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El “traido” entre Humberto Ortega y Rosario Murillo se remonta a los años setenta cuando las familias de ambos vivían en Costa Rica. LA PRENSA

El viejo “traido” entre Humberto Ortega y Rosario Murillo

Como en toda familia tienen sus diferencias, pero la de estos cuñados es de vieja data. Él decía que ella deshonraba a su hermano, y ella evitaba reuniones familiares con el pretexto de que él tenía una vida “muy lujosa”.

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Una de las últimas ocasiones en las que a Daniel Ortega se le vio junto a su hermano Humberto fue cuando murió su madre, Lidia Saavedra, en mayo de 2005. Su sepelio terminó por destapar la mala relación entre los dos.

Humberto quería sepultar a su madre en Jardines del Recuerdo, mientras que Daniel, en el Cementerio General de Managua. Incluso había dos vehículos fúnebres contratados por cada uno de los hermanos para llevarse el féretro. Al final, Daniel se impuso después de que el cardenal Miguel Obando y Bravo mediara. “El mancucho (Humberto) se fue arrecho”, contó un sepulturero llamado Germán a la revista DOMINGO en 2015.

Humberto y Daniel Ortega llevando el féretro de su madre en 2005. En la foto, atrás de Humberto aparece Lenín Cerna como parte de los cargadores y frente a él, más a la izquierda, se encuentra Rosario Murillo. Óscar Navarrete/LA PRENSA

El pasado 23 de diciembre, Daniel visitó a Humberto en su residencia ubicada en el kilómetro 11 de Carretera a Masaya, pero el encuentro fue confirmado hasta el 1 de enero a través de una nota de prensa emitida por la Presidencia para “desmentir” los rumores acerca de una negociación política.

“El comandante Daniel, nuestro presidente, en espíritu humanista, fraternal y solidario, visitó en su casa al general en retiro Humberto Ortega Saavedra, quien ha sufrido muy graves afectaciones de salud, con consecuentes fragilidades y agudos padecimientos colaterales”, explicó la Presidencia ocho días después de la visita.

Un día antes del comunicado, Rosario Murillo protagonizó una aparente discusión con Daniel Ortega, la cual quedó grabada por medios oficialistas. Ese 31 de diciembre, cuando la pareja dictatorial iba a presidir un homenaje al beisbolista puertorriqueño Roberto Clemente, Rosario dejó solo a Daniel después de un intercambio de palabras, y este continuó su camino y presidió el acto que duró unos 20 minutos.

El exguerrillero sandinista Moisés Hassan cree que la discusión entre Daniel y Rosario es por la visita que hizo el dictador a su hermano con quien ella no se lleva nada bien, pues teme que pueda socavarle su poder. “Humberto ahora está volviendo a acercarse y Rosario siente que su poder está en peligro”, comenta.

Daniel Ortega y Rosario Murillo celebrando el 20 Aniversario de la Revolución. Para entonces, la relación con Humberto ya estaba deteriorada. Óscar Navarrete/LA PRENSA

Las esposas de los Ortega

Humberto Ortega fue consultado por DOMINGO a cerca de su relación con Rosario Murillo y su hermano Daniel, pero al cierre de esta edición no obtuvimos respuesta. Sin embargo, el conflicto entre los hermanos Ortega empezó en la década del setenta y todo parece indicar que la disputa empezó por las esposas de ambos.

“Con la familia de su hermano Humberto, (Daniel) siempre mantuvo una relación distante porque las esposas de ambos se llevan mal desde que vivieron en Costa Rica. Para Daniel el mundo de su hermano era demasiado amplio. Solo lo veía en reuniones y alguna sola vez llegó a su casa en los primeros diez años después del triunfo”, señala el periodista Fabián Medina en su libro El Preso 198: un perfil de Daniel Ortega.

La esposa de Humberto era una costarricense llamada Ligia Trejos y que en la guerrilla sandinista era conocida como “Marcela”. Róger Miranda Bengoechea, asistente personal de Humberto entre 1982 y 1987, describe en su libro La guerra civil en Nicaragua: dentro de los sandinistas que Rosario despertaba mala espina para su cuñado y su esposa porque la veían como una “jefa”, “dominante”, “con una gran influencia sobre (Daniel) Ortega”.

“Esa mujer deshonra a Daniel”, decía Humberto en círculos íntimos, cuenta Miranda.

Humberto Ortega fue general del Ejército durante toda la etapa de la Revolución y un poco más. En esta foto se encuentra reunido con agregados militares en 1988. Óscar Navarrete/LA PRENSA

Ligia Trejos en cambio era una mujer “sin pretensiones en sus acciones y vestimenta, casi sin perfil público”, y según Miranda, ella misma decía: “Vivo para Humberto y para mis hijos”. Y Humberto decía: “Hago política mientras mi esposa cuida de los niños. Ella hace lo que yo no puedo hacer y yo hago lo que ella no puede hacer”.

En un perfil de Humberto Ortega publicado por la Revista Magazine en 2019, se dice que personas allegadas a la familia del general en retiro indican que su esposa dirigía el Instituto de Estudios Sandinistas (IES) en los años ochenta, porque a Humberto le interesaba la historia y quería escribir sobre ella, y eso causaba roces con Rosario porque a ella también le interesaba la historia.

En ese mismo perfil de Humberto, se cuenta que Rosario solía decir que “la vida de ellos es muy lujosa” para justificar el porqué no le gustaba un acercamiento entre su familia y la de Humberto en los años ochenta.

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Un amigo de ambas familias contó a Magazine que cuando estaban juntos se podían ver las diferencias, pues las hijas de Humberto se vestían con ropa de marca, mientras que los hijos de Daniel y Rosario vestían con ropa más sencilla. A veces se bromeaba con “la familia rica” y “la familia pobre”.

A Humberto se le conoce como una persona de gustos finos. En 2016 sorprendió cuando apareció en televisión mientras vestía de manera casual, con una camiseta mangas largas, fondo gris, con rayas horizontales, cuello V, y una bufanda colgándole del cuello. Según Miranda, Humberto es un “megalómano”, mientras que, según Medina, Daniel es un tipo más sencillo, que come de pie y prefiere “el pinolillo y la cajeta”.

General Humberto Ortega
Humberto Ortega en 2016 apareció como invitado en un programa de opinión en 100% Noticias. Verlo vestido de esta forma fue impactante para quienes lo recordaban en sus años de militar. LA PRENSA/CORTESÍA/100 % NOTICIAS

Hermanos al poder

El líder de la Revolución Sandinista bien pudo ser Humberto Ortega, pero la suerte y la “viveza” de su hermano cambió todo. No es que Daniel haya sido el gran líder de la Revolución, pero lo que vino después lo convirtió en el único líder del partido rojinegro.

El poder de Humberto empezó a surgir a partir de los setenta cuando estaba en Cuba en cirugía para recuperar la movilidad en sus manos, después de que recibió dos balazos en un intento fallido por liberar a Carlos Fonseca Amador de una cárcel en Costa Rica. Las heridas lo imposibilitaron para el combate, pero pudo desarrollarse como estratega militar.

Moisés Hassan, exmiembro de la Junta de Gobierno en los ochenta, recuerda que antes del triunfo de 1979, “Humberto Ortega tenía mucha más autoridad que Daniel Ortega”, y eso también despertaba molestia en Rosario.

Hassan, quien fue cuñado de Rosario Murillo antes de que ella conociera a Daniel, detalla que para el triunfo ella era vista como una especie de “secretaria” de Ortega, sobre todo porque había sido secretaria de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal en el Diario LA PRENSA.

Sergio Miranda indica en su libro que Humberto Ortega “era el favorito” de Fidel Castro. En esta foto, el líder cubano aparece junto a Humberto, Edén Pastora y Luis Carrión. LAPRENSA/ARCHIVO

A la víspera del triunfo de la Revolución Sandinista, fue Humberto quien consiguió meter a Daniel en la Junta de Gobierno de 1979.

El anuncio lo hizo de manera sorpresiva, por radio y sin que la Dirección Nacional del Frente Sandinista lo hubiera aprobado antes. En su libro Adiós, muchachos, Sergio Ramírez cuenta que “Humberto sabía que una vez que eso se anunciara no se podía echar para atrás”. Humberto también se autonombró como el jefe del Ejército. Él mismo lo relató en el libro de Medina.

“A mí no tenía que nombrarme nadie, nosotros nos nombrábamos solos. ¿Quién me iba a nombrar a mí? Si nosotros teníamos el poder total. Nadie iba a decir no a Humberto Ortega. Nadie iba a proponer a otros que no fuera yo. ¿Por qué? Porque era obvio que, si nosotros llevamos el peso fundamental al final en esa lucha, y si fue la tendencia insurreccional la que abrió las puertas de la victoria, era lógico que Daniel fuera el presidente y Humberto el hombre de las fuerzas armadas. Eso no era discusión”, dijo en la entrevista.

Así, en los ochenta, los hermanos Ortega eran de los hombres más poderosos en el país. Uno al frente del Ejército y el otro convertido en presidente en 1984. De acuerdo con Hassan, fue para esta época en que Daniel Ortega empezó a romper de manera visible con su hermano, influenciado por Rosario Murillo.

En los ochenta, Humberto Ortega fue el jefe del Ejército y Daniel fue el coordinador de la Junta de Gobierno y después presidente. ARCHIVO/Óscar Navarrete

“Daniel en algún momento tuvo que decidir en quién descansar, si en Humberto o en Rosario”, dice Hassan, quien cree que Daniel escogió a Rosario porque era la más fácil de quitar del camino por si en algún momento quisiera “írsele arriba”.

Para entonces, Daniel ya era un hombre desconfiado, y según Medina en su libro, Rosario se jactaba de tener mejor olfato para las traiciones. Le decía que Sergio Ramírez, Carlos Fernando Chamorro y hasta Bayardo Arce lo iban a traicionar. “De tal forma que cuando los primeros dos decidieron enfrentarlo políticamente en 1994, ella se le plantó triunfante: “¡Te lo dije!”, describe Medina.

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Daniel fue presidente hasta 1990, cuando perdió las elecciones contra Violeta Barrios de Chamorro, pero Humberto a pesar de ser el gran promotor del Servicio Militar obligatorio, quedó como el general del Ejército que escogió la paz y como parte de las negociaciones, siguió en el cargo hasta 1995, cuando Barrios lo destituyó.

Para entonces, los hermanos Ortega ya estaban demasiado distanciados. En los ochenta solo los acercaba sus responsabilidades en la Dirección Nacional, y su madre, Lidia Saavedra, pero en los noventa todo empezó a ser distinto porque Rosario empezó a tener mayor control sobre Daniel.

El general Humberto Ortega durante la toma de posesión de doña Violeta Barrios de Chamorro en abril de 1990. Doña Violeta ratificó a en esa ocasión a Ortega como jefe del Ejército. Foto: La Prensa
Humberto Ortega durante la toma de posesión de Violeta Barrios de Chamorro en abril de 1990. Barrios lo ratificó en esa ocasión como jefe del Ejército y en febrero de 1995 lo destituyó. ARCHIVO

Ruptura

En 1994, Daniel Ortega sufrió un infarto. Se atendió en Cuba, y ahí le dijeron que debía cambiar su estilo de vida porque si no, podría morir mucho antes de lo esperado. Ese suceso hace que él se acerque más a Rosario Murillo, quien empieza a controlar más su vida, sus comidas y sus actividades, relata Medina en El Preso 198.

Y en 1998, el suceso que hace a Daniel terminar de refugiarse en Rosario, es la denuncia por abuso sexual de Zoilamérica Ortega Murillo. Su madre le dio la espalda y cerró filas con Daniel.

Tras la derrota electoral de 1990, el único lazo que mantenía unidos a los hermanos era su madre, quien estaba bajo cuidado de Germania, una hermana menor de los Ortega quien falleció a inicios de los noventa.

Con la muerte de Germania, la señora tenía que ser cuidada por Daniel o por Humberto. “Finalmente quedó donde el segundo, porque, dicen personas allegadas a la familia, Rosario Murillo no habría permitido que su suegra entrara al núcleo familiar”, señaló la revista Magazine en 2019.

Daniel Ortega junto a su madre y esposa Rosario Murillo en la Catedral de Managua escuchando la misa del cardenal Miguel Obando y Bravo el 4 de Mayo 1990. LA PRENSA/ARCHIVO

Lidia Saavedra falleció el 3 de mayo de 2005 y desde entonces, no había nada más que hiciera coincidir a los hermanos Ortega. Humberto se dedicó a sus negocios, aunque a él no le gusta que le llamen empresario. De vez en cuando aparecía emitiendo opiniones políticas, mientras que Daniel volvió al poder en 2007 e instauró una nueva dictadura con la ayuda de Rosario, a quien terminó convirtiendo en su segunda al mando.

Cuando estalló la crisis política en abril de 2018 y el régimen echó a andar la Operación Limpieza, Humberto pidió en una carta pública a su hermano en el mes de julio “desactivar de inmediato las fuerzas policiales” y “adelantar las elecciones presidenciales”.

Daniel le respondió en diciembre de ese año. “El general Humberto Ortega era el jefe del Ejército (en los noventa) que desde entonces con la salida del gobierno (sandinista) simplemente decidió pasarse al lado de los que habían ganado las elecciones y convertirse en un peón de la oligarquía y del imperio”, dijo Daniel.

Todavía más reciente, en febrero de 2022, Humberto le reprochó a Daniel a través de un artículo de opinión publicado en LA PRENSA, que el general en retiro, Hugo Torres, fallecido en prisión siendo preso político, murió por el “cruel encierro” al que fue sometido por la dictadura.

Hugo Torres fue el único guerrillero sandinista que estuvo en las dos más grandes operaciones militares del Frente Sandinista contra Somoza. En esta foto, Hugo Torres fue ascendido a comandante de brigada en los años 80. A su lado, Humberto Ortega Saavedra. LA PRENSA/Archivo.
Hugo Torres fue el único guerrillero sandinista que estuvo en las dos grandes operaciones militares del Frente Sandinista contra Somoza. En esta foto, Torres es ascendido a comandante de brigada en los años ochenta. A su lado, el general Humberto Ortega. LA PRENSA/ARCHIVO.

La molestia de Rosario

El comunicado sorprendió a más de alguno el pasado 1 de enero.

La Presidencia sostuvo que “animado por los vínculos de familia sanguínea, el comandante Daniel quiso saludar a su hermano, quien está muy debilitado, sin ninguna pretensión o intercambio político, que nunca fue el objetivo de su visita, pues en ese plano no existe, ni se prevé, comunicación alguna”.

“Enterado y consciente del serio deterioro y gravedad de la salud de su hermano —continúa el comunicado— el comandante Daniel tuvo el gesto de acudir personalmente a expresar su solidaridad”.

A criterio de algunos como Moisés Hassan, el contenido de la nota de prensa no es más que un mensaje para los seguidores sandinistas. Pero no para todos, sino para los fieles a Rosario.

Desde que regresó a la Presidencia, Daniel Ortega le ha ido entregando poder a Rosario Murillo hasta convertirla hoy en su segunda al mando y para algunos, en su virtual sucesora. LA PRENSA/Óscar Navarrete

Un análisis similar dio a LA PRENSA el exdiputado liberal Eliseo Núñez. “Ellos están en un proceso de sucesión familiar, entonces hay mucha gente que ha comprometido su capital político con esta sucesión familiar, y hay otro que ha comprometido a las instituciones a las cuales pertenecen, en el caso del Ejército y la Policía. Esta explicación (comunicado) que ellos están dando no es para el público en general sino para toda esta gente que de pronto pueden creer que están haciendo algún tipo de arreglo y los están dejando al margen”.

Hassan considera que Rosario, además de no agradarle que Ortega se reúna con su hermano, debe temer por las influencias que todavía pueda tener su cuñado. “Humberto es una amenaza porque tiene ciertas influencias en el Ejército. No sé si directamente con Avilés, pero sí con otra gente también de alto mando. Ella sabe que Humberto tiene mecanismos y tiene maneras para reducirle su poder”.

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