de Anasha Campbell y Rosario Murillo es el mismo de las encuestas de M&R Consultores. Para M&R, Nicaragua es donde menos cantidad de población piensa en emigrar (24.3 %) , entre ocho países vecinos que encuestó (Centroamérica, Colombia y República Dominicana). En Costa Rica, según esta encuesta, más de la mitad de la población piensa en huir (53.8 %). Daniel Ortega, dice M&R, es un mandatario con el 76.9 % de aprobación, solo por debajo de Nayib Bukele (86.6 %). Y por supuesto, no hay país más seguro en América que esa Nicaragua de M&R.

Religión

Anasha Campbell es apóstol de esa nueva religión que promete esta Nicaragua a aquellos que crean en Rosario Murillo y Daniel Ortega. “No crean en lo que ven, ni en lo que oyen o en lo que sienten, crean en lo que dice Rosario Murillo, M&R y yo”, insiste. ¿Los medios de comunicación trabajan libremente en Nicaragua? “¡Todos, todos, todos!”, responde convencida la funcionaria. ¿LA PRENSA está cerrada? “No sé”. “Yo estuve en Nicaragua y vi paramilitares y represión”, rebate el periodista. “No me consta lo que dice, su realidad no es la misma nuestra”.

Narnia

Tanto el periodista como la ministra tienen razón a su manera. Lo que sucede es que están hablando de dos países distintos, repito. Uno es real y otro de fantasía. Daniel Rodríguez Moya viajó a la Nicaragua real. La otra Nicaragua se fabrica cada día en El Carmen. La Nicaragua de Campbell es tan real como la Narnia de C. S. Lewis.

Dos Nicaraguas

En el país de Campbell “el pueblo elige a sus autoridades en elecciones”. Mientras, en la otra Nicaragua, Daniel Ortega no permite elecciones libres porque echa preso a quienes intentan competir contra él. En la Nicaragua que describe la ministra de Turismo, en 2018, “hubo más de cien policías asesinados”, “quemados vivos en las calles”. Sin embargo, la Policía informó de 22 policías muertos en la violencia de 2018 que dejó 355 asesinados. En aquel país, no hay opositores asesinados por paramilitares o policías, solo sandinistas asesinados por opositores.

Dogma

Supongamos que en la descripción de la otra Nicaragua también hay exageraciones e injusticias. La solución para acercarnos a la verdad sería que terceros calificados, escogidos de consenso, investiguen y digan qué es verdad y qué es mentira. Nunca lo han aceptado ni lo aceptarán, porque lo suyo no tiene que ver con la verdad, la realidad o la justicia. Lo de ellos es un dogma, y como todo dogma no aceptan que se ponga en duda, debe tenerse por cierto sin necesidad de ser demostrado. Ya quisiéramos los nicaragüenses vivir en esa Nicaragua que describen Murillo, M&R o Campbell, para mencionar solo algunos. Pero no hay tal Nicaragua. Esa Nicaragua ficticia solo existe porque existe una Nicaragua real que ellos han destrozado.

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