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Daniel Ortega había asegurado en un acto oficial que su gobierno no quería tener relaciones “con ese gobierno intervencionista”. LA PRENSA/ AFP

Por qué la comunidad internacional sigue en deuda con los nicaragüenses y la lucha contra Ortega. Esto dicen analistas

Críticos observan que la comunidad internacional tiene "una retórica de reprobación de ilegitimidad hacia el régimen de Ortega, pero le da los millones de dólares con el que paga todo sus tejido de terror".

Daniel Ortega completará 16 años en el poder cuando finalice 2022 y en ese tiempo no ha habido poder humano que lo pueda apartar de la que ahora es su silla vitalicia en el cargo de presidente de Nicaragua. Ante esto, algunos críticos cuestionan a la llamada “presión internacional” y la falta de efectos de las sanciones aplicadas por los países, pero otros insisten en que la presión también debe ser interna, para hacer caer a Ortega.

Alguno de los cuestionamientos más fuertes caracterizan a la comunidad internacional de “doble moral” y “sin ética”, porque frente a los muertos, los presos políticos y las violaciones a derechos humanos hacen declaraciones de condena, pero apoyan préstamos millonarios para Nicaragua.

El politólogo Manuel Orozco afirmó que “la comunidad internacional tiene una deuda con Nicaragua” y, desde su punto de vista, a lo interno del país hay muy poco por hacer si el régimen amenaza con cárcel, violencia, expropiaciones y muerte a todo el que se le opone.

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Orozco valoró que la comunidad internacional tiene el reto de ofrecer una solución ante la realidad de que los nicaragüenses no pueden resolver solos esta crisis, debido “al miedo, la represión y violencia, el exilio y la impunidad no les permite ser un contrapeso proporcional al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo”.

Aumentar sanciones

Una de las sugerencias del politólogo es aumentar las sanciones a los corruptos y a quienes dirigen la represión contra el pueblo. Más de una veintena de funcionarios y familiares de Ortega han sido sancionados por Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea. Las sanciones implican la “muerte civil” de los afectados, restricciones financieras, no pueden usar tarjetas de crédito, ni débito; su firma no vale para hacer negocios con el sistema bancario, y si tienen bienes, propiedades o cuentas en los países sancionadores, los pierden, y también pierden la entrada a esos países.

“A nivel individual, el impacto de las sanciones ha afectado la reputación de los altos funcionarios y temporalmente desarticulado su capacidad de gestión pública para facilitar actividades de corrupción o negociación de acuerdos favorables al régimen. Ante el impacto de las sanciones, es importante que otros países las apliquen y extenderlas a los niveles más altos del círculo de poder y especialmente en instituciones públicas claves, como el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, Transporte e Infraestructura que se han constituido en los ejes instrumentales de sostenimiento económico del régimen”, explicó Orozco.

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Otra crítica de Orozco al sistema internacional es el otorgamiento de préstamos a Nicaragua “en medio de represión y la corrupción, facilitando la oxigenación del sistema”.

“Estos préstamos (de organismos financieros internacionales) representan más del 10 por ciento del gasto público y acompañados con la extorsión tributaria contra las empresas y la tributación indirecta a las remesas (que resultan de la expulsión migratoria), más de la mitad del ingreso del Estado se oxigena económicamente a través de represión y manejo discrecional del endeudamiento externo”, valoró el politólogo.

Orozco además señaló que la comunidad internacional debe presionar por el compromiso del régimen con el desarrollo económico y humano del país, ya que el financiamiento externo no está dirigido a las prioridades sociales ni llegando a los beneficiarios que realmente lo necesitan.

También apuntó que las entidades públicas deben rendir cuentas a las instituciones financieras internacionales sobre el uso de los préstamos otorgados. Y valoró que el congelamiento y condicionamiento de préstamos internacionales es de vital importancia frente a un régimen que utiliza estos recursos para propósitos políticos y represivos.

Solo el año pasado más de mil millones de dólares fluyeron en forma de préstamos al régimen de Daniel Ortega otorgados por entidades como el Banco Centroamericano de Integración Económica, Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

De hecho, el pasado 18 de octubre el congresista cubanoamericano Albio Sires publicó una columna de opinión en El País, de España, en su versión en inglés, donde acusó a la financiación internacional de estar “subsidiando” los esfuerzos de Ortega por socavar el Estado de derecho en Nicaragua, aduciendo ayuda humanitaria.

“Con el pretexto de la reducción de la pobreza, el alivio de desastres y el apoyo a las pequeñas empresas, las instituciones financieras internacionales, incluido el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, han prestado al menos US$1,200 millones al gobierno de Ortega desde 2018”, objetó el legislador.

“Si bien el presidente Biden ha intensificado las sanciones individuales contra Ortega y sus compinches, el FMI y otras instituciones financieras internacionales han seguido canalizando discretamente dinero al régimen autoritario de Nicaragua. La Administración Biden no ha logrado persuadir al FMI y otras instituciones para que adopten medidas formales que prohíban a Nicaragua recibir nuevos créditos, hasta que se celebren elecciones justas y se documenten mejoras en la situación de los derechos humanos”, advirtió.

Asimismo señaló que “incluso si estos préstamos tuvieran un buen uso, el dinero es fungible. Mil millones adicionales en gastos a corto plazo significan que Ortega y sus cómplices tienen mil millones adicionales para arrestar a clérigos católicos, asaltar organizaciones benéficas que brindan servicios críticos y albergar tropas rusas en sus bases militares. Estos préstamos sirven para enriquecer el círculo íntimo de Ortega, al tiempo que aportan estabilidad macroeconómica y legitimidad internacional al régimen, socavando el poder coercitivo de las sanciones estadounidenses”.

Ucrania centra la atención del mundo

Un experto en derecho internacional, que habló con LA PRENSA bajo condición de anonimato, reconoció que “la presión ejercida no ha sido suficiente para arrancar al régimen concesiones importantes”, aunque también dijo que organismos como la OEA, Unión Europea, Naciones Unidas y su Consejo de Derechos Humanos han hecho un gran esfuerzo político diplomático por llamar la atención sobre la situación de Nicaragua.

“Lamentablemente el sistema internacional existente carece de órganos supranacionales de carácter ejecutivo y descansa en última instancia en la voluntad de los Estados. Todos esos pronunciamientos, resoluciones y declaraciones de condena representan una sanción política y moral al régimen y dan la medida de su aislamiento”, dijo la fuente.

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También observó que no hay acciones “sostenibles” de presión. “No parece haber una estrategia de parte de los principales actores internacionales, sostenible en el tiempo y que dote de continuidad a los esfuerzos en un momento en que otros conflictos como el de Ucrania concentran la atención por sus enormes implicaciones. Nicaragua no significa nada ni económica ni estratégicamente”, señaló la fuente.

El experto a la vez reconoció que el régimen orteguista “ha sido exitoso en el desmantelamiento y neutralización de todo tipo de oposición interna, lo que por el momento ha llevado a un estancamiento de la crisis, sin que sea visible por hoy ningún tipo de solución”.

Sanciones sin poder

En ese sentido, la fuente dijo que habría que hacer una valoración objetiva del impacto de las sanciones impuestas por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y secundadas en parte por el Consejo de la Unión Europea, pero señaló que a veces esto es difícil en un ambiente de represión violenta y de censura de los medios de información.

Aún así, dijo que “algún efecto tienen las sanciones entre las personas que apoyan al régimen, aunque no el suficiente como para poner a tambalear al régimen”. Por otra parte, señaló que “la función de las sanciones no es desestabilizar o hacer caer la régimen, sino desmoralizar a quienes lo apoyan”.

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El opositor y miembro de la Unión Democrática Renovadora (antes MRS), Héctor Mairena, coincidió con la anterior fuente en que la agitación internacional está centrada en la invasión rusa en Ucrania, por eso las acciones contra el régimen orteguista son eventuales.

Por otra parte, Mairena sí cree que las sanciones han tenido su efecto porque Daniel Ortega se queja de eso en sus discurso. Aun así, consideró que la caída de Ortega solo será posible con una combinación entre la presión ciudadana interna, en coincidencia con la presión internacional.

Según la valoración del opositor, Ortega está esperando a que la comunidad internacional se acostumbre a que en Nicaragua existe una dictadura, aunque no cree que los países que piden democracia y libertad acepten eso.

Régimen se sostiene con el financiamiento internacional

La opositora Haydée Castillo señaló el doble rasero de algunos países frente a la dictadura en Nicaragua y no duda que el régimen de Ortega se está sosteniendo del financiamiento internacional, donde los países que condenan aprueban los créditos.

“Los mismos países que condenan pública y políticamente al régimen mediante declaraciones, resoluciones, grandes discursos y todo eso, por otro lado son los principales socios de la arquitectura mundial, que a mi criterio es la que principalmente sostiene la capacidad represiva en la que se sostiene Ortega, a través de lo cual él infunde el Estado de terror en la población”, dijo la opositora.

“Qué dictadura no va a ser sostenible, si hasta 2020 tenía más de mil millones por parte de la arquitectura financiera mundial. El BID tiene una cartera aproximada de 514.37 millones de dólares; el Banco Mundial, 80 millones (de dólares) para atender el impacto de los huracanes, le dio en 2021; el BCIE anda alrededor de 1,586 millones de dólares como cartera para el sector público y a eso hay que sumarle los 890.17 aprobados en 2021 y 70.9 millones (de dólares) que le han aprobado para el sector Mipymes”, agregó Castillo.

La opositora valoró que una de las explicaciones para esta abundancia de financiamientos para el régimen, pese a todos los cuestionamientos que existen, tiene que ver con explotar la solidaridad ante las crisis humanitarias.

“El régimen ha definido una estrategia que es gestionar recursos en nombre de las crisis humanitarias: covid-19, huracán Iota, huracán Eta y seguramente debe de estar pidiendo que sucedan mucho más impactos en el país para poder seguir pidiendo a manos llenas a la comunidad internacional, en nombre de estas crisis humanitaria”, manifestó.

Para Castillo, todo esto hace de la comunidad internacional un sistema “con una retórica de reprobación de ilegitimidad hacia el régimen, pero, por otro lado le está dando a manos llenas los millones de dólares con el cual él sigue pagando todo sus tejido de terror, todo su tendido de paramilitares y a todos sus allegados”.

“No hay resistencia en el exilio, en la diáspora, la resistencia del pueblo de Nicaragua, todo lo que hacemos nunca va a ser suficiente, porque nosotros somos un pueblo desarmado, un pueblo que lucha con las uñas sin recursos económicos y el régimen tiene dinero a manos llenas por parte de una arquitectura financiera mundial que no tiene ética ni moral, porque le tiene sin cuidado los muertos, los presos políticos, las violaciones a derechos humanos y miden su rendimiento fundamentalmente por un tema de mercado, de oferta, demanda y rentabilidad, de cuánto va a ganarse producto de estos fondos, que al fin y al cabo es sobre la sangre de Nicaragua que se va a pagar”, manifestó.

De hecho, el congresista cubanoamericano dijo que Ortega está claro que tocarle la bolsa puede golpearle y por eso no ha fallado en el pago de los intereses a los bancos. “Esto demuestra una realidad clave del gobierno de Daniel Ortega. No responde a la retórica, al riesgo o al juego. Sin embargo, es muy sensible a su flujo de caja”, recalcó.

Política comunidad internacional Daniel Ortega archivo

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